Raúl Quinto
Martinete del rey sombra
Jekyll & Jill, Zaragoza, 2023
176 páginas
Se ha cumplido algo más de un año desde que apareció el nuevo libro del poeta y narrador Raúl Quinto (Cartagena, 1978) en Jekyll & Jill, y desde entonces el prestigio de la obra ha crecido de manera imparable: algo que se agradece en el mundo editorial contemporáneo, en el que un título se considera «viejo» y se retira de las librerías en el plazo de unas semanas si no ha vendido suficientes ejemplares. Martinete del rey sombra va por su tercera edición con el respaldo del Premio Cálamo ‘Otra Mirada’ 2023 y el Premio de la Crítica 2023 de la Asociación Española de Críticos Literarios.
Quizá más conocido por su bibliografía poética, Raúl Quinto también se ha forjado una trayectoria sólida en la narrativa: Idioteca, Yosotros, Hijo y La canción de NOF4. Son libros que han ido consolidándose casi como en silencio, contando con lectores fieles y libreros comprometidos que apostaron por esas narraciones.
Martinete del rey sombra es una obra inclasificable, por fortuna liberada de las ataduras y exigencias de los géneros puros. Arranca de un hecho apenas conocido de la Historia de España: en julio de 1749 Fernando VI acepta bajo su reinado la orden firmada por el Marqués de la Ensenada, consistente en una caza por sorpresa que parece prefigurar el nazismo: […] la salud del reino requiere del prendimiento y el arresto de toda la población gitana, ha de hacerse a la medianoche del día 30 en todos los pueblos y ciudades, se actuará con sigilo y diligencia, se procederá a incautar la totalidad de sus bienes. Y más pronto que tarde su presencia será erradicada para consuelo del futuro.
A partir de este episodio (la Gran Redada) el autor, con pulso narrativo y una documentación exhaustiva, traza las derivas de esta orden, los vericuetos a los que conduce, los dramas que impone y el destino de numerosas familias gitanas: hierro y tortura, esclavitud y condena, exilio y asesinato… En contraposición a esta especie de intento de holocausto entre esas sombras que no logran amparar a los desfavorecidos, el escritor nos ofrece también el territorio de las vanidades, el lujo y la banalidad y las intrigas palaciegas de los Borbones, pasajes en los que el tono apuesta por la burla: El rey es un muñeco de trapo mal cosido, un pobre diablo devorado por fantasmas y duendes, que las más de las veces está en la cama escondiéndose del mismo miedo.
A un lector despistado o poco ducho en las formas literarias podría parecerle que el autor está «haciendo» novela histórica. Por suerte no es así. La diferencia fundamental está en el lenguaje, en el uso de la prosa que maneja Quinto, muy deudora de su bagaje poético. Hay un trabajo enorme en cada una de las frases, en las que late la poesía, algo que nos recuerda a las novelas de poetas que se pasan a la prosa (ejemplo: el caso de Tomás Sánchez Santiago y su magna Calle Feria, también repleta de párrafos donde confluyen la metáfora continua y el toque lírico). Leamos una muestra de esto que apunto:
Son días en que los pobres, los mulatos, los zambos, los hijos bastardos de las islas y toda la escoria canalla de la tierra se hacen con Caracas e imponen su ley. El motín acaba con muertos y gente encadenada en los baluartes caribeños, y con el líder de la rebelión, un canario del Hierro llamado Juan Francisco de León, conducido hasta España con una gola de metal al cuello. Acabará muerto al poco tiempo en el arsenal de La Carraca entre gitanos, esclavos y fango.
En la página 150 leemos: Algo queda claro tras todo esto: la gran redada fue un fracaso. Y es ese fracaso el motor narrativo del libro, pues de ahí nace uno de sus objetivos: el de celebrar que al menos sus responsables fracasaran en la propuesta, que aquel exterminio quedara a medias, pero manchado por la ignominia. El dolor es largo, pero siempre lo arrasa el olvido, anota el narrador. Para que el episodio infame no caiga en la desmemoria, la tarea del escritor consiste en sacarlo de las profundidades y contarlo como en un acto de justicia doblemente poética.