VALERIE MILES

La tensión literaria no es solo en esta lengua mestiza, sino también hay una amalgama de creencias, antiguas y nuevas, con fuertes elementos poéticos, mágicos. Javier, en tu novela, Luz de fuego, vemos el catolicismo reinventando rituales muy antiguos en Brasil. En España perviven elementos pre-cristianos que fueron absorbidos por las tradiciones actuales, es un país a menudo curioso por sus extravagantes festividades.

ESTANISLAO MEDINA

La problemática existente en las creencias antiguas y nuevas es que imposibilita que un padre comprenda que, a su hijo autista, no le ha poseído un demonio que lleva azuzando a su familia por generaciones. No hace muchos años la gran mayoría de guineanos vivía en zonas rurales donde la educación no había llegado y en las que este tipo de pensamiento era lo más recurrente para explicar asuntos que no entienden ni comprenden. Al trasladarse a las grandes urbes, siguen auspiciados por sus familiares, por lo que no es fácil abandonar esa forma tan arcaica de pensar que solo se cura con educación y viajando a lugares menos embotellados mentalmente.

JAVIER MONTES

Te entiendo muy bien, Estanislao. Es muy difícil deslindar lo mítico, lo supersticioso y lo científico, en cualquier sociedad humana, por «moderna» y «avanzada» que se crea: mira cómo se ha afrontado la crisis del coronavirus, tenemos otro caso de estudio en tiempo real y global: gobiernos y colectivos antivacunas, negacionistas, conspiranoicos, y también a quienes a pesar de estar vacunados sienten miedo y reclaman normas represivas.

Son muy pocos autores guineanos los que incluyen palabras en pichi o en otras lenguas guineanas en sus textos. Si acaso lo hacen, no hay un consenso. Soy muy optimista con que en un futuro no muy lejano se establezcan parámetros que permitan la inclusión de estas lenguas en los libros de los artistas más jóvenes

La enorme riqueza de tradiciones orales y escritas de Guinea y de toda África Occidental tiene mucho que enseñarnos. El pensamiento mágico puede ser destructivo, pero también es una raíz que ata a formas de imaginar y representar nuestra presencia en la tierra, a una visión más holística de la actividad humana. Somos seres finitos que aspiran a dotar de sentido su existencia en la tierra concreta, africana, europea o en mi caso adoptivo, brasileña. Cuando escribí Luz del Fuego, en efecto, quise enlazar al personaje histórico brasileño, Luz de Fuego, en una red más vasta de figuras arquetípicas femeninas y primigenias que fueran un antídoto frente a la figura heteropatriarcal de Eva (o Pandora o tantos otros mitos) como la causante de todos los males: el protorrelato de la desgracia que espera a la mujer que ose acceder al conocimiento reservado a los varones. Para mí fue fundamental un intercambio con Pélagie Gbaguidi, una griot contemporánea procedente de Benín, que me habló de una deidad primigenia femenina, Mami Wata, representada como una danzarina desnuda entre serpientes colosales, presente en muchos cultos sincréticos del Golfo de Guinea y luego, tras la colonización de América, en todo el Caribe y las comunidades afrodescendientes norteamericanas. Fue una revelación fulminante, un impulso definitivo para escribir mi libro representando a la bailadora con serpientes brasileña, Luz de Fuego.

ESTANISLAO MEDINA

Tengo que decirte Javier que mis ganas de leer tu novela, Luz del Fuego, han emergido con toda mi naturaleza curiosa. En cuando me las pueda apañar con el tráfico logístico entre Guinea, España y el Covid, no perderé mucho tiempo para hacerme con una o dos copias. Tengo que insistir en lo que decía antes sobre la cura de la educación sobre los pensamientos mágicos en mi tierra. La identidad cultural de Guinea es confusa, muy confusa, puesto que una gran mayoría de su población desconoce su propia historia. Una historia bastante breve en comparación con otros países africanos, americanos y occidentales. Allí saben más de lo que se tiene a escasos metros, aquí no. La educación debe erguirse antes que ninguna otra parcela. Desconocer el «yo» no ayuda a conocer al «yo» ajeno. Si acaso, origina una crisis de personalidad (y hablo de la particularidad guineana).

Ahora mismo, las creencias, mitos, leyendas, tabúes y pensamientos de cada una de las etnias de Guinea atraviesan por una complicada situación en las que se abandonan, se entremezclan entre todas, o se alejan inexorablemente. Falta una identidad homogénea, que incorpore a cada una de ellas. Falta un sentimiento de patriotismo con la certeza de formar parte de un solo todo, falta esa unificación, ese bloque sólido en el que reconocerse, que aglutine a nuestra familia, nuestro pueblo, nuestras etnias. El pensamiento mágico guineano es confuso, tiene multivisiones y eso hace que, a la hora de proporcionar ayuda a un hijo con autismo, por ejemplo, no se sepa con claridad cómo hay que funcionar. No se sabe buscar otras vías de ayuda reales. No digo que después esta multivisión de nuestra realidad no sea hasta positiva en ciertos aspectos. Pero a día de hoy, a sabiendas de que el pensamiento mágico es inherente al ser humano, sea de donde sea ese ser humano, y que, gracias a este tipo de pensamiento poético aplicado a la literatura hayamos disfrutado de obras maravillosas: muchas de ellas las hemos calificado de ciencia ficción.

JAVIER MONTES

Llevé un diario durante mi tiempo allí y está llenos de anécdotas, de observaciones y detalles tomados de esta realidad. Recuerdo los cacaotales españoles abandonados en Sampaka y trenes comidos por la maleza en Batete, las casas hacinadas de Elá Nguema. Atesoro muchas páginas en las que apuntaba lo que Benedita nos contaba, la señora que venía a casa para ayudarnos a mí y a otra profesora: las expresiones en su español jugosísimo, el gossip y las historias que cada mañana corrían como la pólvora por todo Malabo y que eran fascinantes, llenas de giros melodramáticos, de brujerías, envenenamientos, adulterios, resurrecciones, castigos ejemplares, premios a la virtud. Alguna saga, como la de un par de amigas famosas en todo Malabo por su descaro y su atrevimiento, aún la recuerdo. Algún día me gustaría escribir todo eso: las mil y una noches de Malabo. Benedita era una mujer divertidísima, inteligentísima, a la vez una especie de red social de carne y hueso, de periodista y reportera, de Scheherezade local y de ancla o toma de tierra con una realidad cotidiana que Estanislao conoce mucho mejor pero que no fue tan fácil comprender y penetrar al principio, siendo blanco y recién llegado. Y recuerdo particularmente un aula, de pocos alumnos, unos diez, unos chicos y chicas tan despiertos, tan constructivos y propositivos, que era un placer y contaba las horas hasta que me tocase con ellos.

VALERIE MILES

En el texto que escribiste para Granta, Estanislao, usas la palabra congosá para describir ese gossip, y ambientas la historia en el barrio de Elá Nguema, donde está la escuela en la que enseñas ahora y Javier enseñó hace veinte años, y tratas la sombra de la cárcel más temida de África, Black Beach.

ESTANISLAO MEDINA

Congosá es una palabra que utilizamos mucho en Malabo para referirnos al cotilleo que corre por todas partes en cuestión de horas (ahora, en segundos por el WhatsApp) y dura varios días o semanas, el vaivén de las conversaciones en los barrios pequeños, en los más grandes y en los más apartados, siempre con la hiperbolización. Nací en Elá Nguema y la conozco como la palma de mi mano; es un barrio singular, el único que desde varios años después del Golpe de Libertad tiene un centro de enseñanza donde un montón de jóvenes hoy pueden atestiguar que su vida habría sido muy distinta sin su presencia. Durante varios años, fue el único lugar con una zona de agua potable que abastecía a todo el municipio, acogía a diferentes personas que se trasladaban hasta ahí desde todas partes para coger un poco. La gente de Elá Nguema tiene un montón de historias que contar, es amable, humilde, llena de alegría (aunque sea por no llorar). Ayuda su gran eclecticismo cultural, y allí es más difícil distinguir entre los fang, bubi, ambo, ndowe o criollo.

Los temas sociales asolan mi país. Padres que no entienden que reproducirse no es el único fin, o las faltas de comprensión de las autoridades competentes, etc. Las carencias de estos chavales son tan grandes que faltarán muchísimos años para que se recuperen psicológicamente y muchos ni siquiera lo saben. Pero en los últimos años la lectura y la escritura se han desarrollado con más notoriedad. Internet ha abierto puertas, derribado muros y conectado a muchos escritores y lectores. Actualmente hay varios grupos de jóvenes que se juntan para leer y debatir sobre literatura en plazas, escuelas, calles, parques, etc. Algo que hasta hace bien poco no ocurría. Hay asociaciones que impulsan los trabajos y animan a los más jóvenes a participar en concursos y a recibir clases de escritura creativa. Este cambio de paradigma se puede ver en la asociación LPC (Locos Por Cultura), del que soy colaborador, que alberga a varios jóvenes con diferentes enfoques literarios y culturales.

Hay escritores talentosos como Isabel M. Rope, Trifonia Melibea, Eladio Andreu Cámara, Juliana Mbengono, Óscar Nchaso, Fumilayo Johnson Sopale. Estar en la selección de Granta es para mí un gran estímulo para seguir trabajando desde este rincón de África que trato de mostrar al mundo. Un impulso para el resto de colegas guineanos que pensaban que nuestras letras no podían tener voz fuera de nuestra burbuja y un gran aliciente para sentir eso, que algo estoy haciendo bien. Y sobre la sombra de Black Beach, solo digo que no está en la sombra, está muy a la luz del día y todos, absolutamente todos, saben qué ocurre ahí y que no es la solución para estos chicos, pero decirlo, no lo dice nadie, por lo menos no a viva voz. Nuestra particularidad es muy rara la verdad, pero aún así, no dejamos de soñar.

JAVIER MONTES

¡Óscar Nchaso fue alumno mío! ¡Qué alegría! Salúdalo de mi parte, Estanislao, por favor. Era uno de los de ese curso tan brillante que os decía. Las dudas son parte del oficio y a esa edad particularmente se agradecen esas luces de posición que orientan el camino. La lista Granta fue hace ya diez años en mi caso, y fue un apoyo valioso en los inicios de mi carrera, casi un coming of age. Os mando un abrazo y ojalá pronto, Estanislao, tenga ocasión de saludarte en persona.


Valerie Miles. Nacida en Estados Unidos y radicada en Barcelona, Valerie Miles es escritora, editora, y traductora. Dirige Granta en español desde 2003 y fundó la colección de clásicos contemporáneos en español de The New York Review of Books durante su periodo como subdirectora de Alfaguara. Es colaboradora de The New Yorker, The New York Times, El PaísThe Paris Review, y Fellow del Fondo Nacional de las Artes de Estados Unidos, por su traducción de Crematorio de Rafael Chirbes. Fue comisaria de la exposición Archivo Bolaño, 1977-2003, con el equipo del CCCB de Barcelona, fruto de una larga investigación en los archivos privados del escritor. Su primer libro, Mil bosques en una bellota, fue publicado con el título A Thousand Forests in One Acorn en inglés. 

Javier Montes. (Madrid, 1976) es ganador del Premio Anagrama de Ensayo y el Premio Internacional Pereda de Novela. Entre sus libros recientes destacan Luz del Fuego (Anagrama, 2020), El misterioso caso del asesinato del arte moderno (Wunderkammer, 2020) y Varados en Río (Anagrama, 2016). Colabora con El País, Babelia, Artforum y Lit Hub y su obra está traducida a siete idiomas. Se licenció en Historia del Arte y ha comisariado exposiciones o dictado cursos y conferencias en el Museo Reina Sofía, Museo del Prado, IVAM, CAAC o NYU. En 2001 y 2002 fue profesor de Historia del Arte en el Colegio Español de Malabo (Guinea Ecuatorial). En 2010, la revista Granta lo seleccionó como uno de Los mejores novelistas jóvenes en español.

Estanislao Medina Huesca. (Malabo, 1990) es profesor, escritor, guionista y productor audiovisual. Ganó su primer concurso literario a los dieciséis años con Tierra prometida. En 2016, publicó su primera novela, Barlock, los hijos del gran búho y en 2017 obtuvo el primer galardón del Certamen Literario de la Academia de la Lengua Española en Guinea Ecuatorial, con una historia de hechicería titulada Odji Nzam (2017). Su segunda novela se publicó en 2019, El albino Micó (Létrame) y en 2020 la tercera, Suspéh: memorias de un expandillero (Diwan África). En 2021, la revista Granta lo seleccionó como uno de Los mejores novelistas jóvenes en español.

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