POR JORGE CARRIÓN
Carta al director:
Barcelona. 2 de junio de 2023.
He leído con estupefacción el artículo de Diego Zúñiga «Generosos y mezquinos», en el que comenta mi columna «La literatura argentina pasa del antagonismo a la generosidad» (Infobae; 24/3/2023), en cuyo final cuento una historia real sobre Hebe Uhart y su participación como jurado en la edición del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez de 2016. En su texto, Zúñiga afirma lo siguiente: «Vuelvo a Carrión y a la mezquindad y al cierre de su columna, donde cuenta una dudosa historia de Hebe Uhart, en la que la representa justamente como una escritora mezquina, cuando creo que son muchos los escritores y escritoras que podrían compartir una serie de historias marcadas por su generosidad y su entusiasmo por libros escritos por gente muchísimo más joven que ella, generosidad y entusiasmo que no tenían una cuota de cálculo. En realidad, lo mezquino y lamentable es que Carrión convoque el nombre de una escritora extraordinaria cuya vida estuvo marcada por la mezquindad de un campo literario que sólo terminó por reconocerla cuando ya tenía más de 70 años. La mezquindad de hablar de alguien que ya lleva varios años muerta y, por lo tanto, no tiene cómo desmentir esa infame calumnia». No se trata de una «historia dudosa». No se trata de un «chisme» ni de una «calumnia», es decir, de una «afirmación falsa, hecha maliciosamente para causar daño», sino de un hecho. No se trata de «una presentación» como «persona mezquina», sino de un comportamiento concreto en un momento determinado de su vida. La persona que me lo relató y que fue testigo presencial de las palabras de Uhart, a quien preferí mantener en el anonimato, me autoriza ahora, a causa de esta difamación, a publicar su nombre: es Consuelo Gaitán, entonces directora de la Biblioteca Nacional de Colombia e impulsora del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez. Pero me temo que al autor de este artículo no le interesan los datos. Podría haber aprovechado el espacio que le daba Cuadernos hispanoamericanos para compartir historias de la generosidad de Uhart, pero ha preferido no hacerlo. Él sabrá por qué.
Atentamente,
Jorge Carrión