Fernando Broncano
La escala de las cosas
Delirio
360 páginas
Fernando Broncano, Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Carlos III de Madrid y autor de este libro, es, posiblemente, uno de los filósofos más interesantes de este país. En la obra de Broncano podemos encontrar, si se quiere, dos etapas: una primera, marcada por una mayor proximidad a las formas y cuestiones de la llamada «filosofía analítica» (véase, por ejemplo, el volumen editado en 1995 titulado La mente humana); y una segunda en la que, influido por la «filosofía continental» y la mejor crítica cultural (véase, por ejemplo, Puntos ciegos. Ignorancia pública y conocimiento privado, publicado por Lengua de Trapo en 1995)–, consigue ofrecer una originalísima aproximación a los problemas que le ocupan.
El libro que me dispongo a reseñar, el último del autor hasta el momento, tiene por título La escala de las cosas. Humanismo y cultura material. Me gustaría hace un pequeño comentario sobre la edición. Esta es, sin duda, excelente y cuidada, pero se echa de menos una bibliografía final. En un libro con un aparato crítico tan vasto como este, esta ayudaría al lector a situarse en el texto con mayor facilidad.
El libro se divide en tres partes, tituladas todas ellas de forma similar: «La escala de agencia»; «La escala de la piel»; «La escala de las cosas». Cada una de ellas recoge temas que ya han sido tratados en la obra previa de Broncano (la capacidad de agencia, la experiencia, la cultura material), pero resituadas alrededor del tema principal del libro: la indagación sobre el lugar de lo humano en el mundo. Una indagación que tiene un claro hilo conductor: el rechazo a todo determinismo tecnológico o, dicho de otra forma, la firme convicción en la capacidad humana de tomar las riendas de su destino, si bien para ello es necesario repensar esa «capacidad»:
Una teoría de la cultura material debe atender a otras maneras de entender lo humano y la relación con las demás especies vivas, debe, en definitiva, reconstruir el humanismo (p. 18)
Esta reconstrucción del humanismo parte de una tesis que está en consonancia con los nuevos tiempos (el tránsito al Antropoceno está presente de forma clara y palpable en el texto), pero que no deja de ser arriesgada:
[…] la tesis de este libro es que lo material constituye al cuerpo y la mente, es un dominio donde aparecen los sentidos que ordenan lo real de forma paralela a las palabras y los conceptos. Es, en el sentido hegeliano […] un medio, es decir, el reino de la mediación entre cuerpos y almas, entre personas e historias (p.15)
La reivindicación de lo material de Broncano es, por tanto, la reivindicación de una nueva comprensión de qué nos hace humanos en un mundo mucho más complejo, en el que el papel de lo material no es el esperado, sino que conforma ese «reino de la mediación» que lo hace imprescindible para definirnos como «humanos». Esta apuesta materialista por la humanidad tiene como consecuencia un rechazo frontal al pesimismo y la desesperación que implican la creencia de que nuestras capacidades no son suficientes para garantizar un futuro. Si Fisher nos dijo aquello de que «es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo» (citando a Jameson), Broncano se esfuerza por hacernos ver que «difícil» no es lo mismo que «imposible».
Cada una de las partes en que se divide el libro apoyan y apuntalan este rechazo al determinismo y la defensa de la capacidad del ser humano para cambiar su destino, en lo que es una apuesta abierta y contundente. Creo que este es, sin duda, el gran mérito de este libro, que se apoya, como no puede ser de otra forma, en la profunda erudición de Broncano, que le permite reunir en el mismo texto a Bruno Latour, Jacques Derrida, Donna Haraway, Gloria Anzaldúa, John Dewey, Spinoza, Wendy Brown, Marvin Harris o Cicerón, por citar a algunos.
Fernando Broncano es uno de nuestros grandes pensadores y, con este libro, así lo confirma. Su capacidad para hilar con claridad argumentos complejos, su manejo de un caudal de saberes tan amplio y su capacidad para proponer siempre alternativas inteligentes y bien meditadas hace que sus libros de madurez sean lecturas imprescindibles. Pero este, tal vez, lo sea más que ningún otro.