Patricia Almarcegui
Tu trabajo es el resultado de un largo y exhaustivo proceso. Hermano de hielo es la consecuencia narrativa de los cinco años de trabajo del ciclo creativo multidisciplinar Àrticantàrtic. No imagino tu trabajo en una sola pieza, tampoco el artístico. Es decir, como una trama que avanza y que hay que resolver. Son muy interesantes los momentos de unión o, más bien, de desunión, entre fragmento y fragmento. Lo que no está escrito o dibujado, aunque es la causa y el motor del siguiente capítulo o escena. Como si la estructura de la novela fuera un montaje cinematográfico. ¿Qué es lo que no hay, lo que no se dice, pero provoca los capítulos en Hermano de hielo?

 

Alicia Kopf
Durante mucho tiempo estuve muy interesada en teorías del montaje, sobre todo, Vertov y otros. La idea de la tercera imagen, la que surge del enfrentamiento entre dos o, en el montaje, cuando una imagen sucede a otra y resignifica absolutamente lo siguiente. Ésa es una de las maravillas de la metáfora, ese viaje que te hace preguntarte: ¿cómo es posible que no hubiera mirado nunca ese rostro de ese modo cuando se coloca al lado de otra cosa? Es la función de la poesía en general, acercar dos imágenes muy lejanas para llevarte a una tercera imagen que sería imposible de crear sin esas dos anteriores y que es imposible de definir. Ahí reside la magia de un gran montaje de cine, lo que se consigue con la yuxtaposición es algo indescriptible, como lo es una buena metáfora. Me interesaba mucho montar ese libro porque, precisamente, el proceso de crearlo no era lineal. Yo sabía que tenía que mapear un territorio amplio, después, crear una especie de cristal de nieve con distintas aristas, y había que cuadrarlo todo. Era una operación de montaje. El libro empieza, de hecho, con lo que se llama un montaje en paralelo, habla la narradora y, luego, ves una escena del ártico, habla la narradora de nuevo y se crean dos narraciones paralelas que vas relacionando hasta que se funden en la parte más introspectiva. Aunque eso no surge al principio, es un proceso de maduración de la obra. Tal como trabajo, no puedo saber la forma final de la obra hasta que no he avanzado bastante. Los caminos por los que tengo que pasar y lo territorios que tengo que pisar los sé, pero algunos los intuyo, y necesito descubrirlos. Una vez que he vadeado la zona, comienza la tarea de montaje que da sentido a todo, pues las experiencias, hasta que no las cierras de algún modo, no cobran sentido. Se dan varias etapas; las de redacción son como formas de exploración de un territorio a lo ancho y largo y, luego, viene cuando el viaje hay que ordenarlo, secuenciarlo y montarlo.

 

Patricia Almarcegui
Afirmabas en una entrevista que «siempre intento estar al día de lo que se está haciendo en el mundo de la poesía y el arte contemporáneo, que son los laboratorios del arte». ¿Qué destacarías en la actualidad de la poesía y el arte?

 

Alicia Kopf
Hace un tiempo que no leo poesía, Anne Sexton fue lo último. Voy a muchas exposiciones de arte y admiro a muchos artistas. Últimamente, puedo destacar a Lúa Coderch, me gusta mucho, además, usa poesía de Sylvia Plath y me siento muy afín a su poética. Como interesante a nivel narrativo, está Mario Santamaría, que trabaja sólo con internet y con sus mecanismos de funcionamiento y es capaz de seguir el rastro de un correo electrónico, ver por qué sitios ha «viajado», por qué centrales. Pasa por centros de procesamientos de información y va hasta Italia, donde hay una nave industrial, persiguiendo su propio correo electrónico. Como concepto es genial, hacer un viaje físico persiguiendo lo virtual, a nivel narrativo me parece que lo que propone es extremadamente interesante. Me dijo que se había inspirado en el libro de Julio Cortázar, Los autonautas de la cosmopista. Es un recorrido que parte de lo literario, llega a lo conceptual y vuelve a lo narrativo. Es gente joven que está trabajando ahora y cuya obra conozco bien. Laura Llaneli me gusta, es una artista sonora que se ocupa de la poesía y es capaz de descodificar poesía y texto y lanzar pistas de sonido. Trabaja como los DJ, con la programación que sirve para crear pistas de sonidos y lanzarlas, y realiza performances con textos y su propia voz en directo. A veces con resignificación de textos que salen de un contexto y terminan en otro muy distinto. Tiene un proyecto dedicado a los himnos nacionales, donde selecciona algunas partes y las convierte en poesía. Su trabajo es sugerente a nivel conceptual, pues remezcla sonidos que también son palabras y que tiene un sentido poético. Hay bailarines y mil cosas que me interesan, pero éstos son los proyectos que he visto ahora mismo más de cerca.

 

Patricia Almarcegui
Nos referimos al arte contemporáneo como imagen, visualidad, iconografía, aunque también hay otros elementos que lo caracterizan. Lo poético, el ritmo. ¿Qué otros componentes lo determinan?

 

Alicia Kopf
Generalizar sobre arte contemporáneo es difícil. Se da una experimentación con las estructuras narrativas, una conciencia muy crítica con los materiales de trabajo y es interesante trasladarlo a literatura. Saber cómo se resignifica una frase cuando la cambias de contexto, cuando la cambias de tipografía incluso. Esos cambios en el significado que van más allá de la pura palabra, que tienen que ver con el cuerpo de la palabra y con los espacios que habita la palabra. Eso es cautivador. Sí, también existe mucha cercanía con la tecnología, con corrientes del pensamiento actual, me parece sano que haya esa comunicación, digamos que lo que es muy sobresaliente en el arte contemporáneo es su permeabilidad; está bien que la literatura se apropie de todo esto y que colaboremos.

 

Patricia Almarcegui
Sé de tu interés por la danza. La danza es arte contemporáneo y está formado por movimiento, gesto y ritmo. ¿Cómo se podría plasmar y trasladar a la literatura?

 

Alicia Kopf
Para mí es un reto. Cómo trasladas la danza al libro. Hay muchos modos de hacerlo, por ejemplo, en tu caso, el saber, tu experiencia, la memoria de tu cuerpo está allí. En el mío, es otra vertiente, la danza contemporánea. Me ha costado un tiempo darme cuenta de qué es aquello que quiero usar de la danza: la conciencia del ritmo, del peso, del contacto, del equilibro, del uso de cada parte del cuerpo, la relativización de los centros. Por lo general, el mundo laboral está pensado para que seamos cabezacéntricos. Existe una primacía de lo visual y la danza te permite relativizar absolutamente cuáles son los centros del cuerpo, sus jerarquías y, sobre todo, lo visual. Por ejemplo, en la danza contemporánea no hay espejos cuando entrenas, eso ya dice bastante, pero sí mucho contacto, mucha dinámica de relación a partir de los cuerpos, cosas que hemos perdido, como el tacto. Todo aquello que parece que está más relegado en el ámbito laboral. Nos convertimos en cabeza parlantes que miran sólo pantallas. De repente, observas el ámbito de la danza y es lo contrario. De pronto, tu centro está cerca del estómago, el diálogo se hace a través del gesto y el tacto. Lo cual resulta muy importante para un escritor y para todo el mundo. Un escritor debería ser muy consciente de que debe relativizar sus centros perceptivos. Eso es lo que me gustaría trasladar. No hablar de la danza. Es intraducible. Ya me gustaría a mí poder traducir la sensación que me produce bailar (los pelos de punta). Lo que sí puedo hacer es apropiarme de otras herramientas y percepciones que se tienen a través de la danza y no ocurren cuando estás sentada en tu casa delante del ordenador. Fui a uno de los workshops de Mal Pelo y era muy interesante, porque consideran que la mirada es un movimiento escénico, de presencia, la mirada es un tipo de contacto.

 

Patricia Almarcegui
En Hermano de hielo hay un fascinación/obsesión por lo heroico, por lo sublime, por la iconografía de la conquista polar. Heroicos son los exploradores y también los que viven en la precariedad contemporánea. En tu libro Modos de (no) entrar en casa, abordas, asimismo, las diversas situaciones de precariedad juvenil; la casa, la familia y el trabajo. ¿Quiénes son los héroes y las heroínas hoy?

 

Alicia Kopf
Existen determinados contextos que generan la figura del héroe. Creo que fue Scott Fitzgerald quien dijo muéstrame un héroe y te mostraré una tragedia. En mi caso, surgió en un momento de crisis económica y desorientaciones diversas y me resultó fascinante esa figura. Aunque no me resulta atractiva. No es la figura a la que uno debería aspirar. Estar luchando siempre cansa mucho. El otro día leía a Anne Sexton y decía «Estoy cansada de ser valiente». Te podría responder, sí, lo típico, como en Hermano de hielo, héroe es mi madre que cuida de tantas personas y las tiene a su cargo, pero: «Ya basta». Yo creo que uno debería negarse a veces a ser un héroe, de algún modo, viene de una demanda excesiva externa.

 

Patricia Almarcegui
¿En qué proyecto estás trabajando? ¿Vas a hacer más exposiciones? ¿Cuál es tu relación actual con el arte?

 

Alicia Kopf
Ahora estoy empezando a mostrar los primeros resultados alrededor de mis investigaciones sobre el movimiento. Presento un vídeo en octubre en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Será el primero de dichos trabajos y tengo una exposición individual planteada para junio en la Galería Joan Prats. Podría decir que el movimiento es ahora la metáfora básica. Es como hace años, preparaba algo sobre el hielo y lo decía, y el motivo del movimiento es algo tan evasivo como útil. El tema no es sólo el movimiento, pero uso algunas cosas relacionadas con el gesto y con él.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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