POR FRANCESCO LUTI
Fotografías de wikicommons. Los escritores fueron grandes amigos y ayudaron a que la obra de uno y otro fueran leída en español e italiano

A partir de 1959, coincidiendo con la primera vez de Italo Calvino en España1, aparecen en los catálogos de las principales editoriales italianas autores latinoamericanos del siglo XX. Sin embargo, en 1952 Einaudi había publicado una selección de poemas de Pablo Neruda traducidos por Salvatore Quasimodo. Neruda, ya conocido en Italia por sus posturas políticas, en 1951 había visitado su futura editorial y la redacción del periódico comunista L’Unità, agradeciendo el apoyo en ocasión de su expulsión del país. Calvino se encargó de la publicación ilustrada por Renato Guttuso. El éxito en Francia de Ficciones, la obra de Borges, y la estrecha relación de Gallimard con Einaudi, hizo que en 1955 la editorial de Turín publicara La biblioteca di Babele del autor argentino, en la traducción de Franco Lucentini. Una versión que se hizo directamente de la edición francesa y que tan solo en años recientes se ha vuelto a traducir del original. El visto bueno se dio en una reunión del gotha de la editorial, Calvino incluido, el 12 de noviembre de 1952, que inspiró a Carlos Barral sus futuros comités.

Durante la década siguiente las editoriales del Belpaese se adjudicarán los derechos de Carpentier (Longanesi, 1959), Rulfo, Fuentes2 (Feltrinelli, 1964), Sábato (Feltrinelli, 1965), Vargas Llosa (Feltrinelli, 1967, luego Einaudi, 1971), García Márquez (Feltrinelli, 1968), Onetti (Feltrinelli, 1969), Lezama Lima (Il Saggiatore, 1971), Cortázar y Arguedas (Einaudi, 1971), Bryce Echenique (Feltrinelli, 1974), Galeano (Einaudi, 1976). Parte del mérito de la llegada de estos nombres lo tiene Calvino que, gracias a la amistad con Barral y a su olfato libresco, medió directamente en el caso de Cabrera Infante y Mario Vargas Llosa, mientras que, en el de otros, impulsó la adquisición de derechos. Del peruano, en el mes de enero de 1964, dio una opinión favorable a que se firmara el contrato de la edición italiana de La ciudad y los perros, aunque el título acabaría en el catálogo de Feltrinelli tres años después.

El primer nombre del boom latinoamericano publicado en Italia fue el de Rulfo. Calvino que apreciaba la obra del mejicano, insistió en que se convirtiera en autor de Einaudi, aunque finalmente se estrenaría con Feltrinelli en 1960. En Si una noche de invierno, le rinde homenaje en el capítulo «Alrededor de una fosa vacía», donde se encuentra un íncipit muy parecido al de Pedro Páramo. En ambos textos descubrimos la búsqueda de un progenitor y un viaje a caballo a través de tierras baldías. En 1977, en una carta a Suecia donde se le pedía una opinión sobre autores que merecieran el Nobel, Calvino nombra Rulfo subrayando que había escrito solo dos libros, cosa que testimoniaba su seriedad.

La puerta abierta por Calvino en calidad de portavoz de Giulio Einaudi permite que Barral, José Agustín Goytisolo y Josep Maria Castellet, un ragazzo inteligente e un caro amico3, emprendan estrechos vínculos con los de Feltrinelli, fomentando la literatura latinoamericana que empezaba a interesar al mundo editorial italiano por todo lo exótico que podía representar.

Calvino insistió para que el editor se hiciera también con los derechos de Julio Cortázar. En 1961, año en que de trabajador fijo pasa a ser asesor free-lance de la editorial, viaja a París para promocionar Le Chevalier inexistant. Al tratar con el círculo de los argentinos que residían en la ciudad, conoce al escritor y a su mujer Aurora Bernárdez, que se convertirá en su traductora, pero también encuentra a su futura mujer, Esther Judith Singer4, apodada Chichita, que con Bernárdez trabajaba para la UNESCO.

A principios de los sesenta Calvino, a pesar de estar publicado en Argentina, era un autor desconocido en España. Barral se había comprometido a adquirir los derechos de sus obras desde 1956, pero sin éxito. En 1966 volvió a intentarlo con Las Cosmicómicas: en marzo Calvino le revelaba las dificultades para desbloquear la situación de los derechos de la obra, y que «sto continuando a scrivere Cosmicomiche, voglio arrivare a farne altre dodici».5

Hubo un intercambio de cartas con la casa Einaudi, pero la editorial de Barcelona tendrá que rendirse a Erich Linder, el terrible agente de Calvino. Solo en 2006 Las Cosmicómicas saldrán a la luz en Siruela, en traducción de Bernárdez («Ora ho una traduttrice eccellente, la moglie di Cortázar»).6

Fue gracias al empuje de Cortázar que Calvino vuelve a visitar su país de nacimiento. En una carta de 5 de enero de 1964, Cortázar cuenta al editor de Minotauro, Porrúa, que: «Ahora se enteraron de que soy bastante amigo de Italo Calvino, y me pidieron que le convenciera de ir al nuevo concurso de la Casa de las Américas como jurado de la novela. Lo convencí, y se va estos días; cómo me gustaría irme con él».7 La estancia le permite entrar en contacto con escritores e intelectuales como Ángel Rama, con el cual mantendrá una larga amistad.

El 15 de julio Cortázar recibe de la mano de Calvino el primer ejemplar de los cuentos casi completos. El libro lo lee el director de cine Michelangelo Antonioni que escribe a Calvino que “Las babas del diablo” era exactamente lo que estaba buscando hace años para hacer un film

En otoño de 1963, en una carta al escritor cubano Antón Arrufat, Cortázar cuenta: «Conocí en París a Italo Calvino, y le pediré que te mande un cuento».8 Se trata del relato autobiográfico La strada di San Giovanni, donde se rememoran los paseos por las colinas ligures de padre e hijo: «Como Aurora tiene mucha experiencia de traductora, decidió hacer la versión española. La está terminando y Calvino la verá y criticará antes de salir para Cuba […] que espero agregar a último momento en este sobre-valija (que, para colmo de perversidad, pondré en manos del mismo Calvino para que te lo lleve)».9

Calvino y Chichita llegan a la isla el 25 de enero del 1964 para quedarse un mes. Como miembro del Premio Casa de las Américas Calvino está presente en dos actos literarios y lee públicamente El camino de San Giovanni. Además, tiene la ocasión de pasar por la Finca Vigía de Hemingway y conocer al Che. Pero también aprovecha la oportunidad de regresar a la aldea de Santiago de Las Vegas donde había nacido, y hablar con quienes conocieron a sus padres (que en 1923 fundaron la Estación experimental agronómica y la Escuela de las Maestranzas agrícolas de la Cuba Cane Sugar Corporation). Curiosamente fue Hemingway que en el encuentro en Stresa de 1948, describe a Calvino el vergel de Santiago. El 19 de febrero se casa en Cuba con Chichita y el mismo día informa a la madre de la boda y de que al día siguiente continuarán el viaje hacia Méjico.10

París será meta frecuente de la pareja hasta que, en 1967, deciden comprar una casa unifamiliar en Square de Châtillon. Se quedarán allí durante trece años, hasta verse obligados a regresar a Roma por la devaluación de la lira. En París Calvino compagina el trabajo de editor con el de autor y con la vida familiar. En el relato La poubelle agrée, escrito entre 1974 y 1976, nos desvela con humor sus tareas domésticas parisinas. Al igual que Cortázar, solía utilizar el Metro para cruzar la ciudad que con Pompidou vivirá un cambio urbanístico. Hay fotos (ya de los setenta) de Calvino y Cortázar en la obra de construcción del nuevo Les Halles. Un porteño y un ligure, dos autores originales que coincidieron en un país extranjero y siguieron escribiendo en la propia lengua. Ambos vivieron el fermento en la capital de las neovanguardias y del Nouveau roman. Calvino el 14 de marzo de 1973 ingresa como miembro extranjero en el Ouvroir de littérature potentielle (Oulipo)11, y hasta el regreso a Roma asistirá a más de treinta reuniones. Es en París donde consolida la idea de ir hacia una literatura combinatoria, y en cierto modo lúdica.12 La producción de aquellos años incluye Ti con zero (1967), Il castello dei destini incrociati (1969), Gli amori difficili (1970), Le città invisibili (1972) y Se una notte d’inverno un viaggiatore (1979).

Con Cortázar se leían recíprocamente. En una carta a Porrúa del 26 de agosto de 1964 Cortázar comunica que «Einaudi, por úkase de Italo Calvino, resolvió publicar primero todos mis cuentos reunidos en un solo volumen (creo que eliminarán algunos, previa consulta conmigo, por ejemplo «Torito» que es insensato en italiano o en cualquier otro idioma): esto de los cuentos recopilados en un solo tomo me gusta mucho; Calvino, por ejemplo, hizo publicar los suyos y el resultado es maravilloso».13 Se refiere a la edición de 1958.14

Gracias a la presión a Giulio Einaudi, Calvino consigue que el 6 de julio de 1965 bajo el título Bestiario,15 se publique una amplia selección de cuentos de Cortázar. Una carta a Porrúa del 30 mayo de 1965 nos desvela un detalle relevante: que la notizia su questo libro (la nota que cierra la edición), aunque anónima, es de Calvino. «Italo Calvino en persona escribió una breve presentación16 […] muy discreta y creo justa».17 El lector italiano tendrá que esperar tres décadas para leer los relatos de Cortázar en una edición completa.18

El 15 de julio Cortázar recibe de la mano de Calvino el primer ejemplar de los cuentos casi completos. El libro lo lee el director de cine Michelangelo Antonioni que escribe a Calvino que «Las babas del diablo» era exactamente lo que estaba buscando hace años para hacer un film».19 Calvino, sumergido en su propio lavoro d’invenzione, rechaza la oferta de escribir el guion con Antonioni,20 pero sugiere que se dirija a Cortázar para convencerle. La película se hará en 1966 con el productor Carlo Ponti, bajo el título de Blow up, aunque poco o nada quedará del relato original.

Hay un paréntesis romano a principios de 1966, en ocasión del bautizo de la hija de Calvino, Giovanna, que había nacido unos meses antes, con Cortázar y Aurora en el papel de padrinos: Roma «fue como una especie de sueño muy hermoso, con un largo vagabundeo solitario a las dos de la madrugada por la Piazza del Popolo, y los frescos del Pinturicchio en Santa Maria in Araceli, y ese olor a pan que tiene Roma a las ocho de la mañana».21 En la capital, Aurora presenta a Calvino su traducción de Le Cosmicomiche y él la revisará en progress para la publicación en Minotauro en 1967. Así Bernárdez se convertirá en la traductora para las ediciones argentinas y algunas de las futuras españolas.

Calvino no deja de acompañar las publicaciones italianas de su amigo. En 1971, en una nota al margen de la primera edición de Storie di cronopios e di fama, la define «la creazione più felice e assoluta di Cortázar».22

En febrero de 1984 Calvino y Chichita acuden al funeral del amigo. En un breve recuerdo en El País del 13 de febrero de 1984, si bien se despista diciendo de haberle conocido en la década de los cincuenta, Calvino rememora «la imagen de un hombre que sabía fundir maravillosamente sus exquisitas dotes humanas con una proeza literaria que yo calificaría de única. […] En narraciones como Historias de cronopios y de famas la genialidad de su fantasía resultaba verdaderamente feliz». En un artículo para La Repubblica de aquellos días concluía «Un uomo che sapeva pensare per immagini e scoprire a quel livello una logica di connessioni e contrapposizioni e ribaltamenti facendo riaffiorare un modo di conoscenza che ormai solo la poesia riesce a rendere ancora operante».23 Un año después nos deja Calvino, y al cabo de seis meses, Rulfo. En menos de dos años se van tres nombres claves de la literatura universal del siglo XX.

Muchos son los guiños que Calvino y Cortázar se han intercambiado. Cabe recordar algunas conexiones. En Cosmicomiche Calvino crea personajes que no son humanos, pero tampoco animales, más bien seres antropomorfos con nombres impronunciables (Qfwqfq) que recuerdan a los Cronopios u otros personajes de Cortázar (como Axolotl), que un tiempo fueron hombres. Qfwqfq, al contrario, es un predecesor del hombre, un ser unicelular que narra en primera persona. O en el relato de Calvino L’inseguimento, recopilado en TI con zero (1967), que es un intento de ver el tiempo a la manera del espacio.

En la nota que cierra la edición italiana de Bestiario, a propósito de La autopista del Sur, Calvino escribe: «L’imbottigliamento d’una colonna d’automobili che tornano a Parigi dopo il weekend. E se l’ingorgo, un’ora dopo l’altra, non finisce mai più? Trasformare situazioni come queste in racconti (Non si dia la colpa a nessuno o L’autostrada del Sud), racconti minuziosi, ossessivi, d’una tensione che può precipitare in tragedia, è l’exploit tipico di Cortázar: il misterioso, l’irrazionale, il tragico germogliano dalla più corporea descrizione del quotidiano».24 Publicado en Todos los fuegos el fuego (1966), el tiempo es el tema principal de este relato que inspiró la película de Jean Luc Godard Week end (1966), y la de Comencini, L’ingorgo, con Alberto Sordi, de 1977. «El cuento de Cortázar, a su vez, yo creo que se inspiró en El ángel exterminador, de Buñuel», escribe Enrique Vila-Matas en su último libro.25

Se leían recíprocamente y se escuchaban leerse. En sus divertimentos poéticos en un italiano inventado, En Italico modo, al pie del soneto «Eleonora», Cortázar anota: «Accidente! decía Calvino escuchándome leerlos. Me pareció una opinión tan generosa como estimulante, pero también creí oportuno colgar el arpa itálica y allí sigue, del salón en un ángulo oscuro».26 Italia fue meta de un primer viaje de la pareja Cortázar en 1950, y en los dos meses en Florencia (en Via della Spada, 5) termina la traducción de E.A. Poe. En un título de 1972 en colaboración con los poetas André Balthazar y Joyce Mansour, y el artista belga Reinhoud d’Haese, ambos figuran coautores. Se trata de La fosse de Babel, edición limitada de trescientas copias, donde recopilan unas de sus frases demostrando el interés por el mundo del arte visual.27

Otros indicios los unen. La pasión por la literatura fantástica, el amor a las palabras, el querer experimentar con la literatura, la atención a los detalles cotidianos y a las hormigas (La formica argentina, Calvino; Instrucciones para matar hormigas en Roma, Cortázar). Y la misma afición a un poster que Calvino tenía en su estudio de Paris y Cortázar en su estantería. Snoopy sentado a la máquina de escribir: «Era una notte buia e tempestosa», la célebre frase de Edward Bulwer-Lytton. Cortázar recuerda que fue «un poster imperecedero, Snoopy escritor reflexionando ante el teclado después de la primera frase de su novela: Era una notte buia e tempestosa. Oh inocencia perdida, si otra vez fuéramos capaces de empezar así una novela para erizos, para seres como el pájaro Woodstock, lector siempre maravillado de las incipientes obras completas de Snoopy».28

1. De la presencia de Calvino en España en la década de los Cincuenta y Sesenta, y de las motivaciones que llevaron a la tardía difusión española de Calvino he tratado extensamente en «Italo Calvino en España», Cuadernos Hispanoamericanos, n. 785, noviembre, 2015, pp. 2-17, y en «Calvino e la Spagna tra il Cinquanta e il Sessanta», Quaderns d’Italià, n. 19, 2014, pp. 177-194.
2. Calvino frecuenta Fuentes a mediados de la década de los setenta, cuando el mejicano era embajador en Paris.
3. Meridiano, Lettere (1940-1985), Milano, Mondadori, 2000, p. 690.
4. «Esther Singer, la mujer de Calvino, es una gran amiga nuestra, y sabe todo lo que se puede saber sobre literatura moderna», p. 677. Vol. II.
5. Archivio Einaudi, (Barral / Calvino, 16 de marzo 1966).
6. Ibid.
7. Cartas. 1964-1968, A. Bernárdez, Alfaguara, Madrid, 2000. Vol. II, p. 668.
8. Carta de 3 de noviembre de 1963, desde París, en Cartas. 1937-1963, A. Bernárdez, Alfaguara, Madrid, 2000. Vol. I, p. 632.
9. Cartas. 1955-1964, A. Bernárdez y C. Álvarez Garriga, Alfaguara, Madrid, 2012. Vol. II, p. 467 y p. 481.
10. En un escueto telegrama a los einaudianos revela: «Comunico che mi sono sposato». Es el febrero de 1964.
11. Cortázar recibió la invitación, pero la rechazó. Hay quienes sostienen que se debió a que el grupo no tenía un compromiso político (véase Guadalupe Nettel, «Entrevista con Hervé Letellier», Mexique Culture, noviembre de 2014), pero hubo, probablemente, otras motivaciones más personales.
12. Conocía a Queneau y a su obra habiendo traducido Les fleurs bleues (I Fiori blu, Torino, Einaudi, 1973).
13. Cartas. 1955-1964, Op. Cit., p. 570.
14. Racconti, Torino, Einaudi, 1958.
15. Bestiario reúne parte de los relatos de Cortázar hasta la fecha y se divide en tres secciones temáticas: I. Riti; II. Giuochi; III: Passaggi.
16. Cartas. 1964-1968, Op. Cit., p. 883.
17. Cartas. 1965-1968, A. Bernárdez y C. Álvarez Garriga, Alfaguara, Madrid, 2012. Vol. III, p. 108.
18. I racconti, Torino, Einaudi, 1994. Un equipo de traductores desempeñará la tarea (Nicoletti Rossini, Martinetto, Ernesto Franco, Cesare Greppi, Stefania Fabbri, Cecilia Rizzotti y Cesco Vian).
19. Cartas. 1964-1968, Op. Cit., p. 944.
20. Lettere (1940-1985), Milano, Mondadori, 2000, p. 881.
21. Cartas. 1965-1968, Op. Cit., pp. 240-241.
22. Nota de Calvino en Julio Cortázar, Storie di cronopios e di fama, Torino, Einaudi, 1971, p. 147.
23. L’uomo che lottò con una scala, 14 de febrero de 1984.
24. Op. Cit. p. 552.
25. Montevideo, Barcelona, Seix-Barral, 2022.
26. Salvo el crepúsculo, México, Caracas, Buenos Aires, Editorial Nueva Imagen, 1984, p. 103.
27. A este propósito véase Jessica Pujol Duran, «La fosse de Babel: un proyecto colaborativo», Revista Estudios Avanzados, julio 2016, pp. 122-131.
28. De Homenaje a una joven bruja, en Territorios, 1978, (siglo XXI).