Con esto se puede cerrar el largo apólogo que es la obra de Alice Munro. La vida es algo de lo que tenemos dispersas noticias que no construyen un sentido ni revelan ningún sentido dado de antemano. Nada trascendente nos proporciona ninguna certidumbre y lo aceptamos estoicamente porque estamos acostumbrados a vivir dentro de los límites que suponemos impuestos por la vida misma, evitando todo patetismo y toda angustia salvo cuando se nos imponga algún evento accidental y traumático. Sólo estamos seguros de que vamos a morir, en tanto sostenemos una expectativa de felicidad y cultivamos cierta fe en la experiencia, incluida la inocente banalidad de nuestros sueños. Necesitamos estar de alguna manera con los muertos, pues ya son lo que seremos. Con este escaso atisbo de tarea, sumado a un modestísimo instrumental de trabajo y, a pesar del sinsentido, la vida es memorable y la literatura nos ofrece su prueba de convicción. Memorable lo supuestamente acaecido, memorable quien lo cuenta, memorable quien lo lee y lo recuerda.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]BIBLIOGRAFÍA
· Munro, Alice. Secretos a voces, traducción de Flora Casas Debolsillo, Barcelona, 2016.
–. La vista desde Castle Rock, traducción de Isabel Ferrer y Carlos Milla, Debolsillo, Barcelona, 2015.
–. Amistad de juventud, traducción de Esperanza Pérez, Debolsillo, Barcelona, 2014.
–. Las lunas de Júpiter, traducción de Esperanza Pérez, Debolsillo, Barcelona, 2014.