Otra plataforma dedicada a la digitalización de las obras de arte de los museos, cuyo fin radica en aunar museos y galerías del mundo en un espacio digital, es el proyecto Google Arts and Culture, anteriormente conocido como Google Art Project, y que se apoya en la misma tecnología empleada en el servicio de Google Street View. El proyecto en sí comenzó a funcionar el 1 de febrero de 2011, con la integración de diecisiete museos y mil sesenta y una obras. Poco más de cinco años después, el 17 de julio de 2016, el programa consiguió un mayor respaldo de las instituciones museísticas de todo el mundo, de manera que pudo relanzarse con contenidos de más de mil museos de setenta países. Además de ser una plataforma virtual a la que se puede acceder por ordenador, Google Arts and Culture ha querido estar presente en el ámbito de mayor crecimiento y futuro de uso y acceso digital, el de los móviles, tanto para los dispositivos Android como iOS. Las búsquedas a través de esta plataforma se pueden realizar de diversos modos. Por una parte, es posible rastrear cualquier museo o colección de éste, directamente, a través del directorio general. También permite la localización tecleando el nombre del museo o institución que se requiere, accediendo, así, a toda su información. Del mismo modo, es factible la localización por orden alfabético e, incluso, sobre un mapa en el que aparece el total de museos registrados en cada país.

Encontramos un ejemplo llamativo de complicidad con la extensión web en el Museo Dolores Olmedo en Xochimilco, en la Ciudad de México, uno de los de mayor prestigio a nivel continental. En su propia página web se destaca la colaboración con la plataforma Google desde los comienzos de ésta: «Ser parte de Google Art Project nos permitió descubrir nuevas facetas de Diego Rivera y Frida Kahlo, artistas que, aun cuando han sido estudiados a través de la historia del arte en México y en el mundo, nunca antes habían sido observados tan de cerca. En esta plataforma, además, es posible encontrar piezas artísticas según su periodo, artista y tipo de obra; crear galerías personales (curadas por los usuarios); comentar las obras, compartirlas en Google + y tener [conversaciones por] Hangouts con amigos para disfrutar del arte en compañía. No dejes de disfrutar nuestra colección y descubrir detalles nunca antes vistos». Se podría apuntar que el acceso y tránsito por los museos del que hablaba Cerveira ya es un hecho con esta red creada por Google, que ha sabido ver en el mundo de los museos y el arte una vía para seguir creciendo, además de dotar a los usuarios del acceso a un espacio virtual en el que encontrar imágenes de calidad, todo ello avalado por los propios museos que colaboran con el buscador.

La información que la plataforma aporta sobre cada una de las instituciones indexadas aparece ordenada en diversas franjas temáticas horizontales, de número variable en cada caso, y en ellas se aglutinan diversos ítems. Así, al apartado en el que se enlaza con la página web de la entidad, y que puede albergar también datos sobre su presencia en las redes sociales, se suman los que presentan las obras más representativas de cada una de sus colecciones, con sus leyendas e indicación del número de elementos o piezas, que quedan agrupadas en cada una de ellas. En otro bloque se presentan todas las piezas que se encuentran ya digitalizadas. Otros apartados aportan documentos relacionados con aspectos históricos de la institución, con los autores de quienes se alberga obra y, en algunos casos, la exploración virtual de alguna de las exposiciones temporales o su visita virtual general. Por supuesto que en todos los casos se reserva un apartado para la ubicación física exacta de la entidad que, como resulta obvio, al tratarse de una aplicación de Google, se efectúa a través de Google Maps, donde se determina con claridad la localización en el entramado urbano, además de aportar la dirección postal exacta y otros datos, como los horarios de apertura.

Y, por lo que respecta a las redes de museos virtuales, cabe destacar el proyecto avalado por la Unesco y compuesto íntegramente por países latinoamericanos, el Museo Virtual de América Latina y el Caribe, ideado por Venezuela y presentado en el XIV Foro de Ministros y Encargados de Políticas Culturales de América Latina y el Caribe, que se llevó a cabo en la ciudad de Caracas en el año 2005. Aunque sería preciso esperar dos años más para que el proyecto fuese asumido con unanimidad por los treinta y tres países miembros, y dos más, hasta 2009, para que la plataforma fuese presentada ya en funcionamiento en el Encuentro de Ministros de Cultura, celebrado aquel año en la ciudad de Buenos Aires. La idea se concibió como un espacio en línea para registrar y divulgar el patrimonio. Su motivación originaria fue la de servir para consolidar alianzas entre museos, instituciones y coleccionistas de la región. Dentro de su descripción, la propia plataforma se define como una alianza de voluntades que «incentiva la actualización de inventarios patrimoniales y sus registros fotográficos, impulsa las relaciones interinstitucionales, facilita el intercambio de bienes y servicios, incrementa el conocimiento mutuo, crea un frente común contra el tráfico ilícito de obras de arte y objetos valiosos, salvaguarda el patrimonio nacional y regional, promociona creadores con fines educativos y permite llegar a un mayor número de usuarios». Sin embargo, los problemas internos por los que pasa Venezuela en los últimos años han ralentizado apreciablemente el desarrollo del proyecto, si bien muchos otros países participantes lo han seguido nutriendo de material, con la firme intención de consolidarlo. Así, esta plataforma permite que, bajo un solo dominio de internet, podamos conocer colecciones de diferentes museos, así como la colaboración entre los mismos para compartir un acervo cultural propio, como si se tratase de un fondo común. Todo ello da facilidades al usuario en las tareas de conocimiento y aprendizaje; lo exonera de tener que deambular entre las numerosas páginas de los diversos museos aglutinados en ella. En este sentido, cabe decir que, aunque estas redes se autodenominan «museos virtuales», estaríamos ante un catálogo digital.

En este punto, es necesario destacar el impacto que el desarrollo de la web está teniendo directamente en usos y en hábitos de producción de contenidos dentro de los museos virtuales. Los sucesivos saltos de la web 1.0 (unidireccional y jerárquica) a la 2.0 (multidireccional, participativa, social y colaborativa) y a la 3.0 (semántica) han posibilitado que la presencia en el ciberespacio de estas instituciones se dote, de forma progresiva, de herramientas con las cuales el usuario ha dejado de ser mero receptor para convertirse en creador de contenidos o «prosumidor», productor y consumidor al tiempo. Así, en el primer estadio de la web, el museo virtual ponía a disposición del público la información patrimonial elaborada por los departamentos de educación y difusión. Pero, con la web 2.0, los usuarios tienen la oportunidad de interactuar con el museo y expandirse, por la creación colaborativa de contenidos, gracias a herramientas prestadas por redes sociales, como Twitter, Facebook, YouTube, Vimeo, Instagram, Flickr, Pinterest, etcétera. La conexión del usuario con el museo, a la vez que con otros usuarios, ya es un hecho. En cuanto a la web 3.0, también denominada «web semántica», se caracteriza porque usuarios y equipos pueden interactuar a través de un lenguaje natural, que es interpretado por un software. Es decir, todos los datos que se encuentran en la web 3.0 serán entendidos por las máquinas. Actualmente, y desde 2015, las plataformas de Google ya tienen incorporado este sistema para que los usuarios puedan acceder a sus aplicaciones, como a Google Arts and Culture, desde cualquier dispositivo electrónico, conjugando tanto la web 3.0 como la 2.0 en el desarrollo del museo virtual.

Son muy amplias las posibilidades que estas nuevas herramientas y usos despliegan en el ámbito que nos ocupa, entre las que quizás quepa destacar algunos ejemplos concretos, como la promoción, el seguimiento y la interacción que realizan grandes museos, a través de sus communities managers, como el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como las actividades que promocionan museos más modestos, como el ya citado Museo de la Mujer de México, que difunde y plantea problemáticas sociales, al igual que talleres de escritura de terapia, como el realizado tras el seísmo del 19 de septiembre de 2017. También en México cabe destacar la labor de las redes sociales del Instituto Nacional de Arte e Historia, al que pertenecen la mayoría de los museos de historia, antropología y arqueología del país, y que se dedica a divulgar, por redes sociales como Instagram, Twitter o Facebook, fotografías y proyectos que se están realizando en los diferentes centros.