Mar García Puig
La historia de los vertebrados
Literatura Random House
288 páginas
Un «desastre de astros», «gelatina y milagro» o, de forma sublime, una «puerta que pesa siglos»… Eso sería la maternidad y, tanto por lo informativo como por lo poético, La historia de los vertebrados, primera novela de Mar García Puig (Barcelona, 1977), muestra una altura y una amplitud que tumban por k.o. a quienes, como yo, empezamos el libro con mucha desconfianza (quiero decir con prejuicios que, capítulo a capítulo, van quedando impugnados por el talento y la firmeza de la autora). Y también convence, claro, por lo que tiene de reivindicativo o de reparador, de denuncia: sucede, por ejemplo, que a las madres «se nos ridiculiza cuando se considera que nuestras demostraciones de afecto e inquietud son desmesuradas, se nos criminaliza cuando se juzga que desatendemos a nuestros hijos. En la cocina del patriarcado, las mujeres nunca podremos dar con las dosis exactas de los ingredientes de la buena maternidad».
García Puig dio a luz a sus gemelos el mismo día en que se celebraban en España unas elecciones generales que la convirtieron en diputada del Congreso. Ahí ya hay un libro, pensarían muchos, y en ello residía precisamente el peligro. Si se hubiera limitado a esa casualidad anecdótica para divagar sobre su vida y su trabajo podríamos haber tenido que leer un libro trivial, pero en este caso es sólo el comienzo, un poco el anzuelo, y lo que leemos es una investigación bastante profunda y muy bien enfocada sobre el tema de la locura puerperal, sobre las enfermedades derivadas del parto o sobre cómo se han percibido y tratado a lo largo del tiempo.
Como insinúa el título, tan hiperbólico como atractivo, medio rimbombante pero pertinente, La historia de los vertebrados no se queda en lo especulativo o en la crónica personal (pues la autora da cuenta detallada de sus dificultades físicas, médicas, laborales, familiares o conyugales en las primeras semanas tras el alumbramiento) sino que aquí se emprende un muy meritorio y al cabo erudito trabajo de campo, visitando archivos de manicomios en Inglaterra, leyendo buena parte de la bibliografía, coleccionando datos y redactando fichas, así como acumulando una buena iconografía (fotografías, grabados, pintura…) que, sin apenas comentarios sobre ella, se recoge en la edición.
Según nos cuenta ella misma en un libro que, como digo, no es sólo testimonial sino abiertamente confidencial y generosamente íntimo (seguramente demasiado para la sensibilidad de esos lectores a los que no les gusta ni siquiera sumergirse en esa privacidad que abre la puerta, que nos franquea el paso, que nos invita a entrar…), García Puig ya sentía curiosidad por la locura, la histeria o la ansiedad antes de ser madre, y ya tendía a una hipocondría que se explica muy bien en las primeras páginas del capítulo 7. Pero su propia experiencia tras el doble parto multiplica ese interés hasta el punto de tener que pasar de padecerlo a estudiarlo, lo cual la obliga a compaginar su nuevo trabajo político con la documentación, con la búsqueda de informaciones que culmina en un libro que posiblemente recuerde en su estilo, su estructura, su espíritu y su tono a otros títulos recientes, pero ¿qué importa eso cuando el resultado es tan bueno?
En cuanto al tema, también es reconfortante, pues es indudable que hasta hace muy poco faltaban partos en la literatura, pero es importante entender que esta historia trasciende con mucho el tema de la propia maternidad novelada (como en El bebé, de Marie Darrieussecq, o Diario de quedar embarazada, de Claudia Apablaza, por citar los primeros que recuerdo) para pasar a ser un ensayo, es decir, algo en la línea del excelente Linea nigra de Jazmina Barrera, pero llegando aún más lejos en lo diacrónico.
Por otro lado, me gusta la variante de compasión que exhibe la autora, sin mermelada sentimental pero con hambre de justicia histórica, con necesidad retrospectiva de entender unas malas prácticas clínicas, unos «errores» que siempre afectaban principalmente a las mujeres más desprotegidas en lo social. Este libro es, en fin, iluminador, un camino con más datos que conjeturas, con más constataciones que sospechas, y que ante todo cuenta una historia personal palpitante para ensayar con ella un acercamiento a una Historia creíble.