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Tarde temprano

«Me decía tarde temprano, así, tarde temprano, en vez de tarde o temprano, como si al aprender a hablar español hubiese decidido que esa conjunción era innecesaria, o como si supiera que en la vida todo incidente y todo acto y todo gesto sucede demasiado tarde para alguien y también demasiado temprano para alguien más, o como si el pasado y el futuro para él existiesen no separados, no en lados opuestos de la línea del tiempo y de otra palabra, sino unidos en un mismo y cálido aliento»

Por Eduardo Halfon
Yo estaba de pie al lado de mi padre, ante el hoyo abierto en la tierra en cuyo fondo reposaba el ataúd de mi abuelo. Había un pequeño y frágil toldo de nailon negro encima del hoyo, tipo carpa, que se hamaqueaba con cada golpe de viento, y que parecía a punto de derrumbarse por el peso del agua estancada en la parte superior…

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El peso de las pruebas

Por Rodrigo Fresán
La terminología legal —a menudo, al igual que la científica, tan inspiradora en lo que hace a lo literario— define a aquello de el peso de la prueba como la obligación de probar un determinado hecho ante los tribunales y todo eso…
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Errata inhumanum est

Por Rodrigo Fresán
Corregir un libro propio es un poco como una de esas escenas de película del Hollywood dorado pero en blanco y negro en el que el/la protagonista corre a lo largo del andén de una estación mientras el tren se pone en marcha…
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Carta al director

Por Jorge Carrión
He leído con estupefacción el artículo de Diego Zúñiga «Generosos y mezquinos», en el que comenta mi columna «La literatura argentina pasa del antagonismo a la generosidad»…
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Generosos y mezquinos

Por Diego Zúñiga
Avanzo entre las más de ochocientas páginas que conforman Una vida en cartas. Correspondencia 1944-1983 (Estuario editora), de Ángel Rama, libro que reúne una amplia selección de sus cruces epistolares…
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Soñar lo imposible

«Y, entonces, ¿a qué ibas con 25 años a perderte tan lejos de casa? Buscaba el temblor. El volcán. La vida. Y la encontré. Y era tan luminosa como el manto eléctrico que cubre Buenos Aires a las 4 de la madrugada, dato de aterrizaje del vuelo de Aerolíneas Argentinas que salía de Madrid doce horas antes»

Por Violeta Serrano
Lo que me impresionó fue la claridad eléctrica. El manto de luces que cubría un espacio que jamás pensé que iba a concebir. Y sin embargo, ahí estaba. Buenos Aires se presentaba bajo mis pies como un mar de luminarias espasmódicas que me amenazaban y, a la vez, me hacían sentir lo que casi siempre me provoca Latinoamérica: pura vida…

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Escritura y crianza

Por Andrés Barba
Un bebé es siempre una bomba de protones capaz de aniquilar por completo la vida tal y como uno la conocía. El mundo se llena de maravillosas epifanías inesperadas, pero también de miedos, frustraciones, enfados, crisis de identidad, crisis de modelos familiares, luchas sobre criterios de alimentación, educación, medicina, falta de sueño, desaparición inevitable de muchos amigos y revisiones en retrospectiva de la propia educación con la consiguiente convocación de espectros del pasado…
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La Habana

«Hay una distinción clásica entre “viajeros” y “turistas”: los primeros tratan de entrar en el lugar; los segundos lo ven desde fuera. Pero ni siquiera los viajeros más avezados pueden, en una ciudad como Viena o como Madrid, encontrar aventuras verdaderas y descubrir el pulso de la ciudad en pocos días»

Por Luisgé Martín
La Habana, 1994 y 1995. Período especial: las ayudas soviéticas han desaparecido a causa del colapso de la URSS y en Cuba se extiende la miseria. Al salir del hotel te asalta una pequeña nube de habaneros que tratan de venderte algo o se ofrecen para acompañarte como cicerones por la ciudad a cambio de lo que sea…