Vitrina Emily Dickinson

1830-1886

Biblioteca de plantas: Ficha técnica

El herbario de Emily Dickinson consta de 424 especímenes prensados, dispuestos en 61 páginas de un álbum de tapas duras color verde.

Sólo cinco de esos prototipos figuran en la Lista de plantas raras de Nueva Inglaterra: la clematis occidentalis, la adlumia fungosa, la oxalis violácea, la asclepias verticillata y el veronicastrum virginicum.

No se observan muestras de grupos difíciles. 

Tampoco de helechos, juncos o pastos.

El formato general sigue las pautas del Manual Ilustrado de Botánica de América del Norte (Eaton, 1822): en las etiquetas se consigna la nomenclatura, después el número que identifica clase y orden del género.

Ni la colección ni las páginas parecen responder a un criterio u ordenamiento lógico.

Se nota la tendencia a dejar sin identificar las flores prensadas en las últimas páginas.

Hay evidencia de daños causados por insectos y alimañas.

A diferencia de Thoreau, que acompañó su herbario de abundantes notas botánicas, faltan aquí por completo las circunstancias de recolección; no se indica si fue en un prado cercano o en el jardín de la casa, no hay fechas, no se aclaran los hábitos de crecimiento de las plantas, la frecuencia de su aparición. 

Se observan faltas de ortografía y, algunas veces, una especie puede ser confundida con otra: la hiedra venenosa, por ejemplo, con la adela trepadora.

No hay título ni autoría ni pretensión de embellecer las plantas con poemas. 

No hay índices.

Se desconoce la finalidad del proyecto.

Y aun así, a su pequeño modo, mientras el mundo apila emboscadas, el álbum resiste: se brota de mirlos, jilgueros, colibríes que van, en plena ebullición, de una vocal a otra, leyendo, en medio del caos, la semilla honda.

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