Leer

El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo de ella

Por Catalina Murillo
No hemos terminado de dar nuestra primera vuelta por el mercado, cuando cae sobre nosotras como pájaro oscuro: ya está, se nos fastidió el plan, temí de golpe.
Al hombre le bastaron, sin embargo, unos cuantos segundos para entender que yo podría ser útil a sus intereses, lo cual, vaya coincidencia, fue exactamente lo mismo que pensé yo…