Los nuevos cronistas de Indias y el significado de un viaje. El ornitorrinco de la prosa y otras especies, una prosa que vuelve a cobrar nueva vida y renace en América Latina, aunque esta vez no pertenece al campo de la imaginación sino al de la realidad, no al campo de la ficción sino al del periodismo. «El ornitorrinco de la prosa», así definió el cronista mexicano Juan Villoro a ese animal que la nueva leva de grandes periodistas latinoamericanos ejemplifica: «Si Alfonso Reyes juzgó que el ensayo era el centauro de los géneros, la crónica reclama un símbolo más complejo: el ornitorrinco de la prosa». Lo que ahora deberíamos urdir para hacerle justicia al viaje de Núñez de Balboa –que cumplió 500 años el mes de septiembre de 2013–, al viaje que ahora hacemos en pos de su sombra, de su legado, de sus destellos, acaso sea esa prosa ornitorrinco, quizá la que mejor nos acerque a la verdad, un imposible pero una brújula imantada. ¿Qué papel ha de jugar ahora el periodismo? El de siempre. ¿Cómo escribir la crónica contemporánea de Panamá y España hoy en día? Con el arte de los cronistas. Como si nos dedicáramos a reconstruir lo que la gente sabe de Núñez de Balboa y de cómo desembarcó en tierra firme después de hacer de polizón, junto a su perro Leoncico, en un barril de harina. La historia está por escribir; la vida, por vivir.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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