Pese a la decisiva importancia del viaje marítimo que emprende la pareja protagonista en el Mecanoscrit, sería erróneo pretender establecer paralelismos excesivos entre el trayecto odiseico por las islas griegas y el viaje mediterráneo de Alba y Dídac a bordo del Benaura —en ningún momento podemos aventurar que el encuentro de ambos con los tres hombres que pretenden matar a Dídac sea paralelo al de Ulises con el Polifemo, y la mujer que ha perdido el juicio tampoco podría emularse a Circe o a Nausícaa—. Con todo, hay varios puntos en común entre ambos relatos: Odiseo, o Ulises, es protagonista y narrador de sus propias aventuras —al rey Alcínoo y su corte— durante gran parte de la obra; la travesía mediterránea de Alba y Dídac es un viaje iniciático tras el que ambos concluyen plenamente conscientes de que el segundo origen habrá de crearse a partir de lo que de ellos surja, o construyan, de ahí en adelante, prescindiendo de cualquier realidad al margen de ellos mismos. Pero lo más importante es que ese trayecto supone un punto de inflexión en sus vidas: dejan de ser niños y se convierten en adultos —y padres—. El quinto cuaderno, de alguna forma, lo es de recogimiento y espera, recoge el fruto de los cuatro anteriores, y será al término del mismo cuando conozcamos el yo que articula el relato, que no es otro que Alba: protagonista, narradora y bardo, a modo del Ulises homérico, u Homero odiseico.

Y es aquí donde nos encontramos con otro de los grandes logros de la novela, como es la mirada profundamente feminista de Pedrolo a lo largo de toda la obra —de hecho, no sólo de ésta, sino a lo largo de toda su muy extensa obra—. Ejemplos de ello los hay muy numerosos en el Mecanoscrit, desde detalles triviales, como el hecho de decidir que sea Dídac el que considere que lo natural es que los hijos lleven en primer lugar el apellido materno, hasta otros más estructurales, como es el cederle el protagonismo a Alba. Es ella, más que la pareja, el origen, la matriz de la nueva era, ya que tras la muerte de Dídac tendrá que recurrir al hijo de ambos, Mar, para crear el segundo origen, que surgirá, por tanto, doblemente de sí misma.

Y, si Alba será la madre biológica de la nueva sociedad, no debemos olvidar que desde el principio de la novela la mirada del narrador, el prisma a través del cual conocemos la historia que se nos relata, es también el suyo. Alba se yergue, por tanto, en generadora de vida física y, sobre todo, verbal, al engendrar hijos y palabras.

Pedrolo, en esta novela aparentemente sencilla, pero que oculta innumerables secretos, realiza una inteligente y muy perspicaz apuesta por la mujer a todos los niveles. Alba, protagonista y narradora de esta historia —enmarcada en los setenta, aunque podría encajar, con escasos cambios, en muchos otros momentos históricos—, enlaza con todas aquellas mujeres que, a lo largo de los siglos y, en la mayoría de los casos, bajo una voz anónima, nos han referido —y, a veces, protagonizado— fábulas, relatos, cuentos, coplas, baladas… En cuántas ocasiones las cancioncillas populares las refieren y protagonizan las mujeres que relatan sus amores —felices o desdichados—, generalmente, a otra mujer, o bien celebran las fiestas, los ritos, los cambios de estación… Protectoras de la familia y el hogar, las mujeres se convirtieron también en las guardianas de la palabra, de los relatos antiguos. Son las voces anónimas de la lírica tradicional, las que crearon, entonaron y difundieron composiciones populares como las jarchas, las cantigas de amigo, los villancicos. Todas aquellas mujeres que se esconden tras el perfil de Sherezade o el de Penélope, tejiendo y destejiendo a diario fábulas en su telar. Habrían de ser las voces femeninas, tantas veces ocultas bajo el calificativo de «anónimo» —con frecuencia, por necesidad, en otros casos, a causa de la tiranía del tiempo—, las que en muchas ocasiones salvaron los relatos para la posteridad, como nos recordara en su magnífico ensayo Una habitación propia Virginia Woolf:

Me aventuraría a decir que Anon, que escribió tantos poemas sin firmarlos, era a menudo una mujer. Según sugiere, creo, Edward Fitzgerald, fue una mujer quien compuso las baladas y las canciones folclóricas, canturreándolas a sus niños, entreteniéndose mientras hilaba o durante las largas noches de invierno […]. La anonimidad corre por sus venas (1980, pp. 70 y 71).

 

Y Pedrolo, feminista convencido, no podía sino trazar un perfil femenino para el personaje que no sólo originase la nueva era, sino que, al mismo tiempo, compusiera y difundiese el relato de su creación. Protagonista y bardo al mismo tiempo, Alba es uno de los personajes femeninos más potentes, populares e inolvidables de la literatura catalana de posguerra.

 

[i] Argos Vergara, 1984; Círculo de Lectores, 1985; Biblioteca Ciencia Ficción, Ediciones Orbis, 1986; Pirene, 1988; Pirene, 1989; Pirene, 1991; La Galera, 1996; Diagonal, 2002; El Aleph Editores, 2008. Siempre publicados en Barcelona, y siempre también en traducción de Domingo Santos, uno de los más destacados editores, escritores y especialistas en ciencia ficción españoles de la segunda mitad del xx.

[ii] En la página web <www.fundaciopedrolo.cat> se puede consultar, en el apartado «Obres traduïdes» (no hay que confundirlo con «Traduccions», ya que Pedrolo fue un excelente traductor de obras ajenas), los títulos pedrolianos que o bien lo han sido, o bien se van traduciendo a otras lenguas. Se trata de una página web muy útil que se va actualizando constantemente.

[iii] El comentario original de Adelais de Pedrolo, en catalán, es el siguiente: «El meu pare portava el tema del Mecanoscrit molt malament. I de fet tenia tota la raó. Una persona que escriu més de cent vint obres, que sigui conegut quasi única i exclusivament pel llibre del Mecanoscrit, que ademés [sic] no és un llibre…; és un llibre molt amè de llegir, amb moltes lectures, es pot llegit a moltes edats i cada vegada n’extreus conclusions diferents, però… clar, no estava a l’altura de la resta de la seva obra. I em va dir que si hagués sapigut [sic] això no l’hagués escrit».

[iv] El título de la colección La Cua de Palla (La cola de paja) se vincula con la expresión catalana «tenir la cua de palla», que significa, según el Diccionario de la lengua catalana, «no estar exento de culpa en alguna cosa», y que se relaciona, por tanto, con el ámbito de la novela negra.

[v]Los cinco capítulos del Mecanoscrito dan comienzo de la siguiente manera: «Alba, una muchacha de catorce años, virgen y morena»; «Alba, una muchacha de quince años, virgen y morena»; «Alba, una muchacha de dieciséis años, virgen y morena»; «Alba, una muchacha de diecisiete años, virgen y morena»; y finalmente: «Alba, una mujer de dieciocho años, morena y embarazada» (Pedrolo 1984a, pp. 7, 39, 73, 107 y 143).

[vi] Para las etimologías de los nombres mencionados, véase Faure, 2007.

[vii]Pese a que Pedrolo nació en L’Aranyó, vivió muchos años en Tárrega, toda su infancia, juventud y primera madurez, hasta que, ya casado, se instalará en Barcelona. Tárrega es «el pueblo de las albas» porque se halla bajo la advocación de la iglesia de Santa María del Alba, del siglo xvii. A causa de ello, el nombre de Alba se halla muy presente en toda la población.

[viii] El texto, en catalán en el original, es éste: «A més és un nom molt bonic. Jo el vaig agafar, “Alba”, no només pel sentit d’alba-aurora, “sortida del sol”, sinó pel fet de que al meu poble, encara que no fos al poble que vaig néixer, sinó a Tàrrega, és el poble de les albes, és un nom que sempre m’ha fet molta gràcia, l’he trobat eufònic, bonic, i es prestava més prestar-lo a una noia que precisament anava a reconstruir un món enderrocat».

[ix] «En muchos mitos de la creación del mundo, el agua primigenia es la fuente de toda vida que se eleva desde ella, pero al mismo tiempo también es un elemento de disolución y de ahogamiento» (Biedermann, 1993, p. 19).

[x] Véase Cirlot, 1991, pp. 54-56. También Jean Chevalier realiza un extenso repaso por los mitos creacionistas vinculados al agua en numerosas culturas: véase Chevalier, 1993, pp. 52-60.

[xi] «[…] las aguas simbolizan la unión universal de virtualidades, fons et origo, que se hallan en la precedencia de toda forma o creación» (Cirlot, 1991, p. 54).

[xii] Si nos centramos específicamente en la cultura judeocristiana, la vinculación entre aguas y madre-matriz es clara: «En las tradiciones judías y cristianas el agua simboliza ante todo el origen de la creación. El men (M) simboliza el agua sensible: es madre y matriz. Fuente de todas las cosas, manifiesta lo trascendente y por ello debe considerarse como una hierofanía» (Chevalier, 1993, p. 54).

[xiii]Acerca de este pasaje, resulta interesante aludir al artículo que recientemente publicó Joan Santanach en la revista Sonograma (Santanach, 2018), donde, en su última parte, «Coda sobre la censura», indicaba que, en la publicación del Mecanoscrit de 1986 para las ediciones de La Caixa, se habían censurado momentos de sexo explícito, como el citado, u otro más. Lo curioso es que dos años antes, en su versión al castellano de la novela, Domingo Santos no tuvo ningún problema para traducirla fielmente del original.

[xiv]Así lo indica Eduard Llauradó, médico amigo de Manuel de Pedrolo, en el documental Manuel de Pedrolo. Trencant l’oblit (Manuel de Pedrolo. Rompiendo el olvido), quien explica lo siguiente del novelista de L’Aranyó: «Quan va anar a la guerra, doncs es podia emportar un llibre, un llibre per llegir, i és clar, diu: “Vaig agafar un llibre ben gruixut”, i dic: “Ai sí, quin vas agafar?”, diu: “Oh, la Bíblia, perquè és molt gruixut”. I llavors durant la guerra el Manuel de Pedrolo es va llegir la Bíblia, era un expert en Bíblia, el que passa és que era peculiar: un ateu se’n va a la guerra amb la Bíblia. Però no per reconvertir-se, sinó perquè és el llibre més gruixut que té a casa seva, perquè li duri» («Cuando fue a la guerra, pues se podía llevar un libro, un libro para leer, y claro, dice: “Cogí un libro bien grueso”, y digo: “Ay, sí, ¿cuál escogiste?”, dice: “Oh, la Biblia, porque es muy grueso”. Y entonces durante la guerra Manuel de Pedrolo leyó la Biblia, era un experto en Biblia, lo que pasa es que era peculiar: un ateo se va a la guerra con la Biblia. Pero no a reconvertirse, sino porque es el libro más grueso que tiene en casa, para que le dure») (Miguel, 2017, minuto 7.21-7.51).

[xv] «Dídac y Alba… Como Adán y Eva, ¿no?» (Pedrolo, 1984a, p. 77).

[xvi] Pedrolo sólo pudo llegar a conocerlo versionado por Carles Riba (Cavafis, 1962). Lo curioso es que apenas un año más tarde de escribir el Mecanoscrit aparecerían dos traducciones más, la primera a cargo de Joan Ferraté (Cavafis, 1975a), la segunda, a cargo de Alexis Eudald Solà (Cavafis, 1975b).

[xvii]«Ahora sabían que no podían contar con nadie. Si bien quedaba demostrado que no eran los únicos habitantes de la tierra, nada de lo que habían visto los invitaba a asociarse con los supervivientes de la catástrofe. Alba dijo:

»—De modo que vamos a tener que proceder como si no hubiera nadie más» (Pedrolo, 1984a, p. 134).

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BIBLIOGRAFÍA
· Biedermann, Hans (1993). Diccionario de símbolos, Paidós, Barcelona.

· Chevalier, Jean (1993). Diccionario de los símbolos, Herder, Barcelona.

· Cirlot, Juan-Eduardo (1991). Diccionario de símbolos, Labor, Barcelona.

· Faure, Roberto (2007). Diccionario de nombres propios, Espasa, Madrid.

· Kavafis, Konstantinos (1962). Poemes de Kavafis, traducción de Carles Riba, ilustraciones de Josep Maria Subirachs, nota preliminar de Joan Triadú, Teide, Barcelona.

– (1975a). Vuitanta-vuit poemes de Cavafis, traducción de Joan Ferraté, Edicions 62, Barcelona.

– (1975b). Poemes: edició bilingüe, traducción y notas de Alexis Eudald Solà, Curial, Barcelona.

· Miguel, Eduard, dir. (2017). Manuel de Pedrolo. Trencant l’oblit, coproducción de TVC (estrenado el 25 de junio de 2017, vigilia del aniversario de los veinticinco años de su muerte). Disponible en línea: <http://www.ccma.cat/tv3/alacarta/el-documental/manuel-de-pedrolo-trencant-loblit/video/5535249/>.

· Pedrolo, Manuel de (1965). Joc brut, Edicions 62, Barcelona.

– (1972). Juego sucio, traducción de Jaume Fuster, Península, Barcelona.

– (1974). Mecanoscrit del segon origen, Edicions 62, Barcelona.

– (1975). Trajecte final, Edicions 62, Barcelona.

– (1984a). Mecanoscrito del segundo origen, traducción de Domingo Santos, Argos Vergara, Barcelona.

– (1984b). Trayecto final, traducción de Esteve Riambau Saurí, Hogar del Libro, Barcelona.

· Santanach, Joan (2018). «En defensa del Mecanoscrit de Manuel de Pedrolo», Sonograma, núm. 37, enero de 2018. Disponible en línea: <http://sonograma.org/2018/01/en-defensa-del-mecanoscrit-de-manuel-de-pedrolo/>.

· Vostè pregunta (1983). Producción de TVC. Disponible en línea: <https://www.youtube.com/watch?v=7tjT5yTL00M>.

· Woolf, Virginia (1980). Una habitación propia, Seix Barral, col. Biblioteca Breve, Barcelona.