EROTISMO Y REBELDÍA COMO GRANDES TEMAS

El análisis discursivo de la selección muestral revela como dato más significativo que más de la mitad de las canciones se sitúa en dos grandes ejes temáticos: uno relacionado con el erotismo y el otro con la oposición al mundo de los adultos y sus sistemas de valores (con la particularidad de la inolvidable «Me gusta ser una zorra», de Las Vulpess, imposible de ubicar en uno solo de ellos al hacer de la sexualidad un instrumento de provocación a los valores dominantes).

Esto viene a confirmar la tesis de la pérdida de importancia del compromiso político entre los jóvenes de la movida y que su música supuso una reacción de rechazo a los cantautores (Imbert, 1990; Fouce, 2002 y 2009). De hecho, las canciones que contienen un mensaje de crítica en clave política o social como «Viva el metro» de Kaka de Luxe, «Ayatollah!» de Siniestro Total, «Nuclear sí, por supuesto» de Aviador Dro, «Ladrones de juguetes» de WAQ y «El imperio contrataca» de Los Nikis están revestidas de un toque paródico que desviste de seriedad a lo tratado: el aumento de precios del transporte público; el fanatismo religioso de origen islámico auspiciado por Jomeini; los efectos medioambientales causados por la energía nuclear (en plena polémica por la entrada de España en la OTAN); la desigualdad económica y el nacionalismo español. Al respecto de la canción de Los Nikis, conocidos por letras satíricas como «La amenaza amarilla» (1981), la parodia resulta tan sutil para algunos que esta «gracieta escolar» –palabras de su bajista Joaquín Rodríguez (Lenore, 2016)– fue convertida por la ultraderecha de los años noventa, y en nuestros días por ciertos seguidores jóvenes de VOX, en un himno nacionalista (Prieto, 2019).

Del mismo modo, la vivencia hedonista del presente caracteriza un buen número de estas canciones, incluidas algunas de las que se han situado en el cuadro dentro del eje temático de la oposición al mundo de los adultos. Es el caso de «El ritmo del garaje», donde Loquillo critica la mirada reprobatoria de los padres de su novia y su deseo de que tuviera un «novio más formal», pero les repite alegre y machaconamente a modo de leitmotiv: «Porque yo tengo una banda de rock’n’roll». Además, lo hace pronosticándoles que «cualquier noche» les «aullarán» su canción los gatos del callejón, en una estrofa en la que el músico se identifica con estos animales callejeros, asociados con la nocturnidad y la libertad. También «Salta» de Tequila –un grupo de rock que no suele ser considerado de la movida por aquellos críticos que la caracterizan por su escaso carácter contestatario, pero que, al igual que Burning, sirvió de puente e inspiración a muchos grupos de esta– es una canción con una temática y un discurso emblemáticos en este sentido. No en vano, asocia las ganas de disfrutar la vida de los jóvenes con «las chicas de la esquina que ríen con picardía», a las que el cantante promete darles lo que piden («y hasta ahí puedo leer», como diría Mayra Gómez Kemp, el icono del famoso concurso televisivo de la época, donde Tequila se dio a conocer). Y a este guiño erótico se añade la censura de los adultos a su actitud feliz y desinhibida («Pasa la gente y me mira mal»), reivindicando su indiferencia hacia ellos («Pero no me importa, a mí me da lo mismo»).

Aparte de los temas de estos dos grupos de rock, «Bailando» de Alaska y los Pegamoides, «Hoy no me puedo levantar» de Mecano y «Me voy a Usera» de Almodóvar y McNamara son ejemplos del culto al hedonismo imperante en las canciones de la movida. En estos tres casos el placer se asocia con salir de fiesta, una actividad que se relaciona directamente con el consumo de alcohol o drogas. Descubrimos así que Alaska, además de bailar, se pasa «el día bebiendo / la coctelera agitando / llena de soda y vermú», que los chicos de Mecano tienen resaca tras un fin de semana de fiesta bebiendo alcohol («champán») y «fumando» cigarrillos y una conversación entre Almodóvar y McNamara en plena borrachera contando que se mueren de ganas de ir a Usera a por «un pico de caballo».

EROTISMOOPOSICIÓN A LOS ADULTOS Y SUS VALORES
¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? (1978), Muñeca hinchable (1979), Para ti (1979), Enamorado de la moda juvenil (1980), Yvonne (1980), Chica de ayer (1980), Antes de que salga el sol (1980), Chicas de colegio (1980), Mari Pili (1980), Champú de huevo (1981), Salta (1981), Me gusta ser una zorra (1983), Escuela de calor (1984) y Cuatro rosas (1984)Rosario (1978), Salta (1981), No me enseñen la lección (1982), Quiero ser santa (1982), Autosuficiencia (1982), Ojos a tu alrededor (1982), El ritmo del garaje (1983), No mires a los ojos de la gente (1983), Me gusta ser una zorra (1983), Voy a ser mamá (1983), Ni tú ni nadie (1985) y A quién le importa (1986)

 

En todo caso, si hay algo que resalta de esta lista es que más de un tercio de las canciones elegidas, entre las que aparecen varias de las más populares de la movida –como «Chica de ayer», «Enamorado de la moda juvenil», «Escuela de calor» o «Cuatro rosas»–, hacen del erotismo su tema central. Esto no ha sido suficientemente destacado en los principales análisis de la música de este fenómeno (Fouce, 2002; Ureño, 2003). Aunque Fouce (2002, p. 243) señala en su tesis que en los temas de la movida «la vivencia del amor va íntimamente ligada al deseo, […] está mucho más ligado al sexo y al erotismo» que en las canciones de los cantautores de la década anterior, solo le dedica al tema tres líneas de sus nueve páginas de conclusiones (Fouce, 2002, p. 314). A pesar de afirmar que es «una parte sustancial de la cultura del exceso», lo sitúa al mismo nivel que las drogas o el alcohol, algo que el análisis discursivo de las letras de los cuarenta temas que he analizado niega: solo siete se refieren al alcohol y tres a otro tipo de drogas, y en muchos de estos casos se trata de menciones esporádicas y no muy relevantes.

Por el contrario, al calor (nunca mejor dicho) de los primeros años de democracia, de los conciertos y de los bares de copas, las siempre recurrentes letras sobre el amor se tiñen de alusiones eróticas. Dejan de ser norma canciones como «Déjame», «Me he enamorado de un fan» o «Groenlandia», que hablan de una búsqueda del ser amado o del despecho sin contener alusiones sexuales. Ahora, desde el pop para adolescentes de temas como «Para ti» o «Chicas de colegio» hasta el punk de «Me gusta ser una zorra» de Las Vulpess, pasando por el comedy rock de «Muñeca hinchable» de Orquesta Mondragón, las canciones exhiben un destacable contenido erótico. No hay duda. La movida se destapa.

«Quítate el cinturón y la tarde es de los dos» canta Radio Futura en «Enamorado de la moda juvenil», demostrando que su enamoramiento feliz y desenfadado tiene un único final posible y que ese es también «el futuro» que «está aquí». Las canciones del grupo de Santiago Auserón están cargadas de alusiones sexuales: «Móntate en el coche, vamos a Avignon» (no creo que haga falta explicar para qué), le dice a esa desconocida enganchada al «ron» en «Yvonne»; mientras que, en «Escuela de calor», el cantante se pasa toda la tarde excitado con los cuerpos de las chicas que «desnudan sus cuerpos al sol» en las piscinas y que le animan a venir a su lado a comprobar el tejido de su ropa, pero sin dejarse tocar. Resulta significativo que esta canción sobre el calentón de un protagonista masculino aparezca encabezando varias listas de éxitos de la movida hechas años después y que otra fuera la canción del verano de 1980: «Mari Pili», de Ejecutivos Agresivos. Para terminar esta glosa de la importancia del erotismo en las canciones de Radio Futura, cabe señalar que incluso en «Divina» –su versión de «Ballrooms of Mars» que no he incluido, aunque podría hacerlo, entre las catorce canciones de la lista de arriba– se encuentra una probable alusión al sexo cuando en la tercera estrofa se canta: «David Bowie lo sabe y tu mami también, hay cosas en la noche que es mejor no ver».

El sexo es una constante en las canciones de la movida, no solo en las de Radio Futura. En «¿Qué hace una chica…?» de Burning, «Chica de ayer» y «Antes de que salga el sol» de Nacha Pop y «Cuatro rosas» de Gabinete Caligari se dibujan escenarios parecidos, con menciones explícitas a la búsqueda de un compañero sexual (caso de la canción de Burning o «Antes de que salga el sol») o celebraciones del sexo, ya consumado o por consumar («Cuatro rosas» y «Chica de ayer»). «Hay cuatro rosas en tu honor / dentro del vaso que te doy / dos son por gemir / y dos por sonreír», canta sin ambages Jaime Urrutia con Gabinete Caligari, grupo insignia del rock torero. Pero es que Antonio Vega y Nacha Pop no le van a la zaga en «Antes de que salga el sol»: «Esta noche estoy sintiendo la ansiedad / de besar tu dulce cuello sin parar, / de tenerte entre mis brazos / y verte desfallecer, / esperando que regreses / antes del amanecer. / […] Desconfía de tu amigo nena. / No trasnoches con tu amigo nena».

Si en el tema de Gabinete Caligari la relación entre sexo y alcohol es explícita, no lo es en el de Nacha Pop. Tampoco aparecen las drogas ni el alcohol en temas como «Chicas de colegio» y «Para ti», en los que ni la noche ni los bares aparecen como el marco del disfrute hedonista del presente, pero que rezuman erotismo. La sexualización de las colegialas del barrio de Gaztambide (Madrid) en la canción de Mamá, «algo sudorosas» con el uniforme pegado y «la carpeta en el pecho protegiendo su pudor», es tan evidente como en el tema de Paraíso, donde se canta a un adolescente de quince años que vive su despertar erótico: «Para ti […], que descubres los secretos de tu cuerpo […], que calculas un placer remunerado […], que no desprecias ningún plato lindo, para ti, que aún careces de prejuicios bobos […], que te llevas a las nenas de calle, para ti, en cuyo placer aún hay ambigüedades». De paso, el Zurdo consigue, de manera sutil, incluir en una canción pop para adolescentes un escondido alegato contra la heteronormatividad.