Karina Sainz Borgo
La isla del doctor Schubert
Lumen
152 páginas
Del primer estupor pueden nacer obras tan interesantes como inclasificables, como del miedo al fracaso o de las heridas por dentro. La última creación de Sainz Borgo se aparta de la trayectoria marcada por La hija de la española y El tercer país. En esas novelas primeras ya había lidiado con monstruos o «monstruas» (como suele llamar a sus protagonistas); ya había jugueteado con las referencias a los clásicos y otros autores de cabecera como timones en momentos de zozobra; pero es ahora, en La isla del doctor Schubert, donde el peso y abundancia de todo ello es excepcional.
Se trata de una novela corta y poética de ritmo hipnotizante, marinero. Cuenta con las ilustraciones de Natàlia Pàmies y subyacen en ella las secuelas que deja en cualquier ser el contacto con otros seres que se escapan a nuestra comprensión («monstruos» en el amplio sentido de la palabra con todas las curiosas acepciones que le otorga el diccionario). Esos que descubren en nosotros aristas, facetas que estaban ocultas. Y a medida que avanza el relato, vemos que el protagonismo se refleja y pasa, como por un espejo, del monstruo observado a la observadora, y de esta al lector o lectora. Imposible escribir esta obrita si no es bajo la alucinación que sucede a ese encuentro con lo insondable, o tras una catástrofe.
Se sitúa en una Mallorca muy peculiar circundada por dragones que habitan en el fondo del mar, y ondinas y lamias, y sirenas, y seres mitológicos que parecen humanos pero que se presentan con restos de naufragio, o se transfiguran con miembros y pedazos de animales y otros elementos.
La «copista», de cuya voz y observaciones depende gran parte del relato, llega a la isla después de un naufragio, y queda atrapada por el magnetismo del extraño doctor Schubert. Su entrada es aparatosa. Resbala y se le caen cincuenta perlas que van a dar a los pies de Schubert. Este se quedará con una de ellas, con la que jugará después bajo la lengua, mientras observa los avatares de su isla. Desde ese primer encuentro, la amanuense irá desgranando sus observaciones sobre el enigmático personaje, así como sobre la isla y sus habitantes. A cada aproximación, el personaje central se escurre por una nueva pregunta, un nuevo enigma.
Hay además otra voz omnisciente que describe y narra a la copista. Este libro está escrito para ser escuchado, como el recuerdo de un sueño. Nunca podremos saber quiénes son en realidad Schubert, su personaje principal, o Tristán, o la copista, pese a todas las descripciones simbólicas que los definen. En ese misterio y, por tanto, en esa búsqueda reside la fuerza de este libro.
Es una obra barroca, breve pero inabarcable en una sola mirada, compuesta de fragmentos, escenas diminutas, casi de jardín bosquiano. La fascinación por Schubert, tan contradictorio como para generar tormentas y trabajar por la paz de otros lugares, recuerda a la que provocaba el Kurtz de El corazón de las tinieblas. Y como entonces, cuando no sabemos bien por donde andamos, nos asimos a la palabra que nos lleva:
Desprovista de sus perlas, que de nada servían para evitar una guerra declarada desde el inicio de los tiempos, la amanuense demoró el regreso a la isla del doctor Schubert. Prefirió el juego a la verdad. Retozó en el fondo de un mar con el que otros sufren pesadillas. Pero… ¿quién puede concentrarse en la caída cuando le ha sido concedido el espectáculo del abismo?
Quizá las demasiadas referencias literarias a Javier Marías, Borges, Pessoa, Conrad y una larga cartografía literaria puede producir alguna distracción o sensación de debilitamiento de la trama. Podría leerse como un puro juego de artificio literario. En ciertos momentos, el texto parece autocomplacerse en sus hallazgos y asociaciones simbólicas. Pero, aunque solo fuera un engendro verbal o acrobático, ya habrá valido la pena su lectura, por la singularidad que irradia.
El tema de fondo persigue a la autora como una sombra: el desarraigo, la negación de los amarres que, a cambio, da como resultado este hallazgo: «A falta de lo propio, se puede vivir desterrado en el lenguaje o escondido dentro de las obras completas de San Agustín».
Sea o no un paréntesis, un libro «isla» en la trayectoria de la autora, esta obra rara rinde un homenaje a la literatura por encima de todo.