Lara Moreno
La ciudad
Lumen
322 páginas
POR MEY ZAMORA

A diario nos cruzamos con personas que viven o trabajan en el mismo inmueble en el que residimos. Las reconocemos si las vemos en la calle o en un comercio pero ignoramos casi todo de sus vidas. Tendemos a identificarlas por algún rasgo físico predominante, por su indumentaria, sus compañías o el piso en el que residen.

La vida en la ciudad nos encapsula y nos integra en el pelotón de los anónimos. La escritora Lara Moreno (Sevilla, 1978) ha plasmado en su tercera novela esa realidad y ha puesto el foco en tres mujeres. A los lectores nos sitúa en un privilegiado puesto de observación. Abre unas ventanas imaginarias –incluso en aquellas viviendas que carecen de ellas- y derriba paredes para darnos a conocer la existencia de Oliva, Damaris y Horía que cohabitan en el mismo edificio de la plaza de la Paja en el barrio de La Latina, en Madrid. La primera es española y las otras dos son inmigrantes.

Moreno, que en 2020 escribió un ensayo sobre los problemas de la vivienda en la gran ciudad, basado en su propia experiencia personal –Deshabitar. Un recorrido por las habitaciones de las crisis inmobiliarias (Destino)- refleja también en La ciudad la dificultad de algunas personas para acceder a un espacio donde vivir, la escalada de los precios y las desigualdades, que configuran ciudades diferentes según la posición económica o la procedencia.

La gran urbe ubica a cada una de estas mujeres en un espacio. El texto traspasa el contexto social para adentrarnos en la cotidianeidad de unas vidas marcadas por la violencia y los silencios, a veces autoimpuestos, en aras a la supervivencia. Cada una tiene sus razones para estar ahí, a pesar de todo.

La historia de Oliva es predominante. Esta mujer joven, separada y con una hija de seis años que vive con ella a tiempos alternos –lo reparte con su padre-, es maquetista y tiene una relación tóxica con un hombre más joven. Iremos descubriendo con dolor, conforme avanzan las páginas, cuán venenosos pueden ser en ocasiones los vínculos afectivos, cómo día a día, semana a semana se larva el drama («el tiempo de anudar la cuerda de la ahorca»). Moreno ensambla un texto caudaloso donde narración, descripción y diálogos van de la mano. Nos arrastra y sumerge en un clima cada vez más opresivo y asfixiante.

Damaris es una mujer de mediana edad originaria de Colombia que trabaja un piso por debajo de Oliva, en un apartamento más amplio. Se encarga del cuidado de dos niños gemelos y de la intendencia doméstica mientras los padres de los pequeños trabajan y atienden sus compromisos sociales. La autora introduce aquí otro registro para hablar con verosimilitud con la voz y los dejes de esta mujer que trabaja sin descanso para ofrecer una vida mejor a los suyos que se quedaron al otro lado del océano.

La escritura es rica en matices, en reflexiones y en imágenes del pasado –el terremoto y la supervivencia-. «Como los patronos son educados dicen las cosas de lado», señala Damaris que con inteligencia analiza las diferentes caras de la realidad. Ella podría ser una de esas mujeres fuertes de las obras de Brenda Navarro.

Finalmente descubrimos la vida de Horía, una mujer que ha llegado a España tras sortear los duros peajes para cruzar el estrecho. Ocupará el minúsculo espacio que fue la vivienda del portero. Recala en la ciudad tras sobrevivir a las indignas condiciones de trabajo de las temporeras de la fruta en el sur. Su historia, aunque más escueta que las anteriores, se va revelando de forma conmovedora.

La fuerza de este libro radica en la autenticidad del texto al reflejar con intensidad historias concretas que ocurren en el marasmo de nuestras ciudades, en la riqueza de matices sociológicos y de lenguaje. El bloque de viviendas es un acertado escenario para deambular de un piso a otro, para que las protagonistas sepan unas de otras sin forzar mecanismos artificiosos. Ojalá –pensamos- se hubieran conocido más de cerca, escuchado, apoyado… Pero en la novela las mujeres apenas pueden con la carga de sus propias mochilas. El presente, que en estas páginas desemboca en los días previos al confinamiento, augura más dificultades, como así ha sido para tantas Oliva, Damaris o Horía.