Chus Pato
Poesía reunida. Volumen III
Ultramarinos
156 páginas
¿Cómo escribir sobre el diluvio? ¿Cómo escribir sobre una bestialidad? Una yegua desbocada remonta los barrancos de O Courel. Chus Pato nos invita a transitar órficamente un laberinto en el que se han desvanecido las puertas y los signos. Para ello, desde el primer verso de esta inundación, nos obliga a la reflexión sobre el lenguaje («Me pregunto -dice- si en esta frase caben todos los tejos de la ciudad libre de París») y a la interpretación de una «escritura cuneiforme», al desvelamiento del «grimorio del poeta», a una recepción salvaje.
Poesía reunida Volumen III de la poeta gallega Chus Pato (Ourense, 1955) recoge uno de sus libros: m-Talá (2000). La traducción del gallego al castellano es de Gonzalo Hermo. El prólogo ha sido escrito por Alba Cid. El epílogo, titulado «Contextos», incluye textos de Yolanda Castaño y Miguel Casado y la «Carta abierta a Europa» que la poeta leyó en Ptuj, Eslovenia, en agosto de 2022.
m-Talá profundiza la senda de ruptura de poemarios anteriores como Urania (1991), Heloísa (1994), Fascinio (1995), A ponte das poldras (1996) y Nínive (1996). Todo un despertar y una convulsión, publicados por Calpurnia, Toxosoutos, Xerais o Galaxia, en muchos casos con traducciones al castellano, el catalán, el inglés o el portugués. La obra posterior –Charenton (2004), Hordas de escritura (2008), Secesión (2009), Carne de Leviatán (2013) o Un libre favor (2019)- no hará sino afirmar esta energía abrumadora, este talento único.
La exclusividad de m-Talá se justifica por ser el centro geográfico en su obra y un suceso excepcional en la poesía escrita en España en los últimos tiempos. Con este poemario se bautiza el siglo XXI. Una vez más, la poeta gallega descose los fardos de lo que entendemos por poesía y deja que las convenciones líricas (hasta entonces humildemente acatadas por el común de los creadores) se desangren sobre el suelo del nuevo siglo. La escritura desatada, siempre un paso más allá de lo conocido, la lleva en este libro a las orillas de un mundo surgido tras el Diluvio universal.
Para empezar, este poemario pone contra las cuerdas a los críticos y a la crítica literaria. m-Talá -como avisa Pato- es un universo en expansión, una «lección de abismos» y un salto sin red. El exégeta se preguntará al abrir el volumen qué es la poesía, cuáles son sus formas, cuáles sus registros o sus asuntos.
¿Es posible describir un poema? ¿Es la poesía un género literario? ¿Qué está ocurriendo aquí?
Nada parece suficiente para esclarecer la vibración que queda tras la lectura, la sensación de haber pasado sobre arenas movedizas. Juan Ramón hablaba de un milagro inexplicable. Arrabal celebraba la ceremonia de la confusión. Irreductible en juicios es la «belleza»: esta es una de sus condiciones. Desde Baudelaire, el poeta desconsidera, defenestra los altares formales y temáticos de la poesía. La irradiación de Las flores del mal alcanza los vértigos de Lautrèamont o Arthur Rimbaud para perderse en el marasmo del simbolismo o las vanguardias. De todas estas aguas -y de tantas otras- se alimenta Chus Pato en su obra.
La muerte de los géneros, que se reconoce desde el romanticismo, es clara en la postmodernidad. Hibridismo, polimorfismo, fronteras translúcidas, superposiciones estéticas y genéricas, pluriperspectivismo, collage, intertextualidad, indefinición son algunos de los atributos de esta forma de entender el arte.
Esto así, uno de los aspectos que llaman la atención en m-Talá es la convivencia de textos en prosa, entrevistas, notas de diario, diálogos dramáticos (Ágape y Mefisto, por ejemplo) o poemas en versículos, así como diversas inscripciones paratextuales en forma de citas («el techo me cubre como una enramada de serpientes», David P. Iglesias), dedicatorias pospuestas («para Helena González»), apuntes bibliográficos (RANCIÈRE, JACQUES, La Chair des mots. Politiques de l’écriture, Editions Galilée, Paris 1998), post scripta, notas a pie de página y comentarios de la autora, que «no se hace cargo de las opiniones vertidas por las diferentes voces».
Lo que se propone es un universo inasible inmensamente lleno de sugerencias, quiebros y aperturas.
El espejo se ha roto. El poema es el fragmento de un todo que se superpone a otros fragmentos para desbastar los ejes de la normalidad. La propia «estructura» interna de los poemas es la de una intertextualidad alucinada, empujada por asociaciones de ideas, referencias indirectas y alusiones herméticas.
«DEHMEN: Entro y salgo del texto como quien entra y sale de la primavera. Mis palabras son las palabras de Jonás, las palabras de Olaf. No reconozco el mundo. Escribo el manicomio. Y con las entretejidas barcas surcábamos un mar enorme y agitado y el abismo poblado de monstruos»
Con frecuencia, la voz lírica se multiplica en otras voces.
«Yo soy Ofelia, la danesa, descifro runas, me deslizo sobre esquís, manejo el arpa y me esfuerzo en el yunque. Yo Brígida, Birgitta Birgersdotter: mis “Revelaciones”, incluso las más extravagantes, fueron traducidas, en parte o íntegramente, a todas las lenguas importantes».
La poeta es la voz del individuo y una resonancia coral: «porque escucho mi voz en otra y en otra voz, en otra». A veces nos propone un «ballet-polifonía», en el que participan, sin coincidencia unísona, las voces de Arthur Gordon Pym, Quirón el Centauro, Ajmátova, Mnemósine, Rimbaud, Paul Celan, Narradora, Ezra o Xosé Luís Méndez Ferrín. Hay un baile de disfraces al que estamos invitados:
«-los disfraces, pero para Arthur Gordon Pym lo imaginario es la única experiencia, de lo real, de la vida
-¿el sur tiene los colmillos escarlata? ¿raíz etíope? ¿será el sur una giganta erguida? ¿Será cascada blanca, donde se entreabrió el abismo?»
Chus Pato, ante esta necesidad de desbordar los límites, se arma de diversas máscaras textuales, se deshace en un «Ganges de palabras». Nos encontramos de esta forma ante una poética de los afluentes y los meandros, del río que es simultáneamente mar o fiordo o delta o cauce. El texto se deshilacha, se desteje. Hay una explosión y hay una red de ondas expansivas.
Si «el cosmos entero es un signo lingüístico», si «el universo es una red infinita de lenguajes«, si nos topamos con la «incomunicabilidad del poema», es precisa una nueva enunciación. El «sujeto posapocalíptico» que propone Chus Pato desestabiliza el anterior, el «unívoco-renacentista-ilustrado», y se desenvuelve en cataratas: «un nuevo ensamble de diversos tipos de enunciación que conviven en el discurso». Desde aquí existe «la posibilidad de la independencia», la evolución desde un sujeto «homérico, pre-organicista agrario» o un «sujeto ciclópeo-masculino de la modernidad, mallarmeano» a un «sujeto posapocalíptico».
Como algo vertebral, la reflexión sobre la comunicación nos espera al fondo. A veces, es un alegato contra la amenaza que se cierne sobre la lengua en el mundo contemporáneo:
«PORQUE NO ES SÓLO EL IDIOMA EL QUE ESTÁ AMENAZADO SINO NUESTRA PROPIA CAPACIDAD LINGÜÍSTICA, sea cual sea el idioma que hablemos (…) LA LENGUA, cualquier LENGUA EN EL CAPITAL, tiende a desvanecerse, tiende a convertirse en algo que se consume».
También Umberto Eco hablaba del peligro de la capitalización o la homologación lingüística y se refería a la afasia semántica en que se hallan las palabras, pervertidas en su alma por la frivolidad, por el abuso y por los mass media. Chus Pato se detiene con vehemencia en esta idea:
«Nº 1: pútridas, muertas, destruidas, siempre que las encuentro
Nº 2: las palabras».
Después de todo, se espera el renacimiento, la reconstrucción de la identidad personal, de la identidad de los pueblos, de la mirada, la lengua. «La reconstrucción de esa identidad -explica-, su imposible reconstrucción, es la historia de la nación, la historia del poema».
Igualmente, la lucha por la palabra es la lucha por la Naturaleza:
«ninguno de nosotros podrá jamás disolverse en ninguna MADRE-naturaleza. ÉTER».
La lucha por la palabra es la lucha por la liberación real de la mujer. «Las tigras son mujer». En «Brindis pour Stéphane», la Sirena canta su canción de lo imposible.
«Y la Sirena (…)
nada: sobre las maravillosas colecciones de Hallstatt
sobre la hermosísima estatua de Willendorf
de la adorable colección de cráneos
sabía, sí, sabía
que eras tú, que te quería. Todos mis poemas eran así
IMPOSIBLES
INCONCLUSOS»
En síntesis, desde el espíritu revolucionario de m-Talá, son cuatro las grandes fulguraciones semánticas: la lengua, la mujer, la identidad propia y la de los pueblos, la naturaleza.
«¡Por la primavera de los pueblos!
GÉNESIS
GÉNESIS
GÉNESIS
naturaleza»
El vuelo desbocado sobre las aristas de la creación nos devuelve al principio del poema, al nacimiento del río Ganges. Todo es comienzo, al fin, en un eterno retorno a la lengua de la Utopía.
«la piedra desmiente el gris, construye la lengua de la Utopía, la que le dice adiós a la lengua ordinaria del comercio (…). Poema que se construye sobre un “nosotros”, comunidad-nación»
Esta micronación nos devuelve a la pureza, al «POKER DE PUREZA», de quienes beben el límite, de quienes beben el diluvio.