SEIS EJEMPLOS MEXICANOS DEL MUSEO VIRTUAL. DEL INTERACTIVO AL IMAGINADO

Las salas físicas de los museos han dirigido sus esfuerzos a los formatos de contenidos divulgativos e interactivos digitales en la última década. Algunos con uso de realidad virtual, que, posteriormente, pasarían a incrementarse con la realidad aumentada. De igual manera, los espacios online del museo han ido perfeccionándose y completando sus contenidos, así como su interfaz, y mejorando la calidad de los recorridos virtuales. En esta línea, podemos destacar museos de media o pequeña dimensión, como el Museo de la Mujer, en Ciudad de México. Fue inaugurado en 2011 y ha desarrollado su discurso museológico a través de una museografía interactiva digital, apoyada en la realidad virtual. De modo que, una vez dentro del museo y desde la primera sala, el visitante se encuentra con pantallas interactivas muy fáciles de manejar, en donde las imágenes de las figuras femeninas de la república mexicana nos van guiando por la historia de la mujer. Muchos de estos contenidos se pueden ver, además de en la página web, en su recorrido virtual. Otro ejemplo similar, pero a mayor escala, lo encontramos en el Gran Museo del Mundo Maya de Mérida, en Yucatán. Este magnífico y moderno edificio fue inaugurado en 2012. En él se incluyen recreaciones digitales, tanto en su sede web como en la física, y vídeos interactivos, en los que se puede aprender a calcular fechas con el calendario maya y enviarse un resumen de la actividad por correo electrónico, fortaleciendo el vínculo con el visitante a través del aprendizaje adquirido y las plataformas virtuales.

Apoyándonos en el ya citado esquema de Pincente, de menor a mayor desarrollo en la esfera web, así como según su grado de mimetización del museo físico, encontramos casos con diferente nivel de virtualización. De manera específica, el desarrollo virtual de los espacios arquitectónicos ha venido impulsado en la última década por la tendencia de las Electronic Galleries and Laboratories, más comúnmente conocidas como EGALAB (Alcalá, J. R. y otros, 2009, pp. 101-173), empresas dedicadas a la recreación de espacios físicos en la plataforma web. Por un lado, podemos encontrar el museo virtual en el que se ha hecho la labor de fotografiar sus partes para informar de forma fehaciente de cómo es el espacio expositivo físico. En esta línea, destacan los museos virtuales con musealización virtual mimética de la realidad, es decir, las recreaciones físicas; entre ellos podemos destacar la Casa Museo Frida Kahlo, sita en el histórico barrio de Coyoacán, en la capital mexicana. Este museo ha prestado especial atención a la virtualización de su espacio en la página web, dada la importancia de ese edificio para la vida y obra de la artista. También sobresale a este respecto en la misma ciudad el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, en el ilustre barrio de San Ángel, donde el artista y arquitecto funcionalista Juan O’Gorman construyó para los artistas unas casas con función de estudio. Este museo ha diseñado su espacio virtual a través de la tecnología de 360°, para que el internauta pueda apreciar con detalle una de las obras clave de la arquitectura mexicana del siglo xx, así como todas las estancias del conjunto arquitectónico y las piezas que reúnen sus salas. Como nos comentaba el director de la coordinación académica, Alan Rojas, en la entrevista realizada en el museo el día 16 de octubre de 2017, el hecho de tener un espacio virtual que recrea tan fidedignamente el espacio físico museístico está relacionado de forma directa con los requerimientos inherentes a la protección del conjunto arquitectónico por el Instituto Nacional de Arte e Historia de México (INAH). La arquitectura debe preservarse y no ser modificada, lo que dificulta que sea un espacio inclusivo para visitantes con movilidad reducida. La virtualización en 360° ha sido una ayuda para los proyectos de educación e inclusión del museo. El usuario puede ir de una estancia a otra a través de una galería de fotografías y los indicadores le permiten transitar por las dependencias de los artistas y verlas con detalle. Otro caso enmarcado en esta tendencia de recreaciones físicas trasladadas a recorridos virtuales ha sido el Museo de Anahuacalli, en Ciudad de México, cuyo espacio físico fue planeado y diseñado por Diego Rivera y llevado a cabo por el arquitecto Juan O’Gorman. Su fin era el de exponer todas las obras prehispánicas que había coleccionado el muralista a lo largo de su vida y, en sus palabras, «devolver al pueblo mexicano lo que era suyo».

Cabe destacar que muchos de estos espacios virtuales toman en consideración la diversidad de públicos y la heterogeneidad de los usuarios online. Lo han hecho desarrollando sus apartados a través de contenidos museográficos adaptados a cada uno de los perfiles de los visitantes web, creando, de este modo, secciones diferenciadas, según quien esté buscando información y quiera navegar por las colecciones del museo o sus exposiciones. Así, el discurso museográfico se vuelve más fácilmente adaptable a través de estas herramientas virtuales. En cuanto al museo virtual integral o al «museo imaginado», debemos detenernos en uno de los pocos ejemplos que existen. Se encuentra en México. Se trata del Museo Virtual Agrario (MUVA), sin sede física, pero con contenidos que pueden encontrarse bajo un dominio web del Gobierno mexicano. Creado por el INAH y la Procuraduría Agraria, es el primer museo íntegramente virtual de México. Su finalidad es atender, mediante un discurso museográfico, la importancia que la agricultura tiene para el país. De sus aproximadamente doscientos millones de hectáreas de terreno, éste reserva más de cien mil a esta actividad primaria. A lo largo de nueve salas, desarrolla una museografía para la memoria de uno de los movimientos sociales y políticos más importantes del siglo xx en México, el de la distribución de la tierra. Como soporte tecnológico para ello, se han utilizado fotografías panorámicas de 360° de sitios arqueológicos, así como de monumentos históricos, llevadas a cabo por Street View, y modelos 3D de los propios objetos patrimoniales. Además, muchos de los objetos y lugares cuentan con la geolocalización de Google Earth, para que el cibernauta pueda investigar y tener más datos para una comprensión completa del tema. El diseño del museo, apoyado enteramente en tecnología digital, con herramientas de modelado arquitectónico como AutoCAD y Revit, ha permitido que la sensación sea lo más parecida a la percepción de imágenes de un museo físico, similar al museo de Diego Rivera y Frida Kahlo. Sin embargo, los elementos interactivos que aparecen en cada sala, como los vídeos o los documentos, hacen que sea una experiencia más rica y completa. También los enlaces y vínculos con otros museos de la misma temática se han ido desarrollando a nivel web, lo que beneficia al usuario y enriquece la red museal.

 

RED MUSEAL EN AMÉRICA LATINA

Debemos recordar que el trabajo de los museos en el espacio virtual es algo relativamente reciente, ya que hace tan sólo once años la única plataforma para museos virtuales era la Art Museum Network, comunidad web que recogía todos aquellos museos físicos con sede virtual, con la idea de aunar, así, la mayoría de direcciones de los sitios digitales de estas instituciones. No obstante, la presencia de museos de habla hispana en esta red era muy exigua. Dentro del ámbito estadounidense, destacaba el puertorriqueño Museo del Barrio de Nueva York y el Mexican Fine Arts Center Museum de Chicago y, fuera de sus fronteras, el Museo Franz Mayer de Ciudad de México, así como el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Sin profundizar en la evolución posterior de esta red pionera, es destacable su labor por lo que supuso para la aparición y desarrollo de otras organizaciones similares. En la actualidad, existen varias comunidades latinoamericanas e iberoamericanas que han valorado la importancia de crear redes de museos virtuales. Una de las más relevantes es la plataforma Ibermuseos, ideada en 2007 en el I Encuentro Iberoamericano de Museos en Salvador de Bahía y puesta en marcha en 2009, como iniciativa de cooperación entre los países iberoamericanos para el fomento y desarrollo de políticas públicas en el plano de los museos, así como de la museología. Una de las áreas más relevantes del trabajo de la organización es la de su Registro de Museos Iberoamericanos (RMI), «[…] creado para promocionar información y acceso a los más de nueve mil museos localizados en los veintidós países de Iberoamérica». En la actualidad, doce países cooperan en la creación e introducción de las fichas de las instituciones museales del conjunto de miembros de la comunidad iberoamericana. Gracias a la permanente actualización de los datos, se encuentran ya registrados siete mil museos de trece países iberoamericanos: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Portugal y Uruguay. Las fichas del RMI se caracterizan por sintetizar los datos más relevantes. Igualmente, se pueden efectuar búsquedas directas de museos concretos, o bien rastreos filtrados a través de ítems, como el país, los tipos de institución, la tipología de las colecciones, la naturaleza de la titularidad, etcétera. Dentro de la ficha se detallan diversas informaciones de interés, como la ubicación del museo, su contacto a través de correo electrónico, así como el enlace a su sitio web, lo que, de facto, supone la creación del directorio de la mayoría de los museos virtuales de Iberoamérica. Este modelo está siendo, sin duda, de gran ayuda tanto para los investigadores y especialistas en museología como para los propios museos a la hora de descubrir y contactar con otros homólogos de diferentes países.