El runrún de una pícara
POR CARMEN G. DE LA CUEVA
Lo único que quería Pili en esta vida era bailar. A los siete años aprendió a bailar sevillanas como casi todas las niñas andaluzas nacidas entre los ochenta y los noventa que acudíamos por las tardes a la academia del barrio o del pueblo para saber movernos en la feria. Con la mano que sube y baja y coge la manzana y se lleva la fruta a la boca comenzó la vocación de una niña distinta, aguda, inteligente y resuelta…
Lo único que quería Pili en esta vida era bailar. A los siete años aprendió a bailar sevillanas como casi todas las niñas andaluzas nacidas entre los ochenta y los noventa que acudíamos por las tardes a la academia del barrio o del pueblo para saber movernos en la feria. Con la mano que sube y baja y coge la manzana y se lleva la fruta a la boca comenzó la vocación de una niña distinta, aguda, inteligente y resuelta…