La sexualidad es el acto más íntimo; la afectividad nunca lo ha sido
Un punto de inflexión fundamental, creo. He roto en buena medida una línea narrativa que ya era larga, y necesitaba explorar otro camino. No sé lo que vendrá, pero estoy más apegado ahora a lo real que a lo fingido. Tengo varios proyectos, y sólo un par de ellos rozan lo que se llama ahora no ficción creativa.
No, yo creo que a eso no se le puede llamar ficción. Eso es maquillaje. Los escritores nunca inventamos de la nada, pero hay veces que juntamos retazos de frankensteins y con todo eso hacemos un rompecabezas. Eso es ficción. Hay otras veces, en cambio, en las que, con un grado de osadía mayor o menor, simplemente contamos nuestra propia vida o la vida de otros o la historia de nuestra época, y entonces dejamos de hacer ficción, aunque estemos usando herramientas de la novela. Yo sólo he hecho no ficción en dos libros y medio. En El amor del revés, por supuesto; en un ensayo que se titulaba Donde el silencio; y en algunas partes de Los amores confiados, que eran estrictamente notariales con la realidad. El resto de las veces he inventado, aunque madame Bovary siempre fuera yo.