NOTAS
1 La comparación ha de hacerse, naturalmente, con circunspección. Pero lo que no cabe negar en ambos casos es el rol decisivo de los intelectuales. Cfr. Fejtö, La Révolte de la Hongrie, introducción (pp. 755-782) al número especial de «Les Temps Modernes», nov.-dic. 1956 – ene.1957.
2 Formalmente la Segunda República se extiende hasta la derrota definitiva en abril de 1939, pero naturalmente bajo un clima de Guerra Civil.
3 Cfr. la clásica reconstrucción de G. Brennan, The Spanish Labyrinth. An Account of the Social and Political Background of the Civil War (1943).
4 Cfr. De Felice, Mussolini il Duce. Lo Stato totalitario, cit., p. 359. Ya uno de los primeros historiadores de las causas del conflicto observaba que la clave ideológica en el plano interno e internacional era insuficiente para esclarecer la complejidad de los acontecimientos, cfr. E. Allison Peers, The Spanish Tragedy 1930-1936. Dictatorship, Republic, Chaos, Methuen, London 1936, pp. 218 ss.
5 La muerte de Lorca se convirtió enseguida en todo el mundo en una bandera de la causa republicana. Mucho menos conocidas son las represalias que llevaron a los fusilamientos en el Escorial (el 15 de agosto de 1936) y Paracuellos de Jarama (el 7 de noviembre de 1936) de unos 2.000 rehenes elegidos sobre todo de entre la intelligentsia «burguesa». Cayeron decenas de científicos, profesores universitarios y periodistas; entre ellos, el templado y apolítico comediógrafo Pedro Muñoz Seca, culpable de haber divertido a tres generaciones de españoles.
6 C. Cockburn, In Time of Trouble. An Autobiography, Hart-Davis, London 1956, p.238. Véase todo el excelente último capítulo Crisis and Champagne (pp.225-250). Por otro lado, es él quien pasa a la historia por haber inventado entonces la expresión champagne socialist, equivalente a la anglosajona radical-chic.
7 La literatura crítica, diarística y panfletaria sobre la guerra de España es interminable. El repertorio compilado por J. García Duran (Bibliography of the Spanish Civil War. 1936-1939, El siglo ilustrado, Montevideo, 1964) comprendía 6.248 voces, que mientras tanto probablemente se hayan duplicado o triplicado. En tiempos más recientes, análisis notables y en profundidad han aparecido sobre todo en la España postfranquista, sin tener en cuenta adaptaciones narrativas y cinematográficas, en ocasiones muy arbitrarias. Para los intelectuales, una obra de referencia –no exenta de incendiarias polémicas– es la de A. Trapiello, Las armas y las letras. Literatura y guerra civil (1936-1939), ed. revisada, Destino, Barcelona, 2010.
8 Numerosos pilotos presentes en la España republicana, entre los cuales se encontraba el comunista italiano Primo Gibelli –que ya había emigrado a la URSS–, rehusaron combatir en el Escuadrilla España de Malraux, compuesta en gran medida por mercenarios reclutados a muy alto precio, que ya desde finales del 1936 fueron apartados por infracciones disciplinarias o penales.
9 Cfr. La documentada reconstrucción de S. Mensurati Il bombardamento di Guernica. La verità tra due leggende, Ideazione, Roma, 2004.
10 La escena, que tiene lugar el 12 de octubre de 1936 –aniversario del descubrimiento de América, entonces el denominado Día de la Raza y después Día de la Hispanidad– en la Universidad de Salamanca, ha ofrecido material para muchas versiones. Su único punto común es la confusión que reinó aquel día. Según la versión al día de hoy más fiable, el general habría gritado: «¡Muera la intelectualidad traidora!». No era mucho mejor, pero diferente. En cuanto a Unamuno, tras su noble intervención, prefirió mantenerse fuera de la contienda. Se quedó en Salamanca, territorio franquista, en un blando régimen de arresto domiciliario hasta su muerte, dos meses más tarde.
11 El miliciano ha sido identificado –se llamaba Frederico Borrell García– y aparece en fotos precedentes de Capa en actitud de combate en Cerro Muriano, en el frente de Córdoba. Los argumentos a favor de la autenticidad han sido expuestos por R. Whelan en Proving that RC’s «Falling Soldier» is Genuine: a Detective Story (www.pbs.org/wnet/americanmasters/). Después uno de los principales acusadores de Capa llegará a sostener que el miliciano habría muerto en el transcurso de una falsa batalla, que habría provocado una verdadera y mortal respuesta por parte de las filas nacionalistas: Cfr. J. Marz, From R.C’s Dying Republican Soldier: Reflections on Digitalization and Credibility (www.zonezero.com/magazine).
12 Se atribuye en efecto la invención al general Emilio Mola, que declaró tener a su disposición cuatro columnas que asediaban Madrid y una quinta en el interior de la ciudad (Cfr. Brewer’s Dictionary of 20th Century Phrase and Fable, London, Cassell, 1996, p. 195): de ahí deriva el sustantivo quintacolumnista de uso frecuente en el mundo hispánico. Existe aun así una atribución precedente, que designa como quinta columna unidades de élite como las creadas por Trotski durante la revolución y la guerra civil en Rusia.
13 Cfr. La puesta a punto de L. Garruccio (L. Incisa di Camerana), Spagna senza miti, Mursia, Milano 1968, primera parte.
14 Orwell, «Looking Back on the Spanish War» (post. 1953) en Homage to Catalonia (1938), Penguin, London, 1969, pp. 236, 243. Cfr. también J. Meyers, Orwell, cit., pp.139-177.
15 A. Kantorowicz, Deutsches Tagebuch. Erster Teil, Kindler, München, 1959, p. 389.
16 P. Neruda, Confesso che ho vissuto, trad. it. SugarCo, Milano, 1976, pp. 156-163.
17 Sartre, Les Chemins de la Liberté, I: L’age de raison, Gallimard, París, 1945, cap. VIII.
18 Spender, World within World, cit., p. 238-247; Symons, The Thirties, cit., pp. 136-148.
19 Reencontramos aquí las consideraciones de A. Garosci, Gli intellettuali e la guerra di Spagna, Einaudi, Turín, 1959, espec. p. 433 ss. Para un punto de vista reciente, en parte diferente (sobre todo del nuestro): Cfr. A. d’Orsi, Guernica 1937. Le bombe, la barbarie, la menzogna, Donzelli, Roma 2007, que es en realidad un análisis de las relaciones entre intelectuales y Guerra Civil más amplia de cuanto sugiere el título.
20 Nótese que al menos en este punto, aún con acento bien diferente, el antiestalinista Orwell no pensaba diferente.
21 F. Jellinek, The Civil War in Spain, The Left Book Club, Gollancz, London 1938, pp. 14, 124-125.
22 Les Brigades Internationales. L’aide étrangère aux rouges espagnols, Bureau d’Information Espagnol, Madrid, 1948, pp. 81, 58-59.
23 N. Chiaromonte, «Malraux e il demone dell’azione», in Credere e non credere, n. ed. Il Mulino, Bologna, 1993.
24 No fue siempre así. Luis Buñuel cuenta en sus memorias que algunos obreros anarquistas cargaron en un camión la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, la llevaron a 20 kilómetros de Madrid, formaron un pelotón de ejecución y la fusilaron en toda regla. Cfr. Dei miei sospiri estremi, trad. it., SE, 1991, Milano, p. 164.
25 A. Malraux, L’Espoir, Gallimard, París, 1939, p. 701. Análisis detallado en M. Serra, Fratelli separati, cit., cap. II.
26 El conmovedor panfleto de Bernanos, Les grands cimetières sous la lune (Plon, París, 1938), es considerado desde hace ochenta años un acto de denuncia del franquismo: esta interpretación nos parece muy parcial y típica de las simplificaciones a las que ha llevado el conflicto. Leyendo con atención, se trata más bien del j’accuse de un creyente legitimista en contra de la Iglesia, las clases pudientes españolas y los generales rebeldes que habían enlodado la causa de Cristo Rey. No hay que olvidar (y, sin embargo, se ha olvidado) que el primogénito del escritor se había enrolado en la Falange con el aplauso del padre. Las masacres ofendían la conciencia del cristiano Bernanos, pero, a sus ojos, sobre todo empujaban a las masas hacia la República atea, materialista, democrática y revolucionaria. Esto sin olvidar la prejudicial, antimasónica y antisemita –en el sentido que el término tenía antes del Holocausto para una amplia categoría de tradicionalistas franceses y europeos– asistido por el «mal maestro» de Bernanos y el publicista Edouard Drumont, autor del malvado panfleto La France juive (1886). He aquí un ejemplo entre tantos: «Ces aristocrates (espagnols) mâtinés de juifs, qui tiennent de leur double origine les formes les plus exquises de la lèpre ou de l’épilepsie, et dont l’absurde égoïsme a perdu la Royauté» (p. 234). Con ello no se quiere disminuir el valor de este documento, sino devolverlo a su auténtico significado. Para Bernanos, la guerra de España (y más tarde la mundial) no representó ninguna conversión a posiciones progresistas, sino la perversión de los ideales de cierta derecha, mismo motivo que más tarde le hizo preferir a de Gaulle y no a Pétain. Nos podemos además preguntar en qué medida su última gran obra, el oratorio Dialogue des Carmélites (1947-1948), basado en un episodio de la Revolución francesa, no está también inspirada en la persecución anticristiana de la España de la Guerra Civil.
27 Cfr. la detallada publicación del Ufficio Storico, SM del Ejército, La partecipazione italiana alla guerra civile di Spagna (1936-39), por A. Rovighi e F. Stefani, Roma, 1993, 2 vol., y además J.F. Coverdale, I fascisti italiani alla guerra di Spagna, Laterza, Bari, 1977.
28 Enseguida exaltadas por el régimen, cfr. G. Mattioli, L’aviazione legionaria in Spagna, Edizioni L’Aviazione, Roma, 1940. Entre los pilotos combatientes en España se destaca a Bruno Mussolini.
29 «Esta gente se cree que España es Abisinia. No entienden nuestra guerra», se lamentaba Franco. Pero la documentación disponible atestigua que las acusaciones de tacticismo y dispersión de las fuerzas, vertidas sobre todo por el general Roatta contra la estrategia de Franco, eran en general compartidas por el comandante general alemán Faupel, a su vez aborrecido por el «Caudillo». Aun así, a pesar de la compostura formal de las respuestas, las «lecciones» de estrategia militar impartidas por Mussolini fueron casi siempre ignoradas por el «Caudillo».
30 Cfr. Y. de Begnac, Taccuini mussoliniani, de F. Perfetti, Il Mulino, Bologna, 1990, pp. 551-564. Documento precioso, que hay que utilizar siguiendo las precauciones indicadas por el editor.
31 Cfr. Incisa di Camerana, La Chiesa di Spagna: il debito dell’antifranchismo, Nuova Storia Contemporanea, noviembre-diciembre 2005, pp. 69-90.
32 Kriegsentscheidend lo define por ejemplo W.L. Bernecker, Die internationale Dimension des Spanischen Bürgerrkrieges: Intervention und Nichtintervention, «Forum für Geschichte und ihre Quellen» (www.fundus.dr.de). Sobre la aportación cualitativa y no sólo cuantitativa, de la ayuda soviética, bastará con recordar que, entre los 4.000 instructores y comandantes rusos de las tropas republicanas estaban los mejores oficiales de la Armada Roja y varios futuros mariscales y héroes de la Unión Soviética (Malinovski, Rodimtzev, Mereskov, etcétera).
33 En el frente opuesto, el mismo Vidali (Spagna, lunga battaglia, Vangelista, Milano, 1975, pp. 208-18) reconoció que «el éxito no se explotó al máximo» y que las bajas de las Brigadas Internacionales (2.200-2.500 caídos) fueron superiores a aquellas del CTV (en torno a 1.500 caídos). En cuanto a prisioneros y desertores, no sobrepasaron el medio millar de hombres.
34 Va en nuestra dirección la atenta reconstrucción de A. Beevor, The Spanish Civil War, Cassell, London, 1982, n. ed. 2004, pp.228-32, que subraya la «well-conducted retreat» de la División Littorio frente a las superiores fuerzas soviéticas. El autor –que, como diversos historiadores ingleses, tiene una sólida formación en cuestiones militares y ha sido oficial de carrera– estima las bajas del CTV en las dos batallas en torno a 5.000 hombres. La única nota concierne a la edición del texto, donde se indica varias veces febrero en lugar de marzo.
35 Lo reconoce implícitamente un exponente comunista (A. Donini, Sessant’anni di militanza comunista, Teti, Milano 1988, pp. 69-72) al precisar cómo, tras Guadalajara, el Batallón Garibaldi ascendió a brigada.
36 Como también revela Beevor, la leyenda fue alimentada por los nacionalistas para justificar la modesta prueba de la División Soria, bajo el mando del general Moscardó. La división fue probablemente retenida tras las líneas para evitar que los italianos marcharan los primeros sobre Madrid.
37 Gambetti, Gli anni che scottano, cit., p. 268.
38 De Begnac, op.cit., p. 552.
39 La reconstrucción más documentada desde una perspectiva histórico-militar sobre la intervención italiana es la de L. Ceva, Spagna 1936-1939, Franco Angeli, Milano, 2010.
40 J. Semprún, Federico Sánchez vous salue bien, Grasset, 1993, París, p. 46.
41 Don Carlos, IV, XI. Para combatir la «herejía» Franco no vacilará, ni siquiera después de la guerra, en usar métodos despiadados: no son aún definitivos los datos sobre la represión de los años 1940-1960, durante los cuales decenas de miles de opositores fueron condenados a muerte o a trabajos forzados en las fábricas, en las minas o en las tierras de los latifundistas, mientras a sus familias se las privaba de la mínima protección social.

42 Realizó una velada y atormentada autocrítica en la novela Le Furie (1963).
43 Cfr. M. Serra, Malaparte. Vite e leggende, cit., pp.253-256.
44 V. Lilli, Racconti di una guerra, Bompiani, Milano, 1941, pp. 7-15.
45 Citamos a Paolo Sighinolfi (Spagna in fiamme! Todo o nada, 1936), Renzo Segala (Trincee di Spagna. Con i legionari alla difesa della civiltà, 1937), Giuseppe Rasi (L’inferno spagnolo, 1937), Pier Angelo Soldini (Duri a morire. La guerra legionaria in Spagna, 1939), Alberto Bargelesi (L’epopea dell’Alcazar, 1942), y algún otro ejemplo de posguerra como I Legionari. Spagna 1936-39 de Renzo Lodoli. No faltan las voces femeninas como Giulia D’Arienzo (Madrid, mesi di incubo, 1937).
46 Cfr. Los volúmenes de Ambrogio Bollati y Giulio Del Bono (La guerra di Spagna. Sintesi político-militare, 1939), Emilio Faldella (Venti mesi di guerra in Spagna, 1939), Arrigo Solmi (Lo Stato nuovo nella Spagna di Franco, 1940), y, aunque con alguna que otra revisión posbélica, las interesantes memorias de Roberto Cantalupo, representante diplomático ante el Gobierno nacionalista en la primera fase del conflicto, convertido rápidamente en persona non grata para Franco y para Ciano (Fu la Spagna. Ambasciatore presso Franco, 1948).
47 Generale F. Belforte, La guerra civile in Spagna. Vol. II: Gli interventi stranieri nella Spagna rossa, ISPI, Milano, 1938, pp. 114 ss. Esta publicación, evidentemente basada en los datos de los servicios de información militares, muestra un elevado nivel de conocimiento de la ayuda bélica aportada a la España republicana y de su finalidad política.
48 Cfr. «Spagna veloce e toro futurista», in Teoria e invenzione futurista, cit., pp. 1013-50, spec. 1037.
49 Las memorias del escritor y actor J. L. de Vilallonga, grande de España, merecen atención a este respecto. Mucho menos cuando habla de su presunto rol de oficial de enlace con las tropas italianas, Cfr. Memorias no autorizadas. I, La cruda y tierna verdad, Debolsillo, Barcelona, 2000.
50 Cfr. Gli anni che scottano, cit., pp. 279-81.
51 En las bibliografías de Lajolo por lo general se omite la novela L’ultima rivoluzione (Barulli, Osimo 1940), igualmente dedicada a la guerra civil española. De ella poseemos una rarísima copia.
52 Einaudi había iniciado la publicación de la opera omnia de Delfini, que fue interrumpida después de dos volúmenes de diarios y cuentos (entre los cuales se encontraba el citado Ricordo). En torno a la figura del escritor, cfr. E. Serra, Antonio Delfini, Nuova Antologia, n. 2228, ottobre-dicembre 2003, pp. 141-51.
53 Un volumen conmemorativo –Le Brigate internazionali. La solidarietà dei popoli con la Repubblica spagnola 1936-1939, ed. it. La Pietra, Milano 1976, pp. 174-90–, editado por un comité internacional de redacción constituido en Moscú en enero de 1970, ofrece datos más elevados: en torno a 5.000 voluntarios italianos, entre los cuales se contaban 1.822 comunistas, 137 socialistas, 124 anarquistas, 55 militantes de otros partidos y el resto sin partido. Más de la mitad de los voluntarios eran obreros.
54 Entre ellos, el ya mencionado Primo Gibelli, héroe de la Unión Soviética, que se estrelló en las cercanías de Madrid en 1936.
55 Longo ha dejado un volumen de recuerdos bastante gris: Le brigate internazionali in Spagna, Editori riuniti, Roma 1956, n. ed.1972 –reelaboración de un texto publicado en 1938 en París bajo la firma de Gallo, Un anno di guerra in Spagna–.
56 Con su nombre de batalla, Noce firmó numerosos opúsculos reunidos treinta años después en la antología Garibaldini in Spagna (Feltrinelli, Milano, 1966). Notable su autobiografía: Rivoluzionaria di professione (La Pietra, Milano, 1974).
57 Cfr. el documentado prefacio de Fernando Mezzetti en la edición italiana a su cargo del libro de L. Mercader y G. Sánchez, Mio fratello l’assassino di Trotskij, Utet, Turín, 2005. Vidali es una figura en la que resulta difícil distinguir entre historia y leyenda, también porque, después de mucho callar y disimular, transcurrió los últimos años de su vida ya lejos (y alejado) de la política, publicando un aluvión de escritos y recuerdos. Citamos: Il Quinto Reggimento, La Pietra, Milano 1972; Milicia Popular, ibíd., 1973; Patria o muerte. ¡Venceremos!, Vangelista, Milano, 1973; La caduta della Repubblica, ibíd., 1979.
58 Cfr. el compendio Guerra di classe in Spagna, n. ed. RL, 1971, Pistoia. Su archivo (archivioberneri@hotmail.com), depositado en la loable biblioteca municipal Panizzi de Reggio Emilia, se ha convertido en el núcleo de una importante colección de documentos sobre el movimiento anarquista mundial.
59 Del mismo autor véase: Spagna, (1958), n. ed. Sugar, Milano, 1976. Nenni. Aun reconociendo en esta obra tardía los disensos en el interior del núcleo antifascista, el autor permanecerá ligado a la idea del frente único para la libertad de España. Vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de Exteriores en los primeros gobiernos de centro-izquierda en los años sesenta, Nenni provocó algún que otro aprieto diplomático cuando rehusó recibir al embajador español en Roma, mientras que seguía recibiendo a los emisarios de la oposición antifranquista en el exilio.
60 Pacciardi, tras pasar por Suiza, publicó un libro en el que denunciaba el sectarismo comunista: Il battaglione Garibaldi (Lugano, 1938). El PCI atribuyó hasta el final la victoria de Guadalajara a la iniciativa del segundo de Pacciardi, el obrero Ilio Barontini. En efecto, Pacciardi fue herido poco antes en la batalla del Jarama y tuvo que dejar provisionalmente el comando del Batallón. Sin embargo, otro autor comunista, Donini, le reconocería el mérito de haber guiado a los garibaldinos (Sessant’anni, cit., p. 70). Véase también el pulcro testimonio de otro combatiente garibaldino: G. Braccialarghe, Diario spagnolo, SEGE, Roma, 1982.
61 Cfr. la acusación de R. Mieli, Togliatti 1937 (Rizzoli, Milano, 1974), que suscitó muchas polémicas por su aparición, pero que parece que no recibió recusaciones convincentes. Comparece en algunas bibliografías un volumen firmado por M. Ercoli, The Spanish Revolution (New York, 1936), que no hemos logrado encontrar.
62 Cfr. FS Nitti, Il maggiore è rosso, Edizioni Avanti, Milano, 1953; Id., Séquestrés de Collioure, Mare Nostrum, Perpignan, 2003; Id. Chevaux 8. Hommes 70. 3 juillet 1944. Le train fantôme, ibid., 2005.
63 Cfr. las biografías de P. Cacucci Tina (Interno Giallo, Milano, 1991) y de L. Argenteri Tina Modotti: Between Art and Revolution (Yale University Press, 2003), además de la página web que le dedica su ciudad natal, Udine: www.comitatomodotti.it.
64 Nótese la importancia de la contribución de los judíos italianos a la batalla por la España republicana: Chiaromonte, Garosci, Valiani, Jacchia, Alli, etcétera. En el otro bando, hay que recordar también al pluricondecorado teniente Morpurgo, de la División Littorio, que se inmoló en una misión suicida después de enterarse de que en Italia habían sido introducidas las leyes raciales.
65 Véase el tomo segundo de la opera omnia: Scritti dell’esilio II. Dallo scioglimento della concentrazione antifascista alla guerra di Spagna (1934-37), a cargo de C. Casucci (Einaudi, 1996, Turín).
66 Las circunstancias de la muerte de los hermanos Rosselli –revisitados literariamente por el primo Alberto Moravia en la novela Il Conformista (1951), en la que se basó veinte años después la película homónima de Bernardo Bertolucci– están hoy día comprobadas. No puede decirse lo mismo de quienes ordenaron el crimen. Entre las muchas reconstrucciones, se señala aquella tan ponderosa de F. Bandini: Il cono d’ombra. Chi armò la mano degli assassini dei fratelli Rosselli (SugarCo, Milano, 1990).
67 C. Colombo, Storia del Partito Comunista Spagnolo, Teti, 1972, prefacio de V. Vidali. El autor, Colombino, veterano de la Guerra Civil y exponente del PCI, donó un importante fondo documental al Instituto Gramsci. Para un punto de vista exactamente opuesto –es decir, centrado en la denuncia de la «contrarrevolución estalinista» y realizado por un militante anarquista–, véase G. Leval, Espagne libertaire (1936-1939) (Editions du Cercle, Bar-le-Duc, 1971).
68 No obstante, a día de hoy, la página web de una importante asociación de veteranos ignora incluso el nombre de Pacciardi, soslaya al incómodo Vidali y cita a Berneri sin especificar las circunstancias de su muerte. Cfr. AICVAS (Associazione Italiana Combattenti Volontari Antifascisti in Spagna, www.memoriedispagna.org), que cuenta entre sus promotores con Giovanni Pesce, el exgappista autor de Un garibaldino in Spagna (Editori Riuniti, Roma, 1955).
69 Sintomático, una vez más, es el caso de Pacciardi que en una recopilación de discursos e intervenciones políticas, no por casualidad titulada Da Madrid a Madrid (Barulli, Roma, 1975), atribuye la «persecución judicial» de la que fue víctima en los años setenta a la venganza comunista madurada entonces. Un antecedente es el caso de Edgardo Sogno, durante la Resistencia.
70 Chiaromonte, Spagna. «La guerra», en Il tarlo della coscienza, Il Mulino, Bologna, 1992, pp. 49-56.
71 Cokburn, In Time of Trouble, cit., p. 239.
72 Bello libro y bellísimo título: I Couldn’t Paint Golden Angels. Sixty Years of Commonplace Life and Anarchist Agitation, AK Press, Londres, 1996.
73 N. Cunard, «Authors Take Sides on the Spanish War», en The Left Review, Londres, 1937. El pequeño volumen ha sido impreso nuevamente por C. Woolf (Londres, 2001).
74 Koestler, The Invisible Writing, Danube Edition, Londres, Hutchinson, 1969, pp. 398-399.
75 K. Rosenfelder, Der Spanische Bürgerkrieg von 1936-1939 im Spiegel der englischen Dichtung, Aku-Fotodruck, Zürich, 1974, pp. 101-123; S. Weintraub, The Last Great Cause. The lntellectuals and the Spanish Civil War, Allen, Nueva York-Londres, 1968, pp. 160-178.
76 Q. Bell, Virginia Woolf, II: Mrs Woolf, 1912-1941, The Hogarth Press, Londres, 1976, pp. 255-259.
77 Nombre del exsecretario del Partido Comunista Alemán, entonces prisionero de los nazis. Perecerá en 1944 en el campo de concentración de Buchenwald.
78 E. Romilly, Boadilla, introducción y notas de H. Thomas, TBS, Londres, 1971. Trad. it.: Boadilla. La mia Guerra di Spagna, Einaudi, Turín, 1974, pp. 15, 33-34, 38, 102, 162, 164, 141, 168-169, 58, 165.
79 Sobre la estancia de Campbell en Italia, Cfr. J. Pearce, Bloomsbury and Beyond, cit., pp. 215-223.
80 Campbell, Light on a Dark Horse. An Autobiography, Penguin, Londres, 1951, 1971, pp. 322-351; Rosenfelder, op. cit., pp. 254-276; Southworth, op. cit., pp. 113-124.
81 Wyndham Lewis, The Revenge for Love, Cassell, Londres, 1937, pp. 163, 252. Una representación más melancólica que corrosiva del confuso idealismo de muchos jóvenes voluntarios angloamericanos se encuentra en el personaje de Pete (A. Huxley, After Many a Summer, Chatto and Windus, Londres, 1939).
82 Una antología de escritos de Kolzov fue publicada en Moscú en el clima del deshielo kruscioviano (1957). Una selección de Ispanskie Reportagy, de Erenburg, apareció en la Agentstva Pečati Novosti (Moscú, 1986, pp. 207-219), además de un informe sobre el Congreso de Escritores de Madrid y el texto del discurso de Erenburg.
83 A. József, «März 1937», en Ungarische Dichtung, Corvina, Budapest-Berlín,1970.
84 Para una interpretación de Ortega como precursor de la Falange, véase: B. Nellessen, La rivoluzione proibita. Ascesa e tramonto della Falange, trad. it., Volpe, Roma, 1965.
85 Le debemos esta fórmula lapidaria sobre el final sin gloria de la Sociedad de las Naciones: «No es la Sociedad de las Naciones que ha fallado, sino las naciones de la sociedad.»
86 S. De Madariaga, Spain, Benn, Londres, 1930, pp. 429-467.
87 Brasillach y Bardèche, Histoire de la guerre d’Espagne, cit. p. 437; sobre Gilles, de Drieu La Rochelle, véase: M. Serra, La Francia di Vichy, cit., Apéndice. 88 C. Du Bos, Journal IX (Avril 1934-Février 1939), La Colombe, París, 1961, con fecha de 22 de septiembre 1938, pp. 213 ss. Y en pp.224 ss.
89 En su libro-entrevista con J. d’Ormesson: Tant que vous penserez à moi. Entretiens (1968), n. ed., París, Grasset, 1992.
90 El pacifismo integral, humanista y en absoluto fascista de Gioni fue a menudo incomprendido y tergiversado. Véanse los textos seleccionados en: Giono, Précisions. Ecrits pacifistes, Idées-Gallimard, París, 1978.
91 H. Godard, Album Giono, iconographie réunie et commentée, La Pléiade, París, 1980, pp.148-150. Y el 30 septiembre le siguió un nuevo telegrama también ingenuo: «¡Queremos que Francia tome de inmediato la iniciativa de un desarme universal!».
92 Prokosch, Voices, cit., p.131, 115.