EL RELATO DE UNO MISMO: POLÍTICA, MANUAL DE INSTRUCCIONES (2016)

Podemos ha sido uno de los experimentos políticos más inusuales de Europa desde el punto de vista cinematográfico o audiovisual. Formado por profesores jóvenes, investigadores, filósofos y pensadores, parecía un ejemplo único por su poderosa argumentación intelectual. Los textos sobre cine y televisión escritos por sus fundadores son, como vemos, una excepción por lo revelador de su pensamiento y su comportamiento. Pero, sin duda, lo que les transforma en algo insospechadamente original es que en 2015 aceptaron que un director español realizase un documental sobre ellos. Así, Fernando León de Aranoa siguió y rodó con total libertad a los dirigentes del partido. Filmó sus reuniones, sus encuentros y hasta sus discusiones. Podemos dejaba de definir a su enemigo, para mostrarse a sí mismo. Ya no se trata del relato de los otros, sino del relato de ellos como héroes.

El proyecto de León de Aranoa consistía en acompañar a estos líderes hasta las elecciones de diciembre de 2015. La película, aunque se rodó en 2015, no llegó a la salas de cine hasta el 3 de junio de 2016 —semanas antes de otras elecciones generales, estas anticipadas—. Iglesias y los suyos protagonizaban su propio filme, adaptando las palabras de Patricio Guzmán: un partido político sin documental es una familia sin álbumes de fotos. La presión hacia Podemos, como ellos mismos se esperaban, resultó convulsa y feroz. El filme de León de Aranoa muestra cómo los líderes informan a los afiliados y a los colaboradores de que todo lo que digan, o hubieran escrito en redes sociales, será utilizado en su contra. Les explican que Twitter y Facebook, que ahora sí serán claves en el partido, son armas arteras pero peligrosas. Durante todo el documental, unos y otros se descubren como protagonistas de un nuevo relato: ahora ellos son los que serán observados y criticados.

El eje emocional del documental se sustenta en la relación entre Pablo Iglesias y su segundo, Íñigo Errejón. En los relatos clásicos el caballero debe acompañarse siempre de un escudero. Don Quijote acude a Sancho Panza, Hamlet a Horacio, Frodo Bolsón a Sam Gamyi. Esta estructura se denomina en los manuales de guión como héroe y bufón. El protagonista es el líder, el genial Quijote, el apasionado Hamlet o el intérprete Frodo, mientras que los bufones son el terrenal Panza, el realista Horacio o el hogareño Sam. Para que el relato funcione, uno es utópico y otro realista: uno platónico e idealista y otro materialista y aristotélico.

En Política, manual de instrucciones, el esquema parece repetirse al principio. Iglesias es intrépido y valiente, mientras Errejón se muestra cauteloso y meditativo. Uno de los mejores momentos del filme es cuando Iglesias le lee a su compañero en privado el discurso de la Asamblea Política. Errejón asustado le aconseja que no utilice la fórmula revolucionaria «de asaltar los cielos», pues eso jugará en su contra. Pero Pablo, como héroe, sostiene que hay que ser coléricos. Íñigo, como escudero realista, le ofrece alternativas más humildes. En la película, igual que ocurrió en la realidad, Pablo vence y comienza su discurso citando la célebre sentencia de Karl Marx.

Sin embargo, durante el resto del documental, Errejón muestra su brillante inteligencia, algo nada recomendable para un buen escudero. Sam y Sancho son realistas y hogareños pero no son inteligentes y, desde luego, no son más astutos que Frodo y Quijote. Cada intervención de Errejón en la película de Fernando León de Aranoa resulta más audaz y más lúcida, y el escudero va tomando protagonismo. Fotograma a fotograma el espectador siente que aquéllo no es una relación de héroe y bufón, sino más bien de protagonista y antagonista.

La película Política, manual de instrucciones no es un relato de cómo asaltar los cielos de un golpe, ya que Podemos fracasó en ello, sino más bien una constatación de la hipótesis de Michel Foucault: donde hay poder, hay resistencia. El pequeño o gran poder, que fue tomando Iglesias y Podemos, generó una resistencia feroz fuera del partido, pero también dentro del mismo. El compañero Errejón, como ya se adivina en el documental, no será un escudero sumiso, sino un pretendiente osado que pronto generará otro partido enemigo, Más Madrid, para competir contra el héroe. Pero no sorprende la decisión de Errejón, pues él mismo lo había escrito, citando a Schmitt, en su capítulo del libro sobre Game of Thrones: «enemigo no es, pues, cualquier competidor o adversario privado al que se detesta por cuestión de sentimientos o antipatía. Enemigo es sólo un conjunto de hombres que siquiera eventualmente, esto es, de acuerdo con una posibilidad real, se opone combativamente a otro conjunto análogo» (Errejón, 2014: 75). Cuando existió la posibilidad real el escudero devino antagonista.

CODA FINAL

En todos los grandes países europeos de la cuenca del mediterráneo, el relato tradicional ha perdido. En Francia, los partidos que se habían repartido el Elíseo sucumbieron a la invención de Emmanuel Macron; en Italia, la descomposición política alzó una coalición de grupos con nuevas narraciones políticas (desde el neofascismo al neoliberalismo); y en Grecia, Alexis Tsipras tomó el gobierno con un movimiento de izquierdas, que promulga una narración diferente de la república helena. Sin embargo, en España, el relato tradicional se ha mantenido con el poder. Elección tras elección los nuevos partidos logran éxitos menores o mayores, pero el dominio lo sigue manteniendo el PSOE y el PP, que se alternan en la presidencia.

Durante todo el trabajo hemos obviado algo vertebral de España, algo que también se soslaya en el pensamiento inicial de Podemos, la cuestión del nacionalismo. Si bien la crisis española se asemejó parcialmente a la francesa, a la italiana y, sobre todo, a la griega, en España estuvo siempre latente una tensión mayor: el deseo de independencia de muchos de sus conciudadanos. Tal vez, esta parte del relato ibérico, que no aparece mencionada en los textos sobre cine de Iglesias, sea una pieza esclarecedora para entender la incapacidad de los españoles de aceptar nuevos relatos hegemónicos. Obviar o ignorar esta cuestión nacionalista no parece una estrategia coherente para quien alberga el deseo de asaltar los cielos.

Pablo Iglesias ha analizado lúcidamente cómo el poder es sólo un relato y cómo el cine trata de inventar nuevas narraciones para consolidar el pensamiento hegemónico. Sin embargo, su estrategia como héroe político para construir un relato de resistencia ha fracasado hasta la fecha. Ahora bien, como avisábamos al inicio de este texto, no hay nada más cinematográfico que el héroe perdedor. En High Noon (Fred Zinnemann, 1954), el personaje de Gary Cooper es abandonado por todo el pueblo, hasta por el antiguo sheriff, pero, cuando ya es prácticamente un cadáver, vence a los malvados e impone su relato. Poder es poder.[1]

 

BIBLIOGRAFÍA

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· Foucault, M. (1979). «Inutile de se soulever?», Le Monde 11-12 mayo, p. 11.

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· Iglesias, P. (ed.) (2013). Cuando las películas votan. Lecciones de ciencias sociales a través del cine. Madrid: Cátara.

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· Letamendi, J. y Seguin, J-C. (2012). Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza: la fraudulenta creación de un mito franquista. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

· Mecke, J., Junkerjürgen, R. y Pöppel, H. (2017). Discursos de la Crisis respuestas de la cultura española ante nuevos desafíos. Madrid: Iberoamericana.

· Montaigne, M. De (2007). Los ensayos. Barcelona: Acantilado.

· Ruffinelli, J. (2001). Patricio Guzmán. Madrid: Cátedra.

 

[1] El presente texto se inscribe en el ámbito del proyecto de investigación titulado El ensayo en el audiovisual español contemporáneo (Ref. CSO2015-66749-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional dentro del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]