Jorge Comensal
Este vacío que hierve
Alfaguara
312 páginas
Jorge Comensal es un autor mexicano nacido en 1987. Su primera novela, Las mutaciones, recibió una acogida favorable tanto a nivel de crítica como comercial, pues aparte de ser bienvenido como una voz audaz consiguió una decena de traducciones. La trama de la historia partía de la tragedia de Ramón, diagnosticado de cáncer por un tumor en la lengua que le impide hablar. Ramón es el relacionista público de un bufete de abogados, por lo que su enfermedad lo priva también de su medio de vida. Pero en vez de escarbar en el dolor y despertar lástima, Comensal construía un libro donde el drama se transformaba en comedia, con personajes como su hermano Ernesto, la psicóloga Teresa o el loro Benito, que le permitían desplegar el abanico de reacciones que desata la amenaza de la muerte y la forma cómo la enfrenta el enfermo y su entorno.
En su segunda novela la muerte vuelve a tener una presencia importante. Corre el año 2030 y dos biografías marcadas por los muertos, aunque de distinta manera, se cruzan como consecuencia del incendio del Bosque de Chapultepec, cuyas llamas llegan hasta el Panteón Dolores. Las dos biografías corresponden a Karina y Silverio. La primera es una joven de veinticinco años que está diseñando una nueva teoría de la gravitación universal. Es huérfana y vive con su abuela Rebeca de noventa años. Su mejor amiga es Mila, que estuvo enamorada de ella. «Karina siempre estuvo fascinada por lo invisible, lo demasiado pequeño, lo sutil, lo imperceptible. Su mejor amigo de la infancia fue el electromagnetismo». La frase anterior contiene la personalidad de una niña que crece sola y se refugia en su curiosidad. Años más tarde se cuestiona cómo fue posible que se dedicara a investigar cuestiones científicas y no su propio pasado. Esta contradicción nace cuando encuentra borracha a su abuela la noche del incendio. Rebeca confunde a su nieta con otra persona y se dirige a ella acusándola de haber hecho algo contra su hijo, lo que lleva a Karina a preguntarse qué pasó en realidad con sus padres, por qué no existen fotos de su madre.
Silverio trabaja como vigilante en el cementerio, el Panteón Dolores. Antes era barrendero pero Yadira, su mujer, lo obligó a renunciar porque no le parecía un trabajo higiénico, sobre todo porque tenían una niña recién nacida. El cambio fue peor, pues según su mujer era otro trabajo insalubre y además la avergonzaba. Se separaron y Silverio perdió el contacto con Daenerys, su hija, hasta la noche del incendio del bosque, que arrasó de paso el zoológico. Ella lo contacta por teléfono, alarmada por los animales, pues ha escuchado que han muerto todos. Su preocupación sirve para que vuelvan a verse. Aquí la muerte y la destrucción funcionan como en la realidad, su fuerza es el imán que reúne a los personajes, como los parientes que no se ven hasta que fallece uno de ellos, y aprovechan el día del entierro para contarse intimidades o secretos que creen ya es oportuno contar.
Con una prosa sencilla y, por momentos, demasiado funcional, Comensal hilvana estas dos biografías sumando personajes secundarios, hasta que confluyen y se acompañan en la aventura que provoca el incendio. La estructura no es novedosa y tampoco la propuesta distópica. En su caso se trata de un apocalipsis climático que tiene su Greta Thunberg personificada por Daenerys. Esta aparición puede desvirtuar el sentido de la novela y convertirla en una parodia, pero la clave para que la trama sobreviva se encuentra en el tono. Aquí no se busca aleccionar, tampoco hay una épica contra los poderes que destruyen el planeta ni se convoca una revolución. Lo que hay son pruebas de afecto entre dos familias que necesitan reconciliarse con un pasado que han mantenido oculto. Karina hará todo lo posible por averiguar la verdad sobre sus padres mientras que a Silverio se le presenta otra oportunidad con su hija. Los datos científicos y las reflexiones que despiertan están integrados con naturalidad en el discurso de Karina y la curiosidad de Daenerys. Nada es gratuito en esta novela que no llega a ser memorable, pero se deja querer y contagia la curiosidad por la ciencia.