Es posible que uno de los objetivos de la construcción del globo fuera demostrar visualmente la posibilidad de un viaje marítimo directo entre la costa occidental de la península ibérica y las Indias Orientales, es decir, de la viabilidad de una navegación al levante por la vía del poniente. Frente al desarrollo de los viajes portugueses de descubrimiento de la costa occidental de África, que funcionaban en régimen de exclusividad, este proyecto circulaba en los círculos marítimos ibéricos. Cristóbal Colón lo había defendido, y estaba entonces preparando en España su expedición a las islas más orientales de Asia por una ruta occidental. El globo surgiría así como un producto de las especulaciones cosmográficas de los humanistas alemanes, mezcladas con la experiencia ibérica de Martin Behaim y con los intereses de los mercaderes nuremburgueses de intervenir en el comercio ultramarino de forma más activa.[xlv]

Una de las leyendas del globo refiere algunas de las fuentes de información utilizadas por Behaim y por sus colaboradores: la antigua obra cosmográfica de Ptolomeo, redescubierta por los humanistas europeos en el siglo xv, y repetidamente publicada en Alemania; los libros de viajes medievales de Marco Polo, que tuvo una primera edición en latín precisamente en Núremberg en 1477, y de Juan de Mandeville, cuya primera edición ilustrada fue publicada en Augsburgo en 1481; y las exploraciones ordenadas por «don Johann von Portugal», es decir, testimonios textuales o cartográficos de los viajes portugueses de exploración de la costa africana.[xlvi] Pero es posible identificar en los textos del globo otras fuentes literarias antiguas y medievales, y notablemente leyendas inspiradas en las obras de Heródoto, Estrabón, Plinio, Pomponio Mela, Isidoro de Sevilla y otros, y también intuir la utilización de fuentes cartográficas, como los mapas ya mencionados de Henricus Martellus.[xlvii]

Dos leyendas del globo de Behaim son particularmente interesantes desde un punto de vista autobiográfico. En la primera, el nuremburgués refiere que en 1484 participó en un viaje ordenado por don João II a la costa de Guinea, y más concretamente al konik furfursland (es decir, al país del rey Furfur), donde crece la portogals pfeffer (es decir, la pimienta de Portugal).[xlviii] Se trataría aquí del ya referido viaje de João Afonso de Aveiro al reino de Benín, en el cual no es imposible que Behaim haya participado. En la segunda, Martin Behaim relata la historia de la colonización de las Azores y menciona «hern Jobsst võ Hürtter» (es decir, el señor Josse van Hurtere),[xlix] destacando que el capitán de las islas de Faial y Pico era su suegro. Convendrá notar aquí que las informaciones textuales y cartográficas transmitidas por el globo sobre las regiones que estaban siendo exploradas por la corona lusitana —la costa de África y el océano Atlántico— no son absolutamente rigurosas, denotando que Martin Behaim no estaría en posesión de las más actualizadas noticias disponibles en Portugal. Curiosamente, en el mismo año en el que el equipo de Behaim concluía la construcción del globo de Núremberg, Cristóbal Colón iniciaba a partir de Palos de la Frontera su viaje de descubrimiento de una ruta occidental hacia las Indias, que estaba a punto de revolucionar la concepción europea del mundo, y también su representación cartográfica. La imagen del mundo transmitida por el «globo de Behaim», un año después de su conclusión, se volvía definitivamente anacrónica.[l]

Durante el período de residencia de Martin Behaim en Núremberg, y quizás con ligaciones a la construcción del globo, otro proyecto de ámbito geográfico globalizante estaba en marcha. Hartmann Schedel, uno de los más eminentes humanistas de la ciudad alemana, coordinaba la edición del Liber Chronicarum cum figuris e imaginibus ab initio mundi, una monumental crónica del mundo, ampliamente ilustrada, que fue impresa en Núremberg en 1493, primero en versión latina y luego después en versión alemana.[li] Uno de los más activos colaboradores del proyecto, que preparó diversos textos para la crónica, fue Hieronymus Münzer, otro humanista alemán que entonces vivía en la ciudad. Martin Behaim, que podría haber conocido a ambos anteriormente, fue reclutado para el proyecto, y proporcionó información para la sección sobre Portugal, la cual no es exactamente igual en las dos ediciones, latina y alemana. Detalle interesante, los dos humanistas, Schedel y Münzer, poseían importantes bibliotecas, las cuales podrían haber sido utilizadas por Behaim en la preparación de los textos para el globo de Núremberg.[lii]

La sección sobre Portugal del Liber Chronicarum[liii] incluye noticias sobre un alegado viaje de Behaim a la costa más meridional de África. De acuerdo con esta crónica, el rey lusitano don João II, en 1483, habría ordenado la preparación de dos navíos para un viaje más allá de los Pilares de Hércules, hacia las regiones de Etiopia (es decir, África). Los capitanes de estas dos embarcaciones eran «Jacobum canum einen Portugalier und Martin Beheym einen teutschen von Nurmberg», es decir, el portugués Diogo Cão y el nuremburgués Martin Behaim.[liv] Evidentemente, fue el propio Behaim la fuente de esta información, que no es confirmada por la documentación portuguesa de esa época. El Liber Chronicarum añadía además que Behaim era un hombre muy conocedor de la geografía del mundo (quizás una alusión indirecta al globo de Núremberg) y muy sufrido en la navegación marítima. Podemos así constatar que todo lo que concierne a la experiencia marítima y a los conocimientos geográficos de Martin Behaim sigue siendo de problemática demostración.

En 1493 el nuremburgués volvió a Portugal, y posiblemente fue el portador de una carta del doctor Hieronymus Münzer para el rey don João II, fechada en Núremberg en julio de ese mismo año. Se conserva una traducción portuguesa de la misiva, hecha por el dominico Álvaro da Torre, predicador del monarca lusitano, y que curiosamente fue publicada en Lisboa, en una guía náutica intitulada Regimento do estrolabio e do quadrante. Esta obra no tiene fecha de publicación, pero se cree que fue impresa alrededor de 1515.[lv] La carta de Münzer, aparentemente, había sido escrita a pedido del emperador Maximiliano, e intentaba incentivar al rey portugués «a buscar a terra oriental de Catay muy rica», es decir, a organizar una expedición marítima que intentase alcanzar Asia por una derrota occidental, a partir de las islas de las Azores. Diversos argumentos eruditos eran utilizados para comprobar la viabilidad del proyecto; como escribía Münzer, muchos autores declaraban «ho principio do Oriente habitauel ser achegado asaz ao fim do Occidẽte abitauel».[lvi]

Evidentemente, este designio era semejante al que Cristóbal Colón había intentado realizar en su primer viaje atlántico. Lo que implica una cuestión inmediata: en Núremberg eran seguramente conocidas las noticias de la llegada del navegante genovés a Lisboa y luego después a Sevilla, en marzo de 1493. La carta de Colón sobre su descubrimiento había sido publicada en Barcelona en mayo del mismo año.[lvii] ¿Cómo explicar, entonces, la propuesta del emperador Maximiliano a don João II, de repetir el mismo proyecto que Colón aparentemente había realizado con suceso? Probablemente, como ya ha sido sugerido, Martin Behaim, el instigador del proyecto, «pensara que las islas a las que había llegado el almirante del mar Océano no perteneciesen en realidad a la India», que así continuaba «todavía por descubrir».[lviii]

O entonces, otra alternativa posible, Behaim tendría conocimiento de las discusiones que luego después del pasaje de Cristóbal Colón por Lisboa ocurrieron en la corte de don João II, sobre la oportunidad de enviar una expedición hacía el occidente, precisamente a partir de Madera o de las Azores. Se hablaba igualmente de don Francisco de Almeida, un importante noble portugués, para comandar este viaje exploratorio, que pretendía determinar con rigor la naturaleza de las tierras alegadamente descubiertas por Colón.[lix] En esta coyuntura, la carta de Münzer parece extremamente oportuna, y además recomendaba al monarca lusitano «ho senhor Martinho Boemio singularmente pera esto acabar», es decir, Martin Behaim era propuesto por el emperador Maximiliano como el hombre cierto para buscar el levante por la ruta de poniente.[lx]