POR RUI MANUEL LOUREIRO

Martin Behaim es una figura histórica actualmente conocida sobre todo como responsable de la concepción de un globo terrestre que se asocia a su nombre. A pesar de que hay testimonios de otros ejemplares más antiguos, el globo de Behaim, fechado en 1492 y conservado en el Germanisches Nationalmuseum, en la ciudad alemana de Núremberg, es el más antiguo que hoy se conoce. La vida y obra de Martin Behaim han sido tratadas de forma exhaustiva por la historiografía moderna, particularmente en su conexión con los grandes viajes ibéricos de exploración marítima de finales del siglo xv y principios de la centuria inmediata. Así, muchas de las leyendas asociadas al nombre de Behaim han sido debidamente criticadas. Pero la trayectoria biográfica de este alemán, que pasó una parte importante de su vida en Portugal, todavía suscita algunas perplejidades, por lo que sin duda merece una nueva evaluación.[i]

Behaim nació en 1459 en Núremberg, entonces una de las más cosmopolitas ciudades alemanas, en el seno de una familia de ricos mercaderes originarios de Bohemia. Nada se sabe sobre sus años de formación, pero seguramente habría realizado los estudios humanísticos propios de los jóvenes de su tiempo y condición, que incluirían el aprendizaje de la escritura y la lectura, la gramática latina y la aritmética. Un cronista portugués del siglo xvi sugirió que el joven Martin habría estudiado con Johannes Müller, el famoso matemático de Königsberg. En efecto, João de Barros, en su Ásia – Primeira Década, impresa en Lisboa en 1552, escribe sobre «hữ Martim de Boémia […] o qual se gloriáua ser discipulo de Joãne de Monte Regio afamádo astrónomo entre os professóres desta sciẽcia».[ii] Regiomontanus, como también era conocido, vivió en Núremberg entre 1471 y 1475, donde mantuvo un observatorio astronómico y un taller polivalente, en el que se fabricaban instrumentos astronómicos y globos celestes, y donde existía también una tipografía.[iii] João de Barros era un cronista generalmente bien informado, que tuvo acceso a un conjunto muy diversificado de fuentes para preparar las varias partes de su monumental Asia, que trataba de los hechos de los portugueses en el mundo oriental,[iv] de forma que no es imposible que Martin Behaim, entre sus doce y quince años, en algún momento hubiera frecuentado como aprendiz el taller de Johannes Müller.

A partir de 1476, y durante ocho años, Martin Behaim vivió en las ciudades flamencas de Malinas y Amberes, trabajando con importantes mercaderes de tejidos. Se conservan diversas cartas suyas de este período, durante el cual se dedicó al aprendizaje de los secretos del comercio internacional de paños y de colorantes.[v] El propio Behaim, además de colaborar con otros mercaderes flamencos y alemanes, se dedicó también a esta misma actividad empresarial. Su presencia en Flandes, en parte, explica el posterior curso de su vida. Por un lado, seguramente contactó con la factoría portuguesa de Brujas, que, como resultado de los viajes de descubrimiento portugueses en el Atlántico, se había convertido en un importante centro de intercambio de productos exóticos y de difusión de noticias sobre la geografía ultramarina.[vi] Quizás, de los intercambios con los mercaderes portugueses, que en esa época poseían una casa en la ciudad de Brujas, nació su curiosidad por Portugal y por las navegaciones portuguesas. Por otro lado, pocos años más tarde Behaim habría de mantener estrechas relaciones con la comunidad de flamencos residentes en Lisboa y en los archipiélagos atlánticos que entonces estaban siendo colonizados por la corona lusitana. Muy probablemente, durante su residencia en Flandes, el joven alemán estableció ligaciones que le permitirían más tarde asociarse a los flamencos afincados en Portugal.

No es imposible que Martin Behaim, durante este período de su vida, tomara conocimiento de la malograda expedición de Eustache Delafosse al golfo de Guinea.[vii] El mercader flamenco salió de Brujas a mediados de 1479 y viajó hasta Sevilla, donde se embarcó en una carabela con destino al litoral de África. Intentaba llegar a las regiones auríferas de la Mina, donde los portugueses, por esos años, desarrollaban un lucrativo comercio con los pueblos africanos, en régimen de total exclusividad, bajo la protección de sucesivas bulas papales.[viii] Pero en los primeros días de 1480, Delafosse y sus compañeros fueron aprisionados por cuatro embarcaciones portuguesas que navegaban en aquellos mares. Uno de los capitanes lusitanos, curiosamente, era «ung nommé Diago Can»,[ix] es decir, Diogo Cão, un navegante portugués que en los años siguientes habría de explorar una larga porción del litoral occidental africano, y al cual Martin Behaim hará referencias en alguno de sus escritos (como ya veremos). Eustache Delafosse, después de un complicado recorrido, volvió a Brujas a principios de 1481, y seguramente la fama de sus aventuras ultramarinas llegó a Amberes, donde por entonces Behaim residía.

A finales de 1484 o principios del año siguiente, Martin Behaim ya se encontraba en tierras lusitanas, pues un documento posterior, escrito alrededor de 1500 por un su familiar, refiere que en febrero de 1485 el mercader alemán «fue nombrado caballero […] por la mano del muy poderoso rey don João II de Portugal», en el pueblo de Alcáçovas, en Alentejo.[x] Esta nominación no es confirmada por documentación portuguesa. Pero en ese mes de 1485 el monarca lusitano se encontraba en Alentejo, y firmó diversos documentos en otras poblaciones vecinas, como Montemor-o-Velho o Viana do Alentejo.[xi] Evidentemente se especula por qué motivo Behaim, nada más llegado a Portugal, de inmediato fue nombrado caballero por don João II. ¿Se trataría de recompensa por servicios prestados al rey en una época anterior, en viajes de exploración marítima, por ejemplo? Es poco probable, ya que no existen indicios sobre la presencia de Behaim en tierras lusitanas en período anterior a 1484. No era raro que el monarca portugués atribuyera el título de caballero a extranjeros recién llegados a Portugal, sobre todo cuando representaban importantes intereses comerciales europeos. Ese mismo era el caso del joven Martin, que podía comprobar ligaciones a importantes familias mercantiles de Núremberg, como los Hirschvogel. Don João II, en esa época, buscaba atraer inversores extranjeros para sus proyectos de comercio ultramarino,[xii] y la recepción amistosa de Martin Behaim podría encuadrarse en esta estrategia.

Muy probablemente, Behaim era portador desde Amberes de cartas introductorias para la comunidad flamenca de Lisboa. Así, en poco tiempo lo encontramos en excelentes relaciones con Josse van Hurtere (o Jos de Utra, como es llamado en alguna documentación portuguesa). El flamenco vivía desde mediados de la década de 1460 en Portugal, donde llegara por recomendación de doña Isabel de Portugal, mujer de Felipe el Bueno, duque de Borgoña. En 1468 el infante don Fernando, sobrino de la duquesa de Borgoña, entregó la capitanía de la isla de Faial, en el archipiélago de las Azores, a Josse van Hurtere, que se encargó del respectivo poblamiento, reclutando emigrantes flamencos. Años más tarde, en 1482, el donatario de Faial recibió también la capitanía de la vecina isla azoriana de Pico.[xiii] Martin Behaim, al parecer, se integró rápidamente en esta comunidad flamenca, pues entre su llegada a Portugal y 1488 se casó con Joana de Macedo, hija de Josse van Hurtere. Evidentemente, su vida se organizó en los tratos comerciales entre Lisboa y las islas atlánticas, no sólo las Azores, sino también Madera, donde su suegro tenía intereses en el comercio azucarero. En estos circuitos marítimos hizo Behaim su aprendizaje de la navegación en el Atlántico. Recordando que el nuremburgués se había iniciado en Flandes en el negocio de tejidos, es posible que se hubiera interesado por los colorantes producidos en Madera y en las Azores, como el pastel y la sangre de drago.[xiv]