La familiaridad con que se dirige al destinatario se debe a que Robles Piquer no era un desconocido. Los dos coincidieron a finales de los años cuarenta en la revista Alférez, perteneciente al colegio mayor Cisneros, junto a otros jóvenes intelectuales de orientación católica o falangista como Ángel Álvarez de Miranda, José María de Labra, Miguel Sánchez-Mazas y José María Valverde (López Pina, ed., 2010: 26-27). Los datos que aportaba Valente eran inobjetables: el poema ya se había editado en una antología previa y también en Ínsula (en el número 191, de septiembre de 1962). ¿No era entonces absurda la supresión? Por los documentos que se conservan en el expediente del Archivo General de la Administración se deduce que se solicitó un informe de urgencia para aclarar el asunto, redactado con fecha de 1 de diciembre:

Teniendo en cuenta el informe del señor Massa y que el tal Cornford fue uno de los componentes de la XV Brigada Internacional, uno de los más glorificados por el otro bando por su juventud, su intelectualidad y supuesto idealismo, se suprimió el poema (eso sin tener para nada en cuenta la personalidad de José Ángel Valente, colaborador de primera fila de Ruedo Ibérico —véase por ejemplo la primera página de España 1964, publicación que constituye una diatriba del Régimen—). […] Efectivamente, dicho poema figura en otra colección, Sobre el lugar del canto, obra autorizada en 1963, pero cuando el título varía como pasa constantemente con estas colecciones de poemas políticamente «dudosos» no puede comprobarse si uno de estos poemitas fue o no autorizado anteriormente.

 

Tras esta justificación, todo se resuelve a favor de Valente con fecha de 6 de diciembre, y el poema se restituye «a la vista de las alegaciones formuladas en el escrito». Claudio Rodríguez Fer y Trea Blanco (2014: 96-97) señalan que en el archivo de Valente se conservan dos cartas más: una del poeta insistiendo en el mismo asunto y otra de Robles en la que éste le informaba de la autorización y le explicaba las razones de la primera denegación. Añaden que Robles acusó recibo del envío de La memoria y los signos y lo felicitó también con cierta sorna por la inclusión de «John Cornford, 1936», el cual esperaba «ver reproducido en los Cuadernos de Ruedo Ibérico».

Pero ¿quién era exactamente John Cornford? ¿Por qué se fija en él el autor de La memoria y los signos? Cornford era hijo de un célebre profesor de Filosofía Antigua de la Universidad de Cambridge, publicó poemas y artículos en The Cambridge Review, y desde muy joven militó en el partido comunista británico. Cuando estaba de vacaciones en Francia, cruzó la frontera y de inmediato sintió la necesidad de alistarse en una de las columnas del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) que luchaba en el frente de Aragón. Más tarde, Cornford se integró en la XIV Brigada Internacional (no la XV como señala el informe ministerial), que se había formado en Albacete bajo el mando del general polaco Walter. La compañía británica la componían ciento cuarenta y cinco hombres, que fueron pronto enviados al frente de Andalucía. La mañana del 27 de diciembre perdió la vida en la batalla de Lopera (Jaén), a la edad de veintiún años (Medina Casado, 1999; Binns, 2004; Celada, González de la Aleja y Pastor García, 2006). El poema de Valente es, por tanto, estrictamente testimonial y en su apertura adelanta en prolepsis el sacrificio del poeta abatido por las ráfagas de las ametralladoras cuando trataba de tomar una colina: «John Cornford, veintiún años / ametrallados en el aire / en que han nacido estas palabras». En cualquier caso, la verdad poética («Esto fue en Córdoba, en diciembre») se solapa con la verdad histórica, porque aquélla incorpora ecos lorquianos de tragedia. Los eneasílabos dominantes en la composición transmiten un ritmo par, exacto y percutiente, dentro de un diseño formal muy trabado mediante distintas figuras de repetición, tanto en el plano fonético como en el morfosintáctico. Este homenaje enlaza con la poesía republicana dedicada a las Brigadas Internacionales, especialmente con el folleto publicado en 1938 por Ediciones Españolas, y que recoge versos de Antonio Machado, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Juan Gil-Albert y Emilio Prados, entre otros. Compuesto pocos años antes del poema que comento hay que recordar «1936», de Cernuda, en homenaje a un soldado de la Brigada Lincoln (Esteban, 1998).

En un libro donde el hilo conductor es una lectura moral de la memoria, lo que realmente le interesa a Valente es poner de relieve la continuidad entre el pensamiento y la acción, a la vez que denuncia el evasionismo de otros escritores como hizo el propio Cornford («All we’re brought are our party cards / Which are no bloody good for your bloody charades»), la pérdida de fe en las causas que creyeron justas: «La inteligencia aún se pasea / en tren de lujo por los versos / mientras esperan que otros caigan / para sentir horror de pronto». Se alude aquí también al desengaño político de escritores como Auden (López Castro, 1992: 60), y se enfatiza la continuidad entre escritura y vida —pura cosmovisión romántica— a través del recurso de la memoria como dispositivo ético que da relieve y sentido al presente. El poema recalca «Ametrallados, no vencidos / veintiún años» porque permanece el recuerdo de su valor (el recuerdo de la virtus, de la que se hace eco el sujeto lírico colectivo).

«John Cornford, 1936» era uno de los poemas más directos y referenciales del conjunto, de ahí que fuera uno de los que con más insistencia atacó una censura de criterios cada vez más vacilantes (ese carácter imprevisible también constituía un peligro para los creadores). No era ni mucho menos el más crítico del conjunto, pero sí se podía deducir de él una intención transparente, ya que el nombre y la fecha simbolizaban un determinado imaginario ético. Se entiende que la intervención de Robles Piquer permitió la reedición del poema, ahora en un libro cuyas cargas de profundidad no siempre fueron detectadas por los radares del régimen. Es muy probable que Valente, al mencionar la sección de orientación bibliográfica como antesala a una futura supresión de la censura, sospechara que en realidad se trataba de una cortina de humo, de un mero eufemismo. La ley de prensa auspiciada por Manuel Fraga en 1966, que terminó con la censura previa, supuso una apertura sólo aparente y bastante falaz pues, si bien bajaron las denegaciones con respecto a la etapa anterior de Arias Salgado, aumentaron las tachaduras y el silencio administrativo. La memoria y los signos interpela a los pasajes ocultos de la memoria subterránea, se aferra a un lenguaje portador de conocimiento y revelación frente a los estereotipos de la propaganda totalitaria. Su calado metapoético y metahistórico (Valente muestra que son complementarios) hace de él uno de los libros esenciales de la poesía de posguerra. Factores literarios y extraliterarios obraron para que los mecanismos de la censura no lograran neutralizarlo.

 

BIBLIOGRAFÍA

· Abellán, Manuel L. (1980), Censura y creación literaria en España (1939-1976), Barcelona, Península.

– (1982), «Censura y autocensura en la producción literaria española», Nuevo Hispanismo, 1, pp. 169-180.

· Binns, Niall (2004), La llamada de España. Escritores extranjeros en la guerra civil, Barcelona, Montesinos.

· Celada, Antonio R., González de la Aleja, Manuel, y Pastor García, Daniel (2006), Los brigadistas de habla inglesa y la Guerra Civil española, Salamanca, Ambos Mundos.

· Cornford, John (1986), Collected Writings, ed. de Jonathan Gallassi, Manchester, Carcanet.

· Esteban, José (1998), «Las Brigadas Internacionales y la Guerra Civil en la literatura», en Manuel Requena Gallego (coord.), La Guerra Civil española y las Brigadas Internacionales, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, pp. 133-146.

· Gubern, Roman y Font, Dòmenech (1975), Un cine para el cadalso. 40 años de censura cinematográfica en España, Barcelona, Euros.

· Lacalle Ciordia, María Angeles (2009), «José Ángel Valente: la memoria histórica», Cuadernos del Marqués de San Adrián. Revista de humanidades, nº. 6, pp. 19-64.

· Larraz Elorriaga, Fernando (2014), Letricidio español. Censura y novela durante el franquismo, Oviedo, Trea.

· López Castro, Armando (1992), Lectura de José Ángel Valente, León, Universidad de León.

· López Pina, Antonio (ed.) (2010), La generación del 56, Madrid, Marcial Pons.

· Medina Casado, Carmelo (1999), «John Cornford: Cambridge, 1915-Lopera (Jaén), 1936», Actas del VIII Congreso sobre el andalucismo histórico. Córdoba: 25, 26 y 27 de septiembre de 1997, Córdoba, Fundación Blas Infante, pp. 425-437.

· Rodríguez Fer, Claudio y Blanco de Saracho, Trea (2014), «Valente en Ginebra: memoria y figuras», en Claudio Rodríguez Fer (ed.), Valente vital (Ginebra, Saboya, París), Santiago de Compostela, Universidade de Santiago de Compostela, pp. 13-361.

· Uceda, Julia (1999), Los muertos y la evolución del tema de la muerte en la poesía de José Luis Hidalgo, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle-Inclán.

· Valente, José Ángel (1999), Obra poetica. 1. Punto cero (1953-1976), Madrid, Alianza.

 

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