Una parte esencial de la respuesta a esta pregunta está en una remota y curiosa carta del 29 de mayo de 1963 que envía al maestro habanero la entonces directora de Derechos Internacionales de las ediciones du Seuil, Jacqueline Trabuc. En ella, tras saludarlo cordialmente, le pide de un modo algo brusco e inesperado que le reserve los derechos de traducción al francés de la novela que está escribiendo. Algo perplejo, Lezama Lima le contesta con elegancia el 18 de julio de 1963:
Estimada amiga:
En respuesta a la carta que usted me escribió, en relación con mi novela Paradiso, me es grato informarle que dicha novela todavía no se ha publicado, espero a fines de este año haberla terminado, entonces le escribiré a usted para darle noticias sobre los extremos que señala en su carta.
Hace años se publicaron en la revista Orígenes los cinco primeros números de Paradiso, pero, en años posteriores, seguí trabajando en su continuación, esperando en fecha muy próxima poderla terminar.
Su carta me ha alegrado, pues, con las noticias que me da, será un motivo de más para trabajar hasta llegar al final.
Hasta entonces,
JLL (IMEC).
El asunto no para aquí. Existe una segunda carta del 4 de septiembre de 1963 en la que Trabuc reitera su interés y pide a Lezama Lima que le envíe los cinco capítulos publicados en Orígenes, así como también todo los que haya escrito hasta la fecha. Algo incómodo ya, el escritor le contesta el 24 de octubre de 1963:
Estimada amiga:
Recibí su carta última en la que me manifiesta sus deseos de conocer los capítulos publicados de mi novela Paradiso. No me parece que tendría objeto publicar aislados del resto de la novela esos cinco capítulos. Ya a la novela le falta muy poco para su terminación y creo que debemos esperar su publicación entre nosotros, para que apareciese la edición francesa; también podrían aparecer simultáneamente, todo eso puede ser objeto de posteriores conversaciones.
Le envía un saludo muy cordial,
JLL (IMEC).
Más allá o más acá del intercambio de cortesías, no se puede menos que comprobar cómo el proyecto de una edición francesa se inscribe desde muy temprano en la génesis de la novela y forma parte de su horizonte editorial, antes incluso de que se haya terminado el proceso de escritura. Lezama Lima llega hasta a imaginar la posibilidad de que se publiquen al mismo tiempo la edición original en La Habana y su traducción en París, algo que acaso delate la presencia de ese otro interlocutor parisino que se está moviendo entre bambalinas y que, de pronto, se asoma en una esquina de esta segunda carta. En efecto, al margen del cuerpo del texto mecanografiado, el documento que se conserva en el IMEC lleva unas líneas manuscritas, probablemente de la mano de la propia Trabuc, y en las que se lee con toda claridad: «Sarduy réponds lui», o sea, «Sarduy, contéstale». No sé si lo hizo entonces o si la carta de respuesta se ha perdido, pues no aparece en el dosier editorial ni en las correspondencias de Lezama Lima que se han editado. Lo cierto es que, muchos años más tarde, ya traducida y editada la novela en París, el autor habanero le recuerda a Sarduy en otra misiva: «Antes de la publicación en libro, por el conocimiento de los capítulos publicados en Orígenes, ya usted intuía la posibilidad de la obra. Me estimulaba, me hablaba de su traducción al francés» (Lezama Lima, 1998, p. 341). Es imposible saber cuál fue el tenor del intercambio entre ambos en esos últimos años de redacción de la novela, ya que no se guardan las cartas en el archivo de Lezama Lima y, como es sabido, Sarduy quemó toda su correspondencia privada en 1993, unos meses antes de morir. No obstante, parece bastante verosímil que haya habido una correspondencia nutrida sobre el asunto, según se desprende de alguna reseña de Sarduy (15-30 de abril de 1971, pp. 3-4) sobre Paradiso, y es seguro que el seguimiento del proceso de escritura de la novela continuaba por entonces, como lo muestra otra carta de Trabuc fechada el 15 de junio de 1965:
Querido señor:
Nos enteramos por S. Sarduy de que su libro está ahora en la imprenta.
¿Podrías enviarnos las pruebas tan pronto como estén listas?
Tenemos muchas ganas de leer su obra completa.
Cordialmente,
JT (IMEC).
A todas luces, Le Seuil no quería esperar hasta la aparición del libro para leerlo y hacer una oferta por los derechos de traducción, como es de usanza; ocho meses antes de que salga, piden las galeradas y preparan la solicitud de una opción exclusiva sobre los derechos de traducción al francés. El proceso de contratación es muy rápido: apenas unas semanas después de que Paradiso se publique en La Habana, el 26 de marzo de 1966, la opción ha sido formalizada y el contrato definitivo, tras una breve negociación con el autor, se firma el 25 de julio. Le Seuil se compromete en él a editar la traducción en un lapso de dos años y paga cinco mil francos por los derechos exclusivos de traducción y edición en Francia. Huelga subrayar que estamos ante una política editorial extremadamente voluntarista, diligente y rápida, que apuesta por la anticipación para adelantarse a cualquier competencia y para quedarse con el libro. Ninguna otra editorial francesa tuvo en realidad oportunidad alguna en aquel momento, ni siquiera Gallimard. O para decirlo de otra manera: cuando Cortázar recibe su ejemplar de la novela y empieza a hojearlo en su casa de Provenza, en julio de 1966, ya se ha firmado el contrato con Le Seuil.
Detrás de esta estrategia de captación, se encuentra evidentemente Severo Sarduy, que se había incorporado a la editorial en 1962 y que, según recuerda su compañero François Wahl, había llegado a París desde Cuba a principios de la década, trayendo entre sus muchos proyectos el de dar a conocer a Lezama Lima en Francia. Para lograr dicho objetivo, que él vivió casi como una misión, no le faltaban recursos ni apoyos, pues, bien vista, su red francesa era perfectamente comparable a la de Cortázar. En ella figuraban los jóvenes neovanguardistas de Tel Quel, con Philippe Sollers y Julia Kristeva a la cabeza; el grupo estructuralista capitaneado por Roland Barthes, quien fuera uno de sus más íntimos amigos, y el círculo de activistas e intelectuales de la pequeña casa de la rue Jacob, Ediciones du Seuil, donde cohabitaban novelistas como Maurice Roche, críticos como Gérard Genette, psicoanalistas como Jacques Lacan y filósofos como Louis Althusser. Habría que agregar a esta lista, si se quiere completar la galaxia parisina de Sarduy, a los escritores latinoamericanos y españoles que, en esos años del boom, gravitaban alrededor del crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal y de la revista Mundo Nuevo, una publicación en la que Lezama Lima se convierte por entonces en objeto de disputas, homenajes y polémicas.
Pero Sarduy no es el único artífice de esta política de captación y contratación que se parece a una guerra relámpago. Junto a él, hay que hacerle un lugar a Claude Durand (1938-2015), quien se incorpora a la editorial en 1958 y se convierte en una de las figuras de más peso del equipo, hasta el punto de que algunos lo llaman, entre bromas y de veras, «el emperador Claudio». Claude Durand se había casado con una traductora cubana, Carmen Perea Jiménez, y conocía la literatura de la isla y el continente. Recordemos que Le Seuil publica en 1968, justamente en una traducción de Durand y Perea Jiménez, Cien años de soledad, uno de los primeros grandes éxitos del nuevo catálogo latinoamericano de la editorial. Porque se trata de una aventura aún reciente, a principios de los sesenta, cuando despunta el boom, Durand se lanza con Sarduy a la busca y contratación de autores de América Latina y juntos deciden crear una colección cuyo objetivo manifiesto es competir, en este terreno específico y prometedor, con la vieja Croix du Sur de Roger Caillois. Ambos quieren ligar otra idea de la literatura latinoamericana, más vanguardista y contemporánea, a la imagen de Le Seuil. Además, Durand es un hombre de izquierda, fuertemente comprometido desde su juventud con la defensa de los derechos humanos y la autonomía de la creación artística y literaria, lo que le lleva a interesarse en la situación de los autores latinoamericanos y a fundar en la editorial, en 1968, la colección Combats, que inaugura con el libro Les droits de l’écrivain de Aleksandr Solzhenitsyn.
Detrás de la edición francesa de Paradiso, no está, pues, solo Severo Sarduy, sino también Claude Durand y Carmen Perea Jiménez: dos cubanos y un francés que conoce la cultura cubana y latinoamericana. No en vano, y a diferencia de lo que ocurre en otras editoriales parisinas en aquel momento de efervescencia latinoamericanista, en Le Seuil son conscientes desde un comienzo del valor y la importancia del escritor y el libro que tienen entre manos. Severo Sarduy escribe en su informe de lectura: «En América Latina, Lezama Lima no tiene parangón. Desde el punto de vista del rigor literario y la extensión de su cultura, la única comparación posible es Borges» (IMEC). Por su parte, Claude Durand señala en una nota sin fecha para el departamento comercial: «Este libro es tan importante como Cien años de soledad, incluso mucho más desde el punto de vista de la historia literaria» (IMEC).
Le Seuil va a tener, sin embargo, serias dificultades para sacar adelante la edición, ya que el proceso de traducción de la novela pasa por momentos muy delicados que casi dan al traste con el proyecto de publicación por problemas con el texto y con los propios traductores. Originalmente, la tarea se encomienda a Claude Couffon, un reconocidísimo hispanista y, sin lugar a duda, una de las figuras principales de la crítica y la traducción de autores españoles y latinoamericanos en Francia en los años cincuenta y sesenta –recordemos que traduce, entre otros, a García Lorca, Alberti, Neruda y Asturias–. En 1966, Couffon se compromete a entregar la versión francesa de Paradiso al cabo de dos años y a principios de 1968 llega incluso a anunciar que ya ha traducido 400 páginas. En realidad, aunque publicó un avance de la traducción de la novela en 1968, en la revista Les Lettres Nouvelles, nunca entregó ni una página y Lezama Lima y la editorial lo cesaron de común acuerdo en agosto de ese año.