Chaves Nogales jamás ha militado en un partido político. Su credo es la democracia. Cree en la libertad política y detesta toda clase de dictaduras, tanto la fascista como la comunista, igual la racista que la proletaria. Por sostener que es necesario el control de la opinión pública sobre los asuntos públicos, siempre ha tratado de suscitar en España el interés de las masas por los más graves problemas sociales y políticos del momento. […] Chaves Nogales, avizorando los acontecimientos que iban a producirse en su país, abrió campaña contra los extremismos de lado y lado, tratando de pacificar los espíritus, como medio de impedir la Guerra Civil que todo hombre alerta sabía inminente.
La sociedad chilena a la que el libro iba dirigido era de un nivel cultural y económico medio-alto. El prólogo, que ya aparece en esta edición, podría tener la intención de justificar la temprana salida al exilio del autor.
COLOMBIA
El periodista siempre se sintió orgulloso de su colaboración con el periódico colombiano El Tiempo, como prueba el hecho de que solía citarlo cuando se presentaba como «Corresponsal en Londres de El Tiempo, de Bogotá». Esta colaboración se mantuvo todo el tiempo que trabajó en Londres; comenzó su primer artículo en octubre de 1941 cuando acababa de instalarse en la ciudad y estaba gestando la que sería su agencia de prensa, la Atlantic-Pacific, subvencionada por el laborista señor Pearson. En ese primer trabajo, titulado «La fe en la victoria» (antetítulo «La guerra desde Londres»), ofrece un cuadro «objetivo y desapasionado» de la situación. Desde este primer texto hasta el último de abril de 1944, en el que analiza «La posición de Colombia en el mundo», Chaves hace un recorrido por situaciones que puedan ser interesantes para sus lectores, centrándose, especialmente, en las visitas al Reino Unido de representantes diplomáticos colombianos, como el ministro Jaime Jaramillo Arango o el propio director del diario colombiano, Eduardo Santos. Las relaciones diplomáticas que Chaves emprende con representantes de países latinoamericanos, de paso por Londres, convierten la AP Press en una auténtica delegación diplomática, «la casa de América en Londres», la llama Pedro Bilbao, capaz de reflexionar tanto sobre los héroes nacionales (Simón Bolívar, Francisco Antonio Zea, Andrés Bello) como sobre las conexiones de Colombia en los intereses de la capital inglesa. Londres ha servido de refugio de exiliados y había sido lugar de acogida de los creadores del Mensajero de Londres, primer periódico de lengua castellana consagrado a los hombres de la independencia americana. O el también creado en Londres Repertorio Americano, de Andrés Bello.
Son del mayor interés las cuatro crónicas que compuso en el verano de 1942, producto de un viaje a Belfast, «Con el ejército yanqui en Irlanda». Un Chaves maduro, cansado de la lucha de varios exilios y prematuramente envejecido, compone para El Tiempo las cuatro entregas del reportaje, en las que da cuenta del contacto establecido con el joven y multirracial ejército americano («Granjeros y cowboys al servicio de la libertad»), acantonado a la espera de intervenir en la guerra, y al que ve como savia nueva que América insufla a la vieja Europa aliada para lograr la victoria en su enfrentamiento con el Eje. Para El Tiempo es, asimismo, la entrevista al deán de Canterbury tras los bombardeos sobre la ciudad, el relato de la visita de «Atilano Carnevali en Londres» y el decisivo «La vida de Zea en Inglaterra», de 1944, así como la serie de artículos de temas de actualidad gestionados desde la Atlantic-Pacific, obra de otros autores como André Maurois, Pedro Bilbao y otros.
CUBA
También importante fue la aportación de Chaves Nogales a la prensa cubana, con los trabajos aparecidos en la revista Bohemia, de La Habana, entre mediados de 1937 y finales de 1944; esta revista fue una de las primeras en lamentar la muerte del periodista (acaecida inesperadamente el 8 de mayo de 1944) con el obituario de José Quílez Vicente titulado «En las zarzas del camino». En Bohemia publicó los relatos de A sangre y fuego, con el prólogo y con las once entregas que en la actualidad presenta. Iban ilustradas por el dibujante Álvarez Moreno. El prólogo, que acompaña por primera vez los relatos (18 de julio de 1937), es un manifiesto de ecuanimidad y una lección de cordura. No sobra de él ni una línea. La explicación de la situación española, y la postura en esa situación de un periodista republicano, defensor de la República y de la democracia, que ha de salir al exilio empujado por los odios de uno y otro bando que se concentran en su persona, no puede ser más ejemplar. Es el hombre devorado por las posiciones extremistas, símbolo, sin proponérselo, de una España cuya piel desgarran para adueñarse de ella dos enemigos en contienda: los rojos y los azules, los bolcheviques y los nazis, los cavernícolas y los extremistas proletarios. La revolución y el imperio como sustento ideológico de ambas partes en la concepción de Chaves. Contienda equivocada cuyas consecuencias todavía no ha dejado de pagar España.
Y como la guerra llegó sin que se pudiera evitar, como opinaba un crítico de Evening Standard el 8 de enero de 1938, sólo un mes después del último de los episodios y en una columna titulada «Heroes and Beasts», Chaves Nogales pinta la guerra tal como es. No la hace bonita, cortés o cómoda. Él dice la verdad y, como posee el don de la escritura vivida y es un observador implacable, la verdad, tal como él la cuenta, es inolvidable. En el último relato, titulado «Consejo obrero», se cuenta que «Daniel [trasunto del periodista], convertido en miliciano de la revolución, luchó como los buenos. Y murió batiéndose heroicamente por una causa que no era la suya. Su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese». En Bohemia aparece la serie de episodios completa, con los dos últimos relatos, «El refugio» y «Hospital de sangre», añadidos en las ediciones realizadas por mí para Renacimiento y Libros del Asteroide.
Tras la publicación de estos relatos como tarjeta de presentación, Chaves informa desde Europa de temas europeos de interés para los cubanos bajo el epígrafe «Bohemia en París». Pero también afronta la situación de España desde el exilio, en artículos sobre Franco, Yagüe, Quipo de Llano y la Guerra Civil española o sobre la guerra europea, ya desde Londres. Dedica un buen número de artículos finales a la situación que puede plantearse en el mundo una vez concluida la contienda. Al parecer, este tipo de artículos, «porveniristas», los llama, era el más solicitado por la prensa de los países latinoamericanos. Están accesibles en la Obra periodística (2013).
GUATEMALA
Dijimos más arriba que Luis Cernuda fue asistido por Chaves Nogales en el duro exilio de Londres. Para la agencia de Chaves, y por su encargo, escribió el texto crítico en el que da cuenta de una exposición del pintor, también exiliado, Gregorio Prieto. El artículo se publicó en El Liberal Progresista de Guatemala, en 1943, y debió aparecer, asimismo, en otros países.
Para la confirmación de esta información, me faltaba documentar la colaboración de Cernuda en la prensa sudamericana con la reseña sobre la obra del pintor español Gregorio Prieto. Durante todo el año conmemorativo del centenario de Cernuda busqué el texto primitivo, es decir, intenté averiguar dónde habría sido publicado con anterioridad a 1947 en que, con el título de «Gregorio Prieto», figuraba en el catálogo publicado por Falcon Press, en Londres, en inglés. Tras una laboriosa búsqueda en periódicos sudamericanos, llegó la información cuando, en marzo de 2003, visité la Fundación Gregorio Prieto de Madrid. Allí encontré, entre los papeles de Prieto, un recorte de un periódico sudamericano, El Liberal Progresista, de Guatemala, donde unos años antes colaboraba Miguel Ángel Asturias. El texto del artículo, firmado por Luis Cernuda, se publicó, en efecto, el miércoles 27 de enero de 1943. Su título es «Gregorio Prieto, pintor español que ha triunfado en Inglaterra» y lleva el copyright de Atlantic-Pacific Press, la agencia de Chaves. Hallé también una abundante correspondencia de la agencia con Cernuda y de éste con Gregorio Prieto, que hasta la fecha no ha sido publicada en su totalidad, y de parte de la cual di cumplida información en un artículo en el que utilizaba las referencias a la cuestión que ahora nos ocupa, es decir, la relación Cernuda-Prieto-Chaves, y que trata del tema de la publicación del artículo sobre el pintor firmado por el poeta, y que explico con detalle en Laurel (2003).