Ricardo Dudda
Mi padre alemán
Libros del Asteroide
216 páginas
Cuando publicó Coto Vedado, su primer libro de memorias, en 1986, Juan Goytiloso explicaba que había pretendido «huir de la hipocresía y el exhibicionismo» de la tradición literaria española, atreviéndose con un género que, decía, «no se ha cultivado en España, salvo excepciones», pero que tenía «numerosos y magníficos ejemplos en las literaturas francesa e inglesa». Se refería Goytisolo a la indagación cruda de la propia vida sin escatimar miserias ni ocultar nuestros secretos más escandalosos, pero también al hecho de hacerlo desde la sencillez del estilo, evitando la grandilocuencia de la leyenda épica en que normalmente convertimos nuestra biografía. Más allá del exhibicionismo del escritor barcelonés, la obra se convirtió en un pequeño hito literario en un tiempo (y un mercado editorial) donde las memorias, mal o bien escritas, aparecían siempre bajo la forma de la hagiografía.
Viene la mención a cuento de Mi padre alemán (Libros del Asteroide, 2023), última obra del periodista y escritor Ridardo Dudda y finalista del II Premio de No Ficción de la mencionada editorial. Y lo hace porque el libro contiene algunas de las virtudes que Goytisolo destacaba de su propia obra memorística, pero también por su relación directa con la obra de Monique Lange, quien fuera pareja de Goytisolo y autora, entre otros maravillosos libros, de Les cahiers déchirés (1994), obra íntima y caleidoscópica sobre la relación con su padre enfermo y que funciona como antecedente lejano del libro de Dudda. Construido, al igual que aquél, como un collage de recuerdos, conversaciones, escenas y atmósferas, Mi padre Alemán nos cuenta la historia del fabuloso Gernot Dudda, el padre del autor, aunque, como ocurre con toda obra fecunda, en realidad sea un libro sobre muchas otras cosas.
¿Cuántos libros puede contener un libro? ¿Cuánta verdad hay en nuestros recuerdos? ¿Cuán diferente son la vida y su relato? Son algunos de los dilemas que atraviesan esta obra de indagación familiar que se inicia como una investigación dialogada sobre la vida del padre del autor (el título original iba a ser La vida anterior de Gernot Dudda) y que, ya desde su brevísimo prólogo, se convierte en otra cosa. «Es un collage, es una exploración del pasado familiar, es una reflexión sobre la culpa y el desarraigo, es una biografía y una autobiografía, es una larga conversación frente al mar y llena de disgresiones entre un padre y un hijo», nos dice Dudda, y así es efectivamente, pues Mi padre alemán es un libro que contiene otros muchos libros: un ensayo sobre el fin de la II Guerra Mundial y la Europa comunista, una indagación sobre el Holocausto, una reflexión sobre la culpa, una historia del desarraigo. Y hay también en sus páginas preguntas directas, crudas, suscitadas por la recuperación del archivo familiar y el descubrimiento de la figura del abuelo, Richard, policía de la Alemania nazi y colaborador en el exterminio de judíos y otras minorías. ¿Cómo contarle a Gernot que su padre participó en el Holocausto? ¿Cuál será su reacción? ¿Es hereditaria la culpa?
Gernott Dudda, el padre alemán de Ricardo, nació en Prusia en 1940, en una ciudad que hoy es polaca y en una región que ya no existe. Vivió en la Alemania nazi y luego en la RDA, de la que huyó ilegalmente junto a sus padres y su hermano, sobreviviendo al hambre y a los campos de refugiados. Ya de adulto, aburrido de su vida en la Alemania de los 70, Gernott viajará a España en busca del sol, vivirá en Burgos y el País Vasco y se hará publicista de éxito en Madrid antes de acabar jubilado en la costa murciana. Todo esto nos lo cuenta Ricardo Dudda hilvanando las conversaciones con su padre con sus propios recuerdos de infancia, la investigación sobre el archivo familiar y los secretos ocultos tras el viejo y ensangrentado pasaporte nazi del abuelo Richard, y lo hace con un estilo preciso, casi de reportaje periodístico, cargado de lucidez narrativa al evitar deliberadamente la tentación literaria para esquivar la tendencia al melodrama y el sentimentalismo de toda biografía.
Como ocurría con las memorias de Goytisolo, Mi padre alemán tiene la gran virtud de ser un libro alejado de nuestra propia tradición memorística, una obra breve y precisa que exuda autenticidad, compleja y sencilla a un tiempo, surcada de dilemas, enigmas y desgarraduras, pero también de humor, ironía, ternura y delicadeza. Un libro, en fin, sobre la identidad de quien ya no tiene patria, sobre la memoria perdida y recobrada, sobre la relación de un padre y un hijo, sobre silencios y secretos. Un libro que, en palabras del propio Ricardo Dudda, pretende «contar la verdad porque luego la verdad no duele tanto».