Borja Bagunyà
Los puntos ciegos
Editorial Malas Tierras
522 páginas
Borja Bagunyà (1982, Barcelona) ha publicado los libros de relatos Apunts per al retrat d’una ciutat (Arola Editors, 2004), Defensa Pròpia (Proa, 2010 – Premio Mercè Rodoreda), Plantes d’interior (Empúries, 2011), y el ensayo Trapologia (Ara Llibres, 2018) junto con Max Besora. Los puntos ciegos (Els angles morts) es su primera novela y el primero de sus libros traducido al castellano.
Los puntos ciegos podría entenderse como un cruce entre una novela de campus, una novela médica y una novela existencialista, sin ser ninguna de las tres cosas y todas a la vez. La escritura de Bagunyà es cerebral y lúcida, disectiva y abundante, pone de manifiesto una realidad compleja y escudirriza a la que intenta dar alcance por medio de unos personajes por lo general ensimismados.
Inmersos en su propio desentrañamiento del mundo, los tres protagonistas de la novela buscan establecer y reforzar sus acciones hacia el alcance de un propósito particular, cuestionando el lugar de cada uno y su relación con el resto.
Por un lado, tenemos la figura algo acomplejada de Antoni Morella, docente en la Universidad de Barcelona. Del mismo modo que ocurre con aquel protagonista de Stoner, estancado en la marea oscura de la facultad, a través del personaje de Morella se nos muestra el juego de las competencias universitarias y la encarnizada lucha por las prerrogativas de los puestos más altos:
«No tendría que habar bajado a la conferencia. De hecho, no tendría que estar allí plantado, sosteniendo estúpidamente la tosta con salmón y la pizca de eneldo, intentando satisfacer las exigencias pseudosofisticadas de aquella panda de afanosos, pendientes de exhibir sus medallas unos delante de otros, que si grupo de investigación, que si becas europeas, que si poco politizados, pensó, y se sintió aún más pequeño delante de tanta efervescencia acreditativa…».
Por otro lado está Sesè, la pareja de Morella, una eminente ginecóloga que asiste al parto de un niño con deformaciones físicas: «La criatura había nacido con la cara hecha un guiñapo de carne. Lo tenía todo fuera de sitio, la cabeza inflada como una palomita de hueso, las orejas del revés. La malformación era congénita y masiva, pero no se parecía a nada que Sesé hubiera visto antes».
A raíz de esta experiencia, la doctora emprende una investigación obsesiva para intentar dilucidar el caso del bebé y el de otros nacimientos de similares características. Cada vez con un empeño menos éticamente profesional, intenta encontrar un patrón o una explicación plausible a las anomalías y —parece decirnos el autor— también un sentido a los errores de la existencia.
Sesé y Morella conviven pero apenas se comunican, se cruzan en el espacio doméstico sin interactuar, cada uno inmerso en sus preocupaciones particulares. Es interesante como Bagunyà nos los presenta desde el principio como dos ejes equidistantes, cada uno en el extremo opuesto del hogar y de la relación.
El otro personaje es el de Olof, el sobrino de Morella recién aterrizado de Estados Unidos, que llega más avanzada la novela para romper esa dicotomía. La presencia de Olof supone la aparición de nuevos temas como el de la familia, la idiosincrasia europea, o las reflexiones sobre la educación y la experiencia que tienen lugar a través de conversaciones regulares entre tío y sobrino.
La novela se encamina poco a poco y genuinamente hacia una desnaturalización de estos tres personajes. Las posiciones de Morella, de Sesè y de Olof se ven alteradas por el devenir de los acontecimientos y cada cual reacciona a cambios particulares e intrasferibles. A través de las digresiones de unos y otros, comprendemos sus antecedentes y sus ideas, sus propósitos y su visión de la misma realidad que los engloba, pese a sus diferencias.
La narración se escora muchas veces hacia la intelectualidad sin llegar nunca a la pedantería. La inteligencia narrativa de Bagunyà nos propone (por medio de un narrador sorpresa) una mirada analítica acerca de las relaciones humanas que escapa a la banalidad y al estereotipo, al mismo tiempo que discurre con una soltura magistral acerca de casi todo lo demás.
Los puntos ciegos es una novela esencial y exigente, un retrato demoledor sobre la sociedad occidental de nuestro tiempo.