Carmen M. Cáceres
Al borde de la boca. Diez intuiciones en torno al mate
Fiordo Editorial
136 páginas
POR MARTA JIMÉNEZ SERRANO

Antes, para saber qué subrayaban otros en los libros, necesitábamos que nos prestaran el libro. A ese psicoánalisis superficial de ver en qué se fijó cada quien accedíamos con poca frecuencia. Ahora, cada tanto, encontramos en redes sociales citas que sacan otros de los libros que se están leyendo o fotos de la página con el subrayado a lápiz: la experiencia se comparte según se vive. Fue de ese modo, en una foto compartida en Instagram, como leí hace ya unos meses una primera frase que me obsesionó –que me obsesiona–: «Nadie es realmente libre hasta que desarrolla sus propios hábitos».

El arranque pertenece al libro Al borde de la boca. Diez intuiciones en torno al mate, de Carmen M. Cáceres, y después de haberlo terminado pienso que tiene todo el sentido que yo encontrara así aquella primera frase, porque el propio mate es como el subrayado a lápiz que ponemos en redes según leemos: una experiencia que se comparte según se vive.

El tema de este ensayo breve y minuciosamente preciso puede resultar específico –demasiado específico– para, pongamos, esta española que no ha bebido mate en su vida, para la que el mate no forma parte de su entorno y que la única vez que lo probó lo encontró desagradablemente amargo. Y, sin embargo, sin dejar de hablarnos del mate en ningún momento, y destilando un amor verdadero por la yerba, Carmen nos habla de todo lo demás: del hábito, del rito, del silencio, del vicio, de la soledad y la compañía, de lo solidario y lo unitario, de un protocolo que pudiera resultar neurótico y que sin embargo a ella le aplaca la neurosis. Hablando del agua nos habla del cuerpo, hablando de la ingesta nos habla del ritmo. Y, como digo, nos habla del mate. El lector interesado encontrará en este libro datos sobre su historia y su cultivo, estadísticas sobre su consumo y descripciones de los utensilios necesarios para la práctica. Pero quizá lo que a mí más me ha atraído en este texto es cómo la autora, a través de ese ritual concreto, de ese objeto material (la bombilla, la yerba, el agua), hace una incursión en un tema que me interesa profundamente: la intimidad. Porque qué es el análisis de los hábitos propios, de los actos domésticos, de la inserción de un rito en la vida laboral, cotidiana; qué es el análisis de la ambivalencia entre el mate en soledad y el mate compartido, lo que nos reservamos y lo que ofrecemos, sino una aproximación al análisis de la intimidad.

El libro aborda todas estas aristas (históricas, temáticas, sociológicas, culturales, reflexivas) con un estilo tan cuidado que da miedo ensuciarlo al leerlo, y con una precisión microscópica que hacen de Carmen no sólo una excelente escritora sino también una implacable analista. Pero qué no esperar de una autora que escribe sin despeinarse un largo párrafo sobre la saliva, su doble dirección, su utilidad fisiológica y su simbolismo. Parece que nada pudiera resistírsele, que sería capaz de escribir varias páginas sobre una brizna de yerba, sobre el gesto de retirar la pelusa del abrigo ajeno, sobre el bostezo de un gato.

Indirectamente, el libro revaloriza lo pequeño –lo que nos parece pequeño, lo que hemos dado en llamar pequeño–, lo cotidiano, aquello que parece carecer de importancia y que sin embargo pauta nuestro día a día y acaba condicionando nuestra personalidad. «Creemos en el mate como se cree en un tótem: sin moverlo de lugar», escribe Carmen, pero ella parece voltearlo para mirarlo desde todos sus ángulos y no dejarse ninguno por el camino. Poeticidad y rigor no siempre van de la mano, pero en este libro, sí.

Acaba una Al borde de la boca con las ganas irredentas de escribir a Carmen, de llamarla, y de preguntarle y tú cómo tomas el mate, con quién, a qué hora, cuántos mates empaparon la escritura de este libro. Acaba una hasta con ganas de decirle, Carmen, cébate uno, y hasta con ganas de probarlo, porque sus palabras te hacen olvidar aquel regusto amargo que probaste una vez y te llenan de ganas de entrar en el rito, en el vicio, en la conversación.