La forma en que Cervantes cierra el volumen de las Novelas ejemplares no puede haber sido resultado del azar o invención del editor. Es una manera muy significativa de concluir el libro porque presenta dos historias interconectadas, y la última queda sin finalizar, con la segunda parte todavía por ser contada. Concluye de la forma más abierta posible. Tenemos aquí a Cervantes volviendo a sus juegos de autoría al experimentar con los orígenes de su texto, su fiabilidad y los papeles de autor y lector. Para rematar todo esto, la última novela es acerca de dos perros que se cuentan sus historias. El potencial elemento fantástico y la estructura de narrativa enmarcada remiten a los orígenes de la ficción. Para mí es claro que Cervantes está concluyendo su libro con una reflexión sobre la narrativa y la escritura en general. Si bien la novela final parece compartir, nuevamente, las convenciones del escenario realista característico de la picaresca, es cualquier cosa menos eso.

El protagonista es el alférez Campuzano, quien sale tambaleándose del hospital de la Resurrección en Valladolid, donde ha sido tratado por un episodio de sífilis. Se encuentra con su antiguo amigo el licenciado Peralta, un abogado que lo invita a su casa a comer para ayudarlo a recuperarse. Allí, Campuzano cuenta a su amigo cómo una noche, medio dormido en el hospital, escuchó la conversación entre dos perros, Cipión y Berganza; la memorizó y la pasó luego por escrito en un cartapacio que se saca del pecho y se lo da al licenciado. Le cuenta también cómo terminó en el hospital, que es la historia de «El casamiento engañoso», el undécimo relato del libro. Este cuento que sirve como marco, a pesar de sus aparentes aventuras convencionales, es una novela contada al revés. Mientras que casi todas las otras historias en el volumen conducen al matrimonio (excepto la del viejo casado con una joven, «El celoso extremeño»), acá la acción comienza casi con un matrimonio. El soldado, para pasar un buen rato, elige a una mujer atractiva —no bella— con quien planea casarse y, después de un tiempo, dejar la ciudad y regresar al ejército. Ella parece muy dispuesta y le ofrece usar una gran casa donde, aparentemente, vive. La mujer, Estefanía, que es una prostituta, planea estafar al soldado y robarle todas sus joyas y dinero. Bajo estos falsos pretextos, se casan y se mudan a la casa, donde disfrutan de un breve periodo de felicidad conyugal. Sin embargo, los verdaderos dueños de la casa aparecen de forma inesperada y Estefanía huye con las joyas de Campuzano, que lamenta su pérdida —aunque no demasiado porque sabe que, de todas maneras, eran falsas—. Estefanía, con todo, ríe última, pues Campuzano termina en el hospital con sífilis. Así, el matrimonio, que en las Novelas ejemplares representa el orden, es usado aquí para el engaño y deja a los protagonistas en una jungla social, moral y física. A pesar de ser muy divertido, es también un final deprimente. No obstante, todo lo salva la literatura, pues en el hospital el alférez encuentra inspiración para escribir «El coloquio de los perros», una extraordinaria novela que, puede decirse, es la obra maestra de las Novelas ejemplares. Es, como si fuera, la hija del fraudulento matrimonio.

La historia de Berganza es una suerte de autobiografía picaresca que incluye la historia del origen de los perros y de su habilidad para hablar. Eran, presumiblemente, hijos de una famosa hechicera que aparece en la novela, pero no se da prueba definitiva de ello. La acción tiene lugar en Sevilla, por supuesto, y la convención picaresca de un rufián que sirve a varios amos es incorporada con facilidad en el relato, porque los perros, naturalmente, tienen varios dueños que los usan para diferentes tareas, algunas ilegales de seguro. La primera etapa de su vida la pasan en el matadero de Sevilla, lleno de violencia y sangre —no sólo de animales— y poblado de criminales de todo tipo. La perversión de la picaresca de Cervantes es original, incluso brillante, puesto que la gente es observada desde la perspectiva de los perros, que pueden asumir y expresar una indiferente actitud crítica. Algunos de los episodios son hilarantes. Cipión, mientras tanto, es un interlocutor instruido, escéptico y pedante que mantiene a Berganza en su línea narrativa al criticar sus digresiones, distracciones e innecesarios juicios morales. Es un divertido editor en acción que, junto al abogado Peralta, nos representa a nosotros, los lectores.

Si existe un autor que animó a leer entre líneas, éste es Cervantes. En el caso del relato de la vida de Berganza, es posible discernir la autobiografía velada del alférez Campuzano. Se nos conduce a sospechar que su madre pudo haber sido una prostituta, como la hechicera que presumiblemente dio a luz a los dos perros, y su infancia pudo haber transcurrido, como la de esos animales, en el sórdido matadero de Sevilla. La vida no contada de Cipión, por el nombre marcial del perro (dos famosos soldados romanos se llamaron Escipión), podría remitir a las afectadas aventuras militares de Campuzano, una vida de hechos heroicos al estilo del Quijote, aunque, debido a su puntillosa preocupación por la forma narrativa, también contendría su lado libresco. Cipión podría, entonces, representar la unión de armas y letras que el mismo Cervantes encarnaba y proveer a través de su historia, potencialmente, una síntesis de esta inmemorial disputa, así como un divertido autorretrato. Pero el lector se queda esperándolo, anticipando de forma ansiosa la siguiente noche, cuando el mundo de ficción de Cervantes se despierte otra vez para traernos renovado deleite.

 

En 2016, la Yale University Press me publicó una edición en inglés de las Novelas ejemplares, traducidas por la reconocida Edith Grossman. Ésta fue mi introducción, traducida por Stephanie Rohner, con mi agradecimiento y supervisión.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

BIBLIOGRAFÍA

· Brown, Katherine L. «Invento del “quinto cuarto”. La conciencia dividida, la fragmentación textual y la paradoja de la lectura en “La ilustre fregona”», Cervantes (otoño de 2016), 36.2.

· Castro, Américo. El pensamiento de Cervantes. Madrid: Imprenta de la librería y casa editorial Hernando, 1925.

· Elliott, J. H. Imperial Spain, 1469-1716. Nueva York: St. Martin’s Press, 1963.

· Garcés, María Antonia. Cervantes in Algiers. A Captive’s Tale. Nashville: Vanderbilt University Press, 2002.

· McKendrick, Melveena. Cervantes. Boston: Little, Brown, 1980.

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