POR  CHANTAL MAILLARD

1

Tenemos por costumbre pensar que nuestras representaciones, percepciones (directas o indirectas, sensoriales o instrumentales), teorías, universos simbólicos (científicos, metafísicos, religiosos) representan o interpretan lo real.

Nos olvidamos de aquella sabia constatación de los estoicos griegos, allá por el siglo tercero antes de nuestra era: de nuestras representaciones de lo real no tenemos referente que no sea a su vez una representación de otra representación, y así hasta el infinito.

Toda representación representa algo, decimos. Pero el algo, en este caso, es un supuesto.

Un supuesto es una hipótesis. Las hipótesis sirven para elaborar una teoría. La legitimidad del supuesto expira en cuanto la teoría ha terminado de elaborarse. Si lo real es un supuesto, ¿por qué utilizar la palabra representación?

 

2

Los valores de verdad y falsedad pertenecen al orden lógico. Las representaciones, sean del tipo que sea, no pertenecen al orden lógico, sino al ámbito artístico. Por tanto, los valores de verdad y falsedad no pueden serles aplicados. Podrá aplicárseles, en cambio, el principio de verosimilitud que les corresponde a las artes.

La fiabilidad de una representación (y su funcionamiento) no dependen en absoluto de su verdad sino de su coherencia interna.

 

3

El principio de verosimilitud atañe a la coherencia de sus elementos y la utilidad del resultado para los fines que se crean convenientes.

 

4

El problema no es que construyamos representaciones, el problema es que terminamos creyendo en ellas, personal y colectivamente.

 

5

 Tan solo desde la óptica de un realismo ingenuo puede suponerse que los mundos que inventamos colectiva o individualmente sean la expresión fidedigna de una realidad verdadera (siempre igual a sí misma) objetiva (contemplada por un ojo inocente), compacta (sin cabos sueltos, sin excrecencias y sin márgenes) de la que podamos tener noticia cierta. Tampoco cabe suponer que exista algo parecido a una realidad verdadera. Ni que haya otra cosa que no sea saliva. Producción arácnida.

No hay ninguna realidad verdadera. Lo que hay es deseo de haberla.

Lo que hay es deseo de certeza. Miedo a quedar suspendido del hilo.

 

6

La mente crea sus telas como la araña la suya. Ni la una ni la otra pueden detener la producción de saliva. La saliva: el hilo.

La urdimbre: trayectorias entre puntos de anclaje.

El hilo: impresiones. Imágenes: phantasmas. El mecanismo de asociación como principio activo.

 

7

El artista deberá atender a la producción de la saliva y saber dirigirla: crear las asociaciones pertinentes cuidando de no quedar apresado en su propia tela. El artista deberá saber distanciarse de sí.

La ventaja de las artes es que en los universos metafóricos no hay necesidad de creer.

 

8

Telas, tejidos, las interpretaciones del mundo –redes filosóficas, científicas, políticos u otras– responden a un movimiento de expansión. El hambre se dice de muchas maneras.

A todo movimiento de expansión le sigue un movimiento de retracción. Se sabe que las arañas reabsorben las telarañas viejas y las defectuosas; sus nutrientes les sirven para elaborar seda nueva. Así también la mente, que utiliza residuos de sistemas obsoletos para generar otros nuevos dentro de las mismas pautas.

 

9

A veces los elementos se entrelazan fuera de las pautas normativas. En esos momentos es cuando se manifiesta con mayor intensidad la naturaleza subversiva de la actividad creadora. Todo desorden origina un orden nuevo. Todo orden se cansa y reclama la subversión de sus pautas.

 

10

Un experimento de la NASA realizado en 1995 mostró las alteraciones que se producían en los patrones de las telas tejidas por arañas que habían sido sometidas a distintos tipos de drogas. Según el estado del sistema neurológico de la araña, así será su tela. Según el estado, personal y colectivo, de las conexiones cerebrales, así serán nuestras representaciones sistémicas.

 

11

Mecanismos de expansión intervenidos: Extravíos. Devaneos. Divagaciones. Dispersiones. Delirios.

Depanare: Enrollar un hilo en un ovillo (panus). Devanar.

Divagari: Vagar, andar errante.

Dispersare: Desparramar, lanzar a un lado y otro.

Lirare: Abrir surcos. Delirare: Salirse del surco, apartarse de él. Descarrilar.

 

12

Estimulada con una u otra sustancia, la araña delira. Teje de modo errático. Taladrada por la aguja-mezcal, la aguja-benzedrina, el hidrato de cloral o de cafeína, sigue salivando. Saliva sin cesar. Vaga, divaga, va trazando patrones extraños, extra-vagantes.

 

13

Considerar la hermosura de lo errático, su delirio.

La araña errática delira: se sale del surco, línea o trazo pre-tendido. Abre espacios no inteligibles, hermosos de tan poco inteligibles.

La belleza de lo errático consiste precisamente en el diseño alterado de la tela.

 

14

En la cara opuesta del delirio: la segregación inútil.

La incontinencia del órgano mental. Siempre activa, nunca vigilante. Ensalivando día y noche. A diferencia de la araña, sin fin ni provecho.

 

15

La «Araña Universal» era el apodo que la nobleza feudal le había puesto a Luis XI de Francia, en razón de su falta de escrúpulos para conseguir anexionarse territorios ajenos. Una expresión alegórica poco afortunada, en realidad, pues la tela de la araña nunca excede la parte del territorio que ha de abarcar para saciar el hambre de la tejedora, y esta no supera nunca la necesidad que su cuerpo tiene para sostenerse en vida. El hambre de la mente, en cambio, es sin medida.

 

16

La araña no puede quedar atrapada en su propia tela. Tampoco la mente, que no es otra cosa que su función. Pero el yo se atribuye esa función. El yo es un pronombre que adhiere a los verbos conjugados. Los verbos conjugados describen movimientos. Los pronombres se atribuyen los movimientos. Al atribuirse los movimientos, quedan atrapados en el hilo.

Solo si evitásemos quedar atrapados lograríamos detener la producción de la seda. ¿Si evitásemos? ¿Quiénes? ¿Quién podrá detener la producción de la seda si no hay quién?

 

17

Incapaz de aquietarse, la mente babea.

Al final de la vida, un hilo de saliva queda detenido al borde de los labios.

 

LA ARAÑA, LA SALIVA, LA TELA: EXCURSUS

Me resultó extremadamente interesante y divertida la lectura que podía hacerse de cierto texto encontrado en la red referente a la construcción de las telas de araña si se le utilizaba como metáfora de la elaboración de los diversos sistemas de comprensión de la realidad. Invito al lector a seguir el juego y completar la lectura al hilo (nunca mejor dicho) de las intervenciones que me tomo la libertad de introducir entre corchetes en el citado texto.
Las telarañas [léase: los sistemas o ideologías de todo tipo, religiosas, políticas, científicas u otras] son fuertes, resistentes, y pueden llegar a tener bonitos dibujos, pero su cometido principal es atrapar a las presas [léase: individuos], ya que las arañas [tejedores de sistemas] sienten la vibración de la red cuando un insecto cae en ella, y atacan rápidamente.
A sus presas, las arañas les inyectan veneno [léase: doctrinas] con sus quelíceros mientras las sujetan con sus patas y sus pedipalpos. Una vez paralizadas por el veneno, les inyectan jugos digestivos [léase prácticas, rituales, formulaciones, etcétera], que producen una digestión externa del animal dentro de sus propios tegumentos, sorbiendo a continuación la papilla resultante. Por eso se observa a las arañas permanecer inmóviles durante largo rato mientras sujetan su presa inmóvil.

Las telas de araña se construyen con la seda líquida [léase: proceso mental (ideas, imágenes, etcétera)] –producto de una síntesis de proteínas– que se encuentra dentro de las glándulas de hilado (también llamadas hileras) que se ubican en la parte posterior del abdomen [léase: naturaleza de la mente].

Esta seda se convierte en sólida al entrar en contacto con el aire [léase: la conversión de las ideas en ideologías]. Aunque este cambio inmediato de líquido a sólido es uno de los hechos más asombrosos de la naturaleza, no tiene que ver con el contacto con el aire, sino que al lanzarlo se vuelven a alinear las moléculas de forma sólida.

[Lo que sigue no requiere, a mi entender, más indicaciones de lectura. Aplique cada lector la metáfora como lo entienda:] Las arañas son capaces de elegir diferentes espesores y tipos de seda según las condiciones donde van a hacer la tela. La seda puede ser muy fina y liviana, aunque con ella se hagan gruesos hilos muy resistentes. Mientras que algunas especies tienen sedas pegajosas, otras no tienen por qué serlo; así como también existen variedades en la textura de la seda.

Las viejas telarañas y los intentos fallidos son comidos por las arañas, digeridos y procesados para generar seda nueva. [Es un hecho que, cuando un sistema queda inservible, no se desecha simplemente, se asimila, se reabsorbe, se utilizan sus elementos para formar otros nuevos, generalmente contrarios, a veces derivados o similares].

[Y esto ya, finalmente, para el margen de cinismo que todo sistema entraña:] Para no quedarse enredadas en sus propias telarañas, se cree que las arañas cubren sus piernas con una sustancia aceitosa que secretan de la boca, aunque esto no está firmemente demostrado.

La clave para formar telas de araña está en el viento [léase: circunstancias], especialmente si estas se tejen entre dos árboles. Una vez el hilo de seda comienza a salir de la araña, esta se mueve de acuerdo con el viento y lo aprovecha para darle dirección. En general, las arañas trazan un primer puente [léase: secretarios, discípulos] que sirve como punto de referencia y como forma para marcar el territorio.

A ese punto inicial se van añadiendo cada vez más hilos [léase: partidarios, militantes, fieles], que hacen que la red se vuelva más fuerte y resistente, y finalmente se crea un patrón. Las líneas que van desde el centro hacia el exterior se llaman radiales y su función es hacer de punto de apoyo de la red; mientras que las líneas orbe son las que van alrededor.

Lo curioso es que muchas arañas tienen problemas de visión [esto tampoco habrá de extrañarnos, la sabiduría escasea y está reñida generalmente con el afán de poder], y construyen estas obras de arte de seda únicamente mediante el sentido del tacto.

En general, las mismas arañas utilizan su tela como «cuerda floja», ya que cuelgan boca abajo de la misma para transportarse de un sitio a otro mientras están construyendo la red.

 

El texto citado se encuentra en <http://www.ojocientifico.com/4671/como-hacen-las-aranas-su-telarana>.

Total
2
Shares