Lorenzo R. Garrido
Noticias del otro lado
Reino de Cordelia, 2022
98 páginas
En Noticias del otro lado, el primer libro de Lorenzo R. Garrido (Madrid, 1986), destaca cierta sobria actualización de la poesía lírica, en la vertiente epigramática que anticipara Ernesto Cardenal con respecto a Catulo. Su escritura, por su férrea adopción del realismo y la cotidianidad, está próxima a lo que se llamó poesía de la experiencia, aunque en una versión más sutil, depurada y culta, nunca populista (evitando a toda costa caer en la cursilería o en cualquier otro exceso sentimental). La de Garrido es una propuesta eminentemente literaria, pues, pese a ser un millennial generacionalmente, su poesía no recurre a la autorrepresentación ni a las afectaciones propias de las redes sociales. Es decir, gracias a su cercanía humana, su tono comunicacional y amable, su lirismo podría calar en muchos lectores e incluso llegar a ser masiva: en un mundo editorial más eficiente y diverso, podríamos imaginarlo compartiendo dignamente a los numerosos lectores de la poesía pop tardoadolescente.
Pese a dicha aparente afinidad, tal recepción masiva no es posible porque la escritura de Garrido apela a la sugerencia propia del lenguaje connotativo. Sus versos nunca expresan tan solo un estado emocional, pues aunque recurran a la espontaneidad del apunte apelan constantemente a una intuición más profunda e incluso a la epifanía:
Las palabras que ya nunca nos diremos,
¿dónde quedan?
flotan como flechas de humo,
bostezos de cafetera compartida.
Otra prueba de la innegable condición literaria de estos versos estaría en su equilibrio entre la cotidianidad y la imaginación. No obstante, el libro también pretende cierta coherencia temática, así estos apuntes líricos elaborarían fundamentalmente un duelo, ese lento paso del tiempo que sucede a una ruptura. La condición poética de esta expresión, la que lo aleja de la banalidad del desahogo, estaría en que en estos poemas el desamor está expresado con delicadeza, insistiendo en la elegancia de ofrecer belleza al amor perdido.
Otro aspecto al que nos invita a reflexionar Noticias del otro lado sería el que respecta al neorromanticismo y sus mutaciones: siendo plenamente contemporáneo, el poeta desarrolla una versión no del todo trascendente, pues no pretende un absoluto más allá de la felicidad personal. En este gesto percibimos asimismo una particular defensa de la individualidad, fuera de lo común en un tiempo en el que la memoria se diluye por la exposición constante a estímulos electrónicos e iconográficos. Así Garrido despliega su memoria a partir de tenues pactos entre la ficción y lo autobiográfico. Consecuentemente, la minuciosa nota final del libro revela que la escritura se dio a la manera de un largo diálogo introspectivo (entre 2017 y 2021), del que los poemas serían la crónica o el reportaje. Las Noticias del otro lado son, entonces, aquellas que constatan la superación del duelo, donde se alcanza a dejar atrás al gran amor, aceptándolo como pasado. La vivencia y la importancia de lo cotidiano marcan a su vez los recursos estilísticos: el tenue culturalismo de ciertos poemas no remite al prestigio sino a la frecuentación (los cuentos de Dickens). En dicha línea, Luis Alberto de Cuenca en el prólogo sugiere que esta poesía nos consuela como una amable mentira. En efecto, pareciera que ante todo los versos de Garrido nos proponen una forma de distraernos, un conjuro para remediar el daño.
Mas dicha aparentemente inocente defensa de la individualidad también requiere de decisión y valentía, pues nos exige enfrentarnos a posicionamientos colectivos que afectan hoy incluso al mundo privado de las relaciones afectivas. El lirismo de Noticias del otro lado coincide con la extendida deconstrucción contemporánea del amor romántico; mas, ajeno a cualquier debate, el poeta ejerce su derecho a un idealismo sentimental. Con modestia y firmeza, se reconoce en una ingenuidad idealista que resulta irrenunciable para la imaginación. En otros términos, aunque todavía sea una incógnita si la deconstrucción del amor romántico será compatible con el ejercicio de la subjetividad trascendente de la poesía, parece claro que es un exceso asociar el lirismo con las distintas seguridades y formas del poder o la maldad. El poeta, precisamente por su fragilidad, no es un representante usual del patriarcado, sea este académico, comercial o político. Por qué interponerse entonces a los breves encuentros desde lo efímero, a esa trascendencia ficticia que concede el vuelo y el duelo.