EL MISTERIO DE CONTACTO ENTRE LOS VIVOS Y LOS MUERTOS

El fantasma de una joven que murió por el amor en el relato «La calma» de Turguéniev hace su aparición ante el hombre culpable de su muerte, como algo blanco que pasara por el suelo… En el relato «La desdichada», una joven suicida se le aparece al narrador como un espectro: «En aquel momento me pareció que en la ventana estuviese sentada, apoyándose en las manos, una pálida silueta femenina. Las velas se apagaron. La habitación estaba oscura». (VII, 176). Pero es el relato «Clara Milich. Después de la muerte» donde el tema de la muerte por el amor y la comunicación amorosa con el fantasma de una persona muerta se convierte en el tema clave de la obra, que todavía recibe en el autor ruso el tratamiento romántico, como manifestación del poder oscuro e inconsciente del instinto amoroso con un toque de vampirismo. Clara, una joven enamorada de Aratov, un estudiante soñador, indiferente a sus sentimientos, frío y distante, decide poseer al ser amado más allá de la muerte. En Zúñiga, el motivo de comunicación con el mundo de los muertos adquiere carácter más extenso y se convierte en el trasfondo de una serie de cuentos sobre la esfera afectiva, predominantemente, amorosa.

En la mayoría de los casos, el contacto con la persona de la que el difunto estaba enamorado, está dirigido a renovar las relaciones sentimentales, cuando la pasión no se extinguió durante la vida, como ocurre en «El secreto», donde el fantasma del novio difunto aparece ante su amada para aliviarla del dolor y hacerla feliz en sus brazos. En el cuento «La camisa», una joven muerta viene de noche desde el otro mundo a visitar a su amiga íntima para no dejarla sola y continuar dándole placeres eróticos. En otros casos, los muertos se hacen sentir si en una relación amorosa, cuando estaban con vida, algo quedaba sin terminar o por decir. Una colegiala, enamorada de su maestro, viene todos los días a la escuela de un pueblo de montaña, a pesar de mal tiempo. Pronto se pone enferma y muere, y un día el maestro ve encima de la mesa una nota escrita con su mano: «Venga a mi casa en primavera». Al visitar su casa, el maestro se da cuenta de que lo único que el corazón amoroso de la muchacha quería, era regalarle las vistas de un hermoso paraje natural («El mensaje»).

Los fantasmas en las obras de Zúñiga vienen de otro mundo para restablecer el equilibrio en las relaciones amorosas, practicando una especie de terapia moral y psicológica para los que no supieron guardar la memoria de su pareja fallecida de manera prematura, o que no compartieron con ellos en su momento los sentimientos de amor. En la novela La venganza, el escritor escribe una nueva novela, pero comienza a soñar con una mujer vestida con elegancia que le mira muy fijamente. Reconoce en ella su antiguo amor, que había olvidado hace tiempo. Estaban juntos, luego él la perdió de vista. Ella cayó enferma, murió, y a él no se le ocurrió siquiera visitarla mientras todavía estaba viva. La alucinación no desapareció hasta que el escritor restaurara la historia de su amor en su nueva novela. En «El secreter», una dama descubre cartas amorosas que le había enviado un oficial. Las cartas habían desaparecido en el fuego, «pero su indomable fuerza amorosa se había traspasado a otras materias y desde allí se expresaba» (Zúñiga 2003, 111).

Zúñiga no se limita con el tratamiento del amor pasional, en su obra cobra importancia asimismo el tema del hogar familiar, el amor filial que traspasa la frontera entre los dos mundos. En Turguéniev semejante contacto es predominantemente nocivo, como lo demuestra el relato «Fausto», pero en Zúñiga, por el contrario, tiene una dimensión salvífica. Desde el otro mundo, los padres muertos no dejan de cuidar de los vivos, aliviando su dolor. En «El retrato», la madre se le aparece a su hijo, que sufre por la pérdida de ella. En «El joyero», la abuela fallecida salva a su querida nieta, engañada por los familiares, de necesidades y pobreza, señalando con signos especiales el lugar donde se guarda un joyero.

En cada uno de los aspectos del drama mistérico en Turguéniev y Zúñiga aparece la magia como instrumento de realización de lo imposible en el mundo real. En ambos autores estamos ante el fenómeno de la magia de la metamorfosis de la carne y del espíritu; además, algunos de sus personajes logran hacer realidad sus deseos más impetuosos con el uso consciente o inconsciente de la magia. En su mayoría, se trata de la magia de sometimiento, amorosa o maléfica, como ocurre en los cuentos «El sueño», «El canto del amor triunfante» o «El perro» de Turguéniev (Arsentieva, Calvo Martínez, 2008). En la obra de Zúñiga el uso de la magia se debe al objetivo de castigar el mal, como, por ejemplo, en el cuento «La maldición». El único hijo fue separado de la madre y enviado a la guerra. Él desapareció, y ella no pudo averiguar sobre su destino. En su ciudad había un monumento a un comandante, y cada día su madre lo maldijo, y el poder de la maldición era tan grande que la estatua comenzó a perder su gloria, y una vez salió del pedestal dejando sólo sus vestimentas de desfile en piedra.

 

BIBLIOGRAFÍA

· Arsentieva, N., Calvo Martínez, J.L. (2008) «Magi y magia v tainstvennij povestiaj Turgueneva», I.S. Turgueniev: vchera, segodnia, zavtra. Klassicheskoe nasledie v izmeniayusheisia Rossii, San Patersburgo, Univ. de San Petersburgo, pp. 173- 180.

· Beltrán Almería L. (2008). El simbolismo de Juan Eduardo Zúñiga, Gerona, Ediciones Vitella.

· Jámblico (1997). Sobre los misterios egipcios, Introducción, traducción y notas Enrique Ángel Ramos Jurado, Madrid, Gredos.

· Ramos Jurado, E.A. (1997) «Introducción», Sobre los misterios egipcios.

· Toporov, V. (1998). Stranni Turguenev, Moscú, RGGU.

· Turgueniev, I.S. (1975-1978) Sobranie sochinenii v 12 tt. Moscú, Judozhestvennaya Literatura, T.

· Zúñiga, J. E. (1992). Misterios de las noches y los días, Madrid, Alfaguara.

· Zúñiga, J. E (2003). Misterios de las noches y los días, Barcelona, Círculo de lectores.

 

[1] Traducción nuestra. De aquí en adelante las citas de las obras de Turguéniev aparecen en nuestra traducción entre paréntesis según las obras selectas de este autor en doce tomos (Turgueniev, I.S. (1978) Sobranie sochinenii v 12 tt. Moscú, Judozhestvennaya Literatura) con la indicación del tomo y de la página.

[2] Сf. la écfrasis estatuaria en el relato «Los espectros» de Turgueniev: «Ella sonrió … y el Fauno de Praxíteles, perezoso, joven como ella, afeminado, voluptuoso, también parecía sonreírle desde un rincón, desde las ramas de la adelfa, a través del humo fino que se alzaba de un incensario de bronce sobre un trípode antiguo» (VII, 20).[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]