El depilatorio galénico, sin duda, gozó de cierta popularidad en el mundo islámico, ya que el mismo remedio morisco aparece también en el norte de África, donde la combinación de cal y oropimente recibe el nombre de nūra.[50] Es más, la receta no difería mucho de la que debían emplear los cristianos viejos. Así, Pedro Hispano,[51] cuya obra médica era, como ya vimos, conocida por los propios moriscos, prescribe el oropimente entre otros ingredientes depilatorios.[52]
Junto a estos elementos de origen animal, vegetal y mineral, aparecen también en nuestro recetario compuestos y preparados que son empleados en recetas más elaboradas y que, una vez más, prueban la conexión de nuestro códice mágico con la tradición científica. Uno de estos remedios es un complejo antídoto prescrito para envenenamientos, en el que se hace uso de la triaca (pág. 136): «Para cuando abrán ḏaḏo aḏ-alguno alguna bebida ponçoñosa o la tendrá il in-el cuerpo. Tomarás çumo ḏe finojo y-açúcar de palmas y-atryaca fina partes iguales i dársel-as a comer. I tomarás tris pieḏras guixas i rusiéntalas. Ḏespués meterl-as in-una hoya in la tierra i matarl-as con orinas ḏe rocín i meterla as muy sutilmenti incima ḏ-ellas para que reciba ḏ-ellas aquel vafor por baxo sin que se salga o poca cosa. Is probado».
La elaboración de triacas, a base de múltiples ingredientes vegetales, animales y minerales, junto a un bajo contenido de opio, aparece con profusión en las obras médicas andalusíes, como las de Ibn Ḥabīb, Ibn Ǧulǧul, Averroes o Ibn al-Ḫaṭīb. El propio Ibn Ḥabīb recoge su uso como tratamiento de la picadura de animales venenosos y,[53] junto a su prescripción como antídoto, sabemos que se empleaban para casos de hemiplejia, parálisis facial, convulsiones, etcétera.[54] Este tipo de electuarios hubo de ser bastante común entre los moriscos, como vemos en nuestro manuscrito y en otros recetarios que circularon entre estas comunidades. Baste recordar aquí el tratado de bromatología titulado Kitāb ṭabā’ic al-aġḏiya, hallado en la localidad alicantina de Muro de Alcoy, en el que se incluye un léxico de medicamentos compuestos ordenado por tipos farmacéuticos al uso de los manuales árabes de aqrābāḏīn o preparados.[55]
La triaca se emplea asimismo en nuestro códice en otra receta de indudable origen cristiano, en la que intervienen ingredientes vegetales muy comunes en la farmacología de la época, como la escabiosa (scabiossa succisa), la escorzonera (scorzonera hispanica) y la buglosa (buglossa) o borraja. Todos ellos constituyen la base científica de un ascanto o conjuro indicado para curar el carbunco o ántrax transmitido por el ganado, cuya bacteria produce la inflamación de los folículos pilosos: «Para ascantar los intrases o carbuncos o mālos granos que no se hinchen. Darle as a bebir una bebiḏa con seis ḏīneros de España ḏe agua ḏ-escorcionera i seis ḏineros ḏe agua ḏ-escabiosa i seis ḏineros ḏe agua ḏe bulosa i meḏia onça ḏe atriaca mayor in ḏos bebiḏas: la meḏia in una viç i la meḏia in otra viç».[56]
Para completar el remedio, en un nuevo caso de hibridación entre ciencia y creencia, se indica el ascanto o conjuro propiamente dicho que, compuesto por varias azoras coránicas (1, 97, 112) y breves plegarias, el conjurante ha de pronunciar en sucesiones de siete veces con la mano sobre la zona afectada.
Más allá del contenido médico y creencial de la receta, valga este último texto como colofón que nos permite, a su vez, retomar aquí la hipótesis de una procedencia norteafricana del códice. Sin duda, llama nuestra atención el hecho de que en este pasaje, presente también en el manuscrito aragonés Junta 22 (en el que las cantidades se indican en «ḏīneros»), el copista de nuestro códice específica «ḏīneros de España», referencia que parece indicar que se escribe desde la otra orilla del Mediterráneo.
A modo de conclusión
Más allá de los testimonios inquisitoriales a partir de los que se forja la imagen del morisco como ser supersticioso, los textos aljamiados nos ofrecen una visión directa y cercana de sus prácticas. Es así que ciencia y creencia, medicina y magia, no parecen constituir compartimentos estancos entre estas comunidades, como tampoco lo eran para los cristianos viejos. Como en otras tantas sociedades, la medicina científica y la popular coexistieron y se influyeron mutuamente dando lugar a una terapéutica híbrida, de uso tanto entre musulmanes como cristianos, en la que el objetivo era la curación, independientemente de los medios empleados.
Frente a un supuesto proceso de marginalización y degradación de la materia médica morisca en superstición y curanderismo, los códices aljamiados nos permiten hablar de una popularización de conceptos y prácticas científicas, algunas de origen cristiano, prueba fehaciente de la permeabilidad cultural que existió entre ambas comunidades.
[1] Junto a las por entonces recientes facultades de medicina, al menos hasta 1494 se podían cursar estudios médicos regulares en la madrasa existente en la morería de Zaragoza. Véase L. García Ballester, Los moriscos y la medicina. Un capítulo de la medicina y las ciencias marginadas en la España del siglo xvi, Barcelona (Labor), 1984, pág. 36.
[2] J. Fournel-Guérin, Les morisques aragonais et l’inquisition de Saragosse (1540-1620), Tesis doctoral inédita, Montpellier (Université Paul Valéry), 1980, pág. 236.
[3] Á. González Palencia, «El curandero morisco del siglo xvi, Román Ramírez», en Historias y Leyendas. Estudios Literarios, Madrid (CSIC), 1942, págs. 215-284.
[4] J. Fournel-Guérin, Les morisques aragonais, pág. 236.
[5] Y. Cardaillac-Hermosilla, La magie en Espagne. Morisques et vieux chretiens aux xvie et xviie siècles, Zaghouan (FTERSI), 1996, pág. 126.
[6] J. Bleda, Coronica de los moros de España, dividida en ocho libros, Valencia (Impresión de Felipe Mey), 1618, pág. 861.
[7] J. Fournel-Guérin, Les morisques aragonais, pág. 235.
[8] C. Barceló y A. Labarta, Archivos moriscos. Textos árabes de la minoría islámica valenciana (1401-1608), València (PUV), 2009, pág. 71.
[9] L. G. Ballester, Medicine in a Multicultural Society. Christian, Jewish and Muslim Practitioners in the Spanish Kingdoms, 1222-1610, Burlington – Singapore – Sidney (Ashgate), 2001, pág. 160.
[10] L. García Ballester, Los moriscos y la medicina, pág. 138.
[11] J. C. Villaverde Amieva, «Recetarios médicos aljamiado-moriscos», en F. Gambin (ed.), Alle radici dell’Europa. Mori, giudei e zingari nei Paesi del Mediterraneo occidentale. Volume II: secoli xvii-xix, Firenze (SEID), 2010, pág. 301; «Recetas médicas», en Memoria de los moriscos. Escritos y relatos de una diáspora cultural, Madrid (Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales), 2010, pág. 181.
[12] J. C. Villaverde Amieva, «Recetarios médicos aljamiado-moriscos», págs. 299-318.
[13] J. Albarracín Navarro y J. Martínez Ruiz, Medicina, farmacopea y magia en el «Misceláneo de Salomón» (Texto árabe, glosas aljamiadas y glosario), Granada (Universidad), 1987.
[14] A. Labarta, Libro de dichos maravillosos (Misceláneo morisco de magia y adivinación), Madrid (CSIC – Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe), 1993.
[15] P. Roza Candás, «Recetarios mágicos moriscos: brebajes, talismanes y conjuros aljamiados», en A. Montaner y E. Lara (eds.), Señales, Portentos y Demonios. La magia en la literatura y la cultura españolas del Renacimiento, 13, Salamanca (SEMYR), 2014, págs. 555-578. Remito a este trabajo para la bibliografía existente hasta entonces sobre los recetarios mágicos aljamiado-moriscos.
[16] La situación no debía distar mucho de la de los cristianos viejos. Un ejemplo muy elocuente lo encontramos en la ciudad de Valencia que, entre los siglos xvi y xvii, disponía de un cuerpo público de saludadores, que tras pasar un examen de ingreso ejercían legalmente como funcionarios municipales. Para ello debían superar varias pruebas en las que daban cuenta de sus poderes mágicos, curando perros rabiosos con la saliva o apagando una barra de hierro candente con la lengua. Véase M. L. López Terrada, «Las prácticas médicas extraacadémicas en la ciudad de Valencia durante los siglos xvi y xvii», Dynamis, 22 (2002), pág. 119.
[17] Mencionaba García Ballester cómo «la medicina musulmana cumple el ciclo final de su proceso de desintegración cuando se convierte definitivamente en curanderismo». Opinión compartida por otros autores como Chejne, que señala cómo la medicina morisca «have declained gradually into superstition and magical formulas»; García-Arenal, que apunta cómo el patrimonio cultural morisco, incluidos sus conocimientos médicos, se van diluyendo al tiempo que «se tiñen de magia y supersticiones», o Luce López-Baralt, que habla de un «desvalimiento de la medicina morisca convertida en folkmedicina». Véase, respectivamente, A. G. Chejne, Islam and the West: Moriscos. A Cultural and Social History, Albany (State University of New York Press), 1983, pág. 117; M. García-Arenal, Inquisición y moriscos. Los procesos del Tribunal de Cuenca, Madrid (Siglo XXI), 1978, 3.ª ed. (1987), pág. 115; Luce López-Baralt, «Médicos y sanadores moriscos», La literatura secreta de los últimos musulmanes de España, Madrid (Trotta), 2009, pág. 355.
[18] L. P. Harvey, Muslims in Spain. 1500 to 1614, Chicago – London (The University of Chicago Press), 2005, pág. 168.
[19] Prueba de esta afirmación la encontramos, tanto en este códice como en algunos manuscritos misceláneos aljamiados, en los que podemos encontrar tanto recetas mágicas como médicas: mss. BNE 4937, 5238, 5267, BRAH T-8, T-13, T-16, V-25, entre otros.
[20] Pude llevar a cabo la consulta del códice a través de la copia digitalizada disponible en la Arcadian Library Online, gracias al acceso proporcionado por la Bodleian Library durante mi estancia en la Facultad de Lenguas Medievales y Modernas de la Universidad de Oxford en 2018.
[21] L. P. Harvey, The Arabs in Spain. A collection of antiquarian and scholarly books about Arabs and Islamic civilisations in Spain. Catalogue 1167, London (Bernard Quaritch), 1992, págs. 15-19. Posteriormente, el propio Harvey presentará una descripción más completa en «Un libro de ensalmos en aljamía», Aljamía, 5 (1993), págs. 28-33; así como en «Magic and Popular Medicine in an aljamiado Manuscript, Possibly of Tunisian Provenance, Sold in London in 1993», Romania Arabica: Festschrift für Reinhold Kontzi zum 70. Geburstag, Tübingen (Gunter Narr Verlag), 1996, págs. 335-344.
[22] No llegó por tanto el códice a formar parte de la Biblioteca Nacional de Catar, tras su subasta en Londres, como el propio Villaverde suponía, entre dudas («información esta que aguarda confirmación»), en 2010. Véase J. C. Villaverde Amieva, «Los manuscritos aljamiado-moriscos: hallazgos, colecciones, inventarios y otras noticias», Memoria de los moriscos. Escritos y relatos de una diáspora cultural, Madrid (Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales), 2010, págs. 126-127.
[23] El propio Villaverde, que ya conocía el paradero del manuscrito desde finales de 2010 (por carta de Robert Jones) amablemente me comunicó la noticia de su localización, y así lo señalé en mi contribución al V Congreso de la Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas (SEMYR) celebrado en Madrid en 2014. Este mismo año, durante el XIII Simposio Internacional de Mudejarismo celebrado en Teruel, Nuria de Castilla presentó en comunicación algunos aspectos codicológicos de un manuscrito cuya localización no facilitó, perteneciente a una colección privada de la que no reveló su nombre, que indudablemente no era otro que este códice londinense. Finalizado ya este artículo, llega a mis manos el trabajo de N. de Castilla, «A la búsqueda de manuscritos moriscos perdidos. Nuevos testimonios aljamiados y árabes», en A. Kadri, Y. Moreno y A. Echevarría (eds.), Circulaciones mudéjares y moriscas. Redes de contacto y representaciones, Madrid (CSIC), 2018, págs. 335-339, donde la autora da noticia, entre otros, del manuscrito de la Arcadian Library.
[24] No es este el lugar para ofrecer una caracterización de las peculiaridades de la lengua y la grafía del códice, aspectos que sin duda llamarán la atención del lector de los fragmentos editados. Alejado de los rasgos habituales de la producción morisca en caracteres árabes, se asemeja nuestro códice a los documentos aljamiados valencianos.
[25] Descrita por M. Viladrich, «Un conjunto documental misceláneo árabe-aljamiado-morisco de l’Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona», Aljamía, 17 (2005), págs. 140-142, se trata de una carpeta de papeles árabes y aljamiados de contenido diverso. La actual localización de estos materiales no está del todo clara. En mi visita a este archivo barcelonés en abril de 2018, la carpeta en cuestión tan sólo contenía fotocopias de algunos de los materiales analizados en su momento por Viladrich. En la referencia a las recetas contenidas en este códice seguiré, pues, el orden de folios del inventario provisional realizado en 2004 por Mercé Viladrich y Salah Elbagu que se encuentra en el Seminario de Estudios Árabo-Románicos (SEAR) de la Universidad de Oviedo.
[26] A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, págs. 0.30-0.31.
[27] La concepción de la enfermedad y su curación sometida a la voluntad divina aparece en la literatura árabe clásica y en los textos aljamiados. Así, se hace eco Ibn Ḥabīb de las palabras del Profeta: «Quien mandó el remedio mandó el mal». Véase Ibn Ḥabīb, Mujtaṣar fī l-ṭibb, ed. de C. Álvarez de Morales y F. Girón Irueste, Madrid (CSIC – Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe), 1992, pág. 43. Máxima similar a la que en los textos aljamiados encontramos entre las sentencias de al-Quḍā’ī contenidas en el ms. Junta 29: «No ḏeballó Allah malabtía que que no ḏeballase a ella su medezina» (fol. 74 r); «Melezinaos, que aquel que ḏeballó la malabtía, ḏeballó la medezina» (fol. 63 r). Cito la edición de A. Zakaría Ahmed, Edición y estudio del manuscrito aljamiado-morisco n.º XXIX del CSIC, Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense de Madrid, 1996, págs. 112 y 101, respectivamente. Asimismo, es el poder de la palabra de Dios el remedio más eficaz para la sanación, como se menciona reiteradamente en otras obras aljamiadas, como en el ms. de Aitona: «En-el nonbre de Allah, que es nonbre que sana toda enfermedad i-allivianece toda malaltía» (fol. 95 r). Véase P. Roza Candás, Narraciones aljamiado-morisca en el manuscrito de Aitona, Tesis doctoral inédita, Universidad de Oviedo, 2009, pág. 243.
[28] Sobre estas, véase J. Carlos Villaverde Amieva, «Recetarios médicos aljamiado-moriscos», págs. 299-318.
[29] Para una visión de conjunto de la tipología y elementos de este tipo de recetarios, véase mi trabajo «Recetarios mágicos moriscos», págs. 555-578.
[30] El mismo capítulo aparece en el ms. Junta 22. Véase A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, págs. 5-6.
[31] Idéntico uso aparece en el Kitāb manāfic al-ḥayawān: «Cuando se pone la cabeza de murciélago en una almohada bajo la cabeza de un hombre, ese hombre ya no duerme». Véase C. Ruiz Bravo-Villasante, Libro de las utilidades de los animales, Madrid (Fundación Universitaria Española), 1980, pág. 97-98.
[32] H. P. J. Renaud y G. S. Colin, Tuḥfat al-aḥbāb. Glossaire de la matière médicale marocaine, Paris (Librairie Orientaliste Paul Geuthner), 1934, pág. 59.
[33] Véase también la receta contenida en el mss. BRAH V-18 (fols. 1 r– 2 v) en la que la «búdbuda» se emplea para el «mal de ojos» o «todo mal ayre».
[34] Se repite la receta varias veces en el ms. Junta 22. Véase A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, págs. 14, 127 y 130. En el Kitāb manāfic al-ḥayawān se refiere para la amnesia el uso de su lengua pulverizada y bebida como electuario. Véase C. Ruiz Bravo-Villasante, Libro de las utilidades de los animales, pág. 94. Por su parte, Ibn Zuhr dice que su lengua, así como su plumaje, también propician el éxito en los negocios. Véase Abū Marwān cAbd al-Malik b. Zuhr, Kitāb al-Agḏiya (Tratado de los Alimentos), ed., trad. e intr. de E. García Sánchez, Madrid (CSIC – Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe), 1992, pág. 124.
[35] Receta contenida en el ms. Junta 22. Véase A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, pág. 16. En el Kitāb manāfic al-ḥayawān se recomienda colgar el muslo derecho de la abubilla en un palomar para que no se vayan de él las palomas. Véase C. Ruiz Bravo-Villasante, pág. 95.
[36] Receta contenida en el ms. Junta 22. Véase A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, pág. 6. Las virtudes afrodisiacas de la liebre son mencionadas asimismo por Ibn Zuhr. Véase Abū Marwān cAbd al-Malik b. Zuhr, Kitāb al-Agḏiya, pág. 56.
[37] Referencia a la paloma como como instrumento de la pasión amorosa de la que se hace eco el mismo Ibn Ḫaṭīb. Dice así el lojeño que como estímulo del coito se acostumbra a tener en las casas palomas para excitar los deseos de las esposas. Véase Muḥammad b. Abdallāh b. al-Jaṭīb, Kitāb al-Wuṣūl li-ḥifẓ al-ṣiḥḥa fī-l-fuṣūl. Libro de la higiene, trad. de M.ª de la C. Vázquez de Benito, Salamanca (Ediciones Universidad de Salamanca), 1984, pág. 155.
[38] Receta contenida en el ms. Junta 22. Véase A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, págs. 6 y 7.
[39] Un remedio muy similar al morisco, en el que los huesos han de frotarse con el rabo de una burra, aparece en el Kitāb manāfic al-ḥayawān. Véase C. Ruiz Bravo-Villasante, pág. 118. Por otro lado, el sapo era empleado junto al hinojo por el médico y cirujano morisco Francisco de Córdova en un remedio para el mal de amores. Véase L. García Ballester, Los moriscos y la medicina, pág. 122.
[40] Receta contenida en A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, pág. 101.
[41] Poder calmante del lino que menciona Ibn Wāfid citando a Galeno. Véase Ibn Wāfid, Kitāb al-adwiya al-mufrada (Libro de los medicamentos simples), ed., trad., notas y glosario de L. F. Aguirre de Cárcer, Madrid (CSIC – AECI), 1995, vol. I, pág. 126.
[42] Uso referido en A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, pág. 24. De la aplicación de ungüentos afrodisiacos, conocemos también la receta contenida en el ms. 3226 de la Biblioteca Palacio Real (fol. 40v), en la que el «olio para usar mucho con las mujeres», elaborado a base de varios ingredientes vegetales, se aplica sobre los genitales y las plantas de los pies del varón.
[43] Ibn Ḥabīb, Mujtaṣar fī l-ṭibb, pág. 78.
[44] Véase, respectivamente, Ibn Qayyim al-Jawziyya, Medicine of the Prophet, trad. de P. Johnstone, Cambridge (The Islamic Texts Society), 1998, págs. 209, 78 y 234-235.
[45] E. Lev y Z. Amar, Practical Materia Medica of the Medieval Eastern Mediterranean According to Cairo Genizah, Leiden – Boston (Brill), 2008, pág. 354.
[46] Véase A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, pág. 64. El uso del rábano como emético es mencionado por Ibn Ḥabīb y Maimónides y su empleo como antídoto lo señala Andrés Laguna en sus anotaciones a Dioscórides. Véanse, respectivamente, Ibn Ḥabīb, Mujtaṣar fī l-ṭibb, pág. 98 y 106; E. Lev y Z. Amar, Practical Materia Medica, pág. 258 y Dioscórides, A cerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos, trad. de Andrés Laguna, Valencia (Imprenta de Vicente Cabrera), 1677, pág. 198.
[47] Remedio que hubo de ser bastante popular entre los moriscos y que encontramos también en el ms. Junta 22 (fols. 171 r – 171 v) y, con algunas variantes, en el ms. BNE 4937 (fol. 6 r). Por su parte, la leche de burra prescrita en la segunda parte de la receta se refiere asimismo en el Kitāb manāfic al-ḥayawān contra drogas mortales y venenos. Véase C. Ruiz Bravo-Villasante, Libro de las utilidades de los animales, pág. 21. La leche es mencionada igualmente por Maimónides en el tratamiento de picaduras de escorpiones y serpientes. Véase E. Lev y Z. Amar, Practical Materia Medica, pág. 133.
[48] Aparece la misma receta en el ms. Junta 22. Véase A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, pág. 184.
[49] Cito aquí la traducción de L. M. Arvide Cambra, Un tratado de estética y cosmética en Abulcasis, Granada (Grupo Editorial Universitario), 2010, pág. 64. Citando a ar-Rāzī, recoge Abulcasis otro depilatorio similar en el que, aparte de la cal y el oropimente, recomienda el uso de cal de concha. Véase ibidem, pág. 65.
[50] H. P. J. Renaud y G. S. Colin, Tuḥfat al-aḥbāb, pág. 129.
[51] M. H. da Rocha Pereira, Obras médicas de Pedro Hispano, Coimbra (Universidade), 1973, pág. 84-85.
[52] El oropimente aparece ya mencionado por Dioscórides como depilatorio, al que Andrés Laguna en sus anotaciones a la Materia medica añade la cal viva con las mismas propiedades. Véase Dioscórides, A cerca de la materia medicinal, pág. 547 y 555. Por su parte, Maimónides anota una receta a base de arsénico para eliminar el vello sin dolor. Véase E. Lev y Z. Amar, Practical Materia Medica, pág. 105.
[53] Ibn Ḥabīb, Mujtaṣar fī l-ṭibb, pág. 69.
[54] C. de la Puente, Avenzoar, Averroes, Ibn al-Jatib. Perfumes, ungüentos y jarabes, Tres Cantos (Nivola), 2003, págs. 79-80 y 118.
[55] Texto dado a conocer y editado por A. Labarta, «Textos para el estudio de la terapéutica entre los moriscos valencianos», Dynamis, I (1981), 295.
[56] A. Labarta, Libro de dichos maravillosos, pág. 184.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]