«Novela es alguien contando algo con libertad»
José Ignacio Carnero (Portugalete, 1986) es licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y actualmente ejerce como abogado en Barcelona. Ha publicado dos novelas: Ama (Caballo de Troya, 2019) y Hombres que caminan solos (Literatura Random House, 2021).
Puedes hablarnos de tus obras publicadas hasta el momento: qué tipo de libros se tratan, dónde los has publicado, qué temas abordan.
He publicado dos novelas: Ama (Caballo de Troya, 2019) y Hombres que caminan solos (Literatura Random House, 2021). La primera trata la vida, enfermedad y muerte de mi madre, una mujer que emigró de Galicia al País Vasco para trabajar como criada. La segunda novela es el retrato de una depresión, la de un hombre que no sabe asumir su propia vulnerabilidad, aislado del mundo y en continúa búsqueda de soluciones. En ambas uso mi voz y mi vida como material literario, pero en la segunda incorporo elementos de ficción que entremezclo con experiencias personales.
¿Cuáles son tus autores de cabecera: quiénes te influyeron más en tus comienzos? ¿Puedes citar algún autor o autora que hayas tratado de tomar como modelo?
Me pasé muchos años leyendo a los clásicos, y creo que eso evitó que escribiera, porque veía un abismo entre la perfección que leía y mi capacidad e intenciones. Pasé mucho tiempo leyendo a los rusos. Era una época en la que estaba totalmente desconectado de la narrativa contemporánea. No compraba suplementos literarios, ni conocía el mundo editorial. Sencillamente, entraba en una librería y, por ejemplo, si había terminado con Tolstoi, comenzaba con Dostoyevski; si había acabado con Balzac, seguía con Flaubert; si me gustaba Rulfo, leía a García Márquez. Pero no lo hacía con ninguna pretensión: era ignorancia. Después, no sé cómo, comencé a leer a autores contemporáneos. Me vienen a la cabeza Emmanuel Carrère, Philip Roth, Enrique Vila-Matas o Richard Ford. Fue entonces cuando comencé a entender que el mundo del que hablaban era mi mundo. Y creo que eso fue lo que hizo que intentara escribir. Ya no existía ese abismo al que antes me refería.
Como autor de narrativa, ¿qué innovaciones encuentras en los libros editados en los últimos años: qué tendencias te interesan más y cuáles crees que representan mejor tu trabajo?
Me interesa mucho la novela como espacio en el que experimentar, como lugar en el que el autor puede jugar con la vida, adulterarla, y quizá crear algo más auténtico que la realidad misma. Me interesa la novela como medio para descifrar la realidad y, una vez comprendida, como «disco duro» de nuestra memoria. Creo que la narrativa contemporánea ha comprendido eso; que la novela puede ser la vida misma; que no existen fronteras entre la realidad y la ficción; que, al fin y al cabo, todo es lo mismo: que vivir es vivir en el relato, y relatar es vivir.
Actualmente, existe un debate entre la literatura de realidad y ficción, y también abundan libros donde se produce la mezcla de géneros, en los que el ensayo y el testimonio personal se confunden, etc. ¿Crees que esta discusión acerca de la naturaleza de los géneros narrativos se ha dado siempre, o se está manifestando ahora con mayor intensidad?
Creo que es un error estrechar el concepto de novela. Para mí, la novela es un género esencialmente libre al que le sienta muy mal todo lo que tenga que ver con un canon. En este sentido, en la época actual tendemos a identificar a la novela con la novela decimonónica, y, por tanto, cuestionamos todo aquello que se aleje de ese modelo. Pero creo que eso es un error. A mi juicio, allá donde exista una mirada, una subjetividad, existe ficción, y poco importa si el material del que se sirve el autor provenga de la realidad o de su imaginación. Un suceso real visto por distintos autores que escriban contaminados por su mirada, es decir, con libertad, dará como resultado un material literario radicalmente distinto, y lo más probable es que a eso le llamemos novela. Novela es alguien contando algo con libertad.
Entre los narradores y narradoras en lengua española de las últimas décadas, ¿quiénes crees que están abriendo puertas a la necesaria renovación y de qué manera?
Creo que la fuerza y la renovación está viniendo de Latinoamérica. Quizá estemos asistiendo a un nuevo boom que, principalmente, está siendo protagonizado por mujeres latinoamericanas. Me interesa mucho lo que hacen, por ejemplo, Fernanda Melchor, Mariana Enríquez, Samanta Schweblin, Alejandra Costamagna, o Margarita García Robayo. Sus propuestas son audaces y han ensanchado el campo temático de la literatura latinoamericana. En España destacaría a Juan Gómez Bárcena.
¿Puedes hablarnos de tus proyectos en marcha: qué estas escribiendo y qué clase de libro crees que resultará?
Lo próximo que escriba no tendrá nada que ver conmigo. Quiero dejar de escribir hacia dentro y hacerlo hacia afuera. Por eso, estoy escribiendo sobre la vida de los otros. Me seduce esa idea: contar la vida de los demás, pero sin renunciar a la voz que he usado en mis anteriores novelas. Además, me interesan las vidas reales. Tengo muy poca imaginación, así que lo más probable es que me ocupe de personas y sucesos verídicos.