Resulta particularmente atractivo el descubrimiento –que narra D’Ors en la introducción de la segunda memoria– del Dictionary of Philosophy and Psychology, publicado por James M. Baldwin en 1901-1905. Esta obra constituye un verdadero tesoro informativo y, sin duda, será para D’Ors una de las vías de su inspiración pragmatista. Conviene tener en cuenta que, para D’Ors, la ciencia «debía proporcionar la base sobre la cual pudiera edificarse la recuperación intelectual del país» (Roura 1983, p. 361). En este sentido merece la pena destacar la impresionante erudición que exhibe D’Ors en el programa desarrollado en esta memoria, así como sus valiosas sugerencias pedagógicas, que resultan del todo avanzadas para su tiempo.
IV. TRABAJOS DE INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA LÓGICA (GINEBRA, JULIO DE 1909)
La memoria correspondiente al segundo semestre de la misión de estudios concedida por la Diputación de Barcelona a Eugenio d’Ors lleva como título genérico el de «Trabajos de introducción al estudio de la lógica» y está fechada en Ginebra en julio de 1909. Su contenido consiste en una breve introducción y las traducciones de los dos trabajos presentados por D’Ors en el III Congreso Internacional de Filosofía, celebrado en Heidelberg en septiembre de 1908[2]. Por una parte, la traducción catalana de «El residuo en la medida de la ciencia por la acción», publicada en Estudis Universitaris Catalans (III, 1909, pp. 130-135) y, por otra, la traducción al italiano de su «Religio est libertas», publicada en Rivista di Filosofia (I, 2, 1909). Se conoce que en el momento de presentar esta memoria ante la Diputación todavía no tenía D’Ors en sus manos el volumen de las actas del congreso de Heidelberg (editado por Th. Elsenhans, Bericht über den III. Internationalen Kongress für Philosophie zu Heidelberg 1. bis 5. September 1908, Carl Winter, Heidelberg, 1909), en cuyas páginas 751-757 y 1125-1135 aparecen publicadas en francés ambas comunicaciones.
Estos dos textos de D’Ors son importantes, en particular para evaluar su peculiar relación con el pragmatismo y porque puede decirse que en ellos se encuentran en germen buena parte de las ideas que D’Ors irá desarrollando a lo largo de su trayectoria intelectual (Torregrosa 2003, p. 93). Merece la pena quizá prestar atención a la breve introducción con la que D’Ors presenta los dos trabajos. Después de recapitular la información correspondiente a la memoria del concurso y a la del primer semestre, explica: «Hoy en esta segunda memoria, comenzamos a seguir el plan delineado en la primera, resumiendo los resultados de nuestras investigaciones en dos cuestiones introductorias a la lógica: las de la relación entre la actividad científica y las actividades estéticas y religiosas, desde el punto de vista de la acción». De hecho, en la cubierta del primer artículo aparece «Primer estudio: arte y ciencia» y en la del segundo: «Segundo estudio: religión y ciencia». Explica D’Ors en la introducción a propósito del primero que «en él se hace una crítica del moderno pragmatismo mostrando cómo interviene en la génesis de la ciencia humana, al lado de la necesidad, factor práctico, el juego, factor estético». De la segunda comunicación explica que «intenta mostrar los límites forzosos del determinismo científico cuando pretende estudiar la religión considerándola como un fenómeno psicológico. Había interés en puntualizar esto –añade– teniendo en cuenta las tendencias que, procedentes del protestantismo liberal, se han extendido últimamente en el campo de la filosofía y han sido vulgarizadas por William James».
Cierra su introducción Eugenio d’Ors afirmando que estos dos trabajos se constituyen «como una introducción a los estudios de la lógica, colocando los problemas filosóficos sobre la ciencia en el lugar que creemos les corresponde, al lado de los problemas sobre la religión y el arte. La próxima memoria contendrá los trabajos referentes a la constitución de la lógica dentro de estos límites».
Al lector actual le impresionan la audacia intelectual y brillantez con la que el joven D’Ors afronta la crítica del positivismo decimonónico, a la vez que advierte los límites del logicismo matemático en aquellos momentos floreciente en Europa. D’Ors descubre que el pragmatismo norteamericano es un aliado suyo y aspira a superarlo al destacar la dimensión estética que es siempre irreductible a lo cuantitativo: si se pretende «medir la ciencia solo por los resultados prácticos que proporciona, aparece siempre un residuo de naturaleza estética que escapa a esa medida» (Torregrosa, 2003, p. 82).
V. TRABAJOS PARA LA CONSTITUCIÓN DE LA LÓGICA BIOLÓGICA (PARÍS, ENERO DE 1910)
La última memoria compilada en el legajo 2283 del Arxiu Històric está fechada en París en enero de 1910 y lleva por título Trabajos para la constitución de la lógica biológica. Memoria correspondiente al III semestre de la misión concedida por la Excma. Diputación de Barcelona. Es la más breve de todas. Está constituida por una introducción, una separata del artículo «Nota sobre la fórmula biológica de la lógica», publicado en francés en Archives de Neurologie (I, 1910) y el resumen de tres de las lecciones sobre «La lógica como un fenómeno diastásico», impartidas en Barcelona en abril de 1909, tal como apareció en la publicación de Estudis Universitaris Catalans (III, 1909, pp. 179-180)[3].
Merece la pena transcribir la explicación que el propio D’Ors aporta en la introducción acerca de la relevancia de este material:
La memoria adjunta resume los trabajos realizados por el autor en la investigación de una fórmula científica que permita la inclusión de la lógica dentro del campo de la biología, y el estudio de aquella según los métodos de esta. Fácilmente se comprende la trascendencia que esta inclusión puede tener en ciencia y en filosofía.
En una de las comunicaciones presentadas en el III Congreso de Filosofía y que constituyeron el objeto de su memoria anterior a la Diputación de Barcelona, señalaba el autor la paradoja fundamental que encontramos en la lógica para su reconstitución según el espíritu filosófico moderno. Esta, que podríamos llamar «la paradoja de lo normativo» –porque, realmente, se repite en todos los campos de lo normativo: moral, estética, lógica– se formula así: «El hombre es la medida de los productos de su actividad; pero estos, a su vez, imponen reglas a la actividad humana». Concretándose en lo lógico, los hechos en apariencia contrarios son estos: «El hombre crea las normas lógicas; las normas lógicas, sin embargo, imponen obligaciones al hombre».
El autor ha creído, y sus trabajos realizados en los últimos meses en París y en Ginebra cree que le permiten demostrarlo, que este segundo hecho de la imposición de una lógica está incluido dentro del primero, de la creación humana de una lógica. En la memoria adjunta el carácter impositivo de estos productos humanos es biológicamente demostrado útil, más aún, indispensable para la permanencia en la vida, del individuo y de la especie.
El detalle de las investigaciones que lo han conducido hasta esta conclusión ha sido dado por el autor en unas conferencias que, formando parte de su curso de Lógica y Metodología de las Ciencias de los Estudios Universitarios Catalanes, han tenido lugar en Barcelona el mes de abril.
No es posible aquí adentrarse en la fascinante defensa que hace D’Ors de la lógica como fenómeno biológico, esto es, de la inserción de la razón en la vida: la lógica es una creación humana que se demuestra indispensable para la vida. Como escribe Eusebi Colomer (1984, p. 47), «la primacía de la razón es indiscutible, pero es la primacía de una razón inscrita en la vida». Y añade a renglón seguido: «“Por sus frutos los conoceréis”, dice el Evangelio. Si algo no sirve para lo que habría de servir, hay que rechazarlo. Esta, piensa D’Ors, es la lección que se desprende del pragmatismo».
VI. CONCLUSIÓN
De hecho, en febrero de 1910 Eugenio d’Ors solicitará desde París una prórroga de seis meses de la pensión de la Diputación. En su solicitud describe con cierto detalle su actividad académica e investigadora desarrollada en los dos años precedentes, gracias a la pensión recibida (Pérez i Flores 2014, pp. 90-94). La Comisión Provincial en su sesión del 23 de marzo le concederá una prórroga de la pensión hasta el 31 de diciembre, sin que figure obligación de presentar una memoria ulterior. Ambos documentos se conservan en el legajo 2282 del Arxiu Històric.
Al final de estas páginas, puede uno preguntarse cuál es realmente el valor de las memorias. Para mí es muy grande porque reflejan bien el pensamiento del joven D’Ors –todavía no ha cumplido los 30 años– y porque en ellas se encuentra el germen de buena parte de su producción ulterior. Para quien descarte estas memorias por considerarlas un mero requisito burocrático, le iría bien recordar lo que el propio Eugenio d’Ors escribe a Joan Maragall el 1 de marzo de 1909 a este respecto:
He estado hasta hace poco escribiendo a toda máquina la primera de las memorias semestrales a que me obliga mi pensión de la Diputación, y que ya venía retrasada desde el año nuevo. Trabajo triste este, porque uno pone –¡a pesar de todas las precauciones!– esfuerzo, espíritu y amor en una cosa que no va a leer nadie… Y no hay remedio. He intentado hacerlo de otro modo: he intentado rellenar maquinalmente un centenar de páginas que han de pudrirse en los archivos provinciales y no he podido. Un extraño imperativo de escrúpulo me obliga en todo instante a hacer las cosas más odiosas con tanta atención como si de ellas dependiera la salvación de mi alma o la suerte de la ciudad. Solo la presión del tiempo puede darme algunas tolerancias (Cacho Viu, 1987, p. 187).