Santiago Roncagliolo
Lejos
Alfaguara
248 páginas
Desde su primer libro Crecer es un oficio triste, publicado el año 2003, Santiago Roncagliolo no había regresado al género del cuento, salvo para participar en antologías o revistas. Aquellas historias mostraban ya el talento del peruano para penetrar en el corazón de las relaciones humanas, en esos miedos y vergüenzas sobre los que se teje una manta de mentiras para conservar el orden social. Y lo hacía con una mirada nostálgica que no renunciaba al humor, porque en vez de exhibir a sus personajes lamiéndose las heridas, buscaba un lector cómplice, a un buen amigo que aceptara a los suyos sin reproches y fuera capaz de reír en medio de una desgracia.
Después vino el éxito con Abril rojo y varias novelas de las que rescato sobre todo Memorias de una dama, libro que ya no se puede conseguir por culpa de problemas extraliterarios. En ese camino de casi dos décadas SR ha probado la comedia, el policiaco, además del ensayo y la literatura juvenil, con un balance a su favor, pese a que alguna de sus ficciones apuntaban más que nada a ser guionizada, descuidando la materia que lo había encumbrado: un lenguaje que aspiraba a la mayor claridad para desnudar miserias en las que pudiéramos reconocernos. Sí, te hablo a ti, porque todos sufrimos en la tristeza, pero vamos a reírnos de nosotros mismos, nos decía la mejor versión de su escritura. Por eso hay que celebrar los doce cuentos que acaba de publicar.
En apariencia ajeno a la moda de la autoficción, SR ha encontrado la trampa para contar su biografía.
Barras y estrellas, cuento con el que abre su nuevo libro, es el recuerdo de una amistad por defecto. Carlitos representa la alienación de una gran parte de la sociedad peruana que creció adorando todo lo extranjero, en un momento en el que la autoestima nacional era pisoteada por los reveses económicos, sociales y hasta deportivos. Además es un niño ensimismado en su burbuja, ajeno a los ritos de su edad, y así crece, sin interés por las chicas, sin estudiar, sin más anhelos que los cultivados por su alienación, hasta que la tragedia toca a su familia y emigran. El reencuentro entre Carlitos y el narrador será en ese paraíso extranjero, con un final contundente que cierra una de las mejores historias de SR.
La universidad y el despertar en un mundo nuevo y desconcertante ocupa la trama del segundo cuento, Donde Marcela, otro notable en este libro. La chica del título carga con la fama de acostarse con cualquiera que se le ponga delante, pero esta leyenda obedece más a las malas lenguas que a un deseo desenfrenado. Marcela vive con una madre vigilante de su moral mientras que el padre es una figura que aparece en momentos de auxilio material, lo cual se corresponde con el estereotipo de una época. Hasta que la madre decida abandonar a su hija y su casa se convierte en el paraíso de los universitarios: un club para la juerga eterna. Drogas, alcohol y sexo (real, por fin) llegan a la vida de los personajes y no abandonarán el resto del libro. Marcela y el narrador, sin consumar su relación en el plano sexual, confirmarán a lo largo de lo años que sus carencias afectivas son el imán que siempre los atraerá.
La búsqueda de un futuro en el extranjero, la lucha por conseguir los papeles de trabajo en Europa, la competencia en el mundillo cultureta, el asentamiento en la vida adulta y sus encrucijadas, sobre todo cuando no se sabe qué decisión es la correcta y lo más fácil es huir hacia un pasado seguro, forman la secuencia vital del narrador de los demás cuentos, entre los que destacan A la cama con Tony y Asuntos internos. Este último es un retrato certero de la corrupción en la sociedad peruana, sin renunciar al humor que nace de los mismos sobornos y chantajes, un sistema podrido que poco o nada ha cambiado y que tiene su mayor ejemplo en la clase política que mantiene al Perú a la deriva.
Puede decirse que Lejos es la segunda parte de su primer libro de cuentos, corregida y mejorada.